El día en que Elba Esther Gordillo viajó a África para cambiar su suerte con el ritual vudú más peligroso

Diversas figuras de la esfera política en México han establecido lazos con individuos relacionados con prácticas esotéricas, como la brujería y el chamanismo, buscando protección o una vía para acceder al poder. Estas relaciones con exponentes de lo oculto han influido no sólo en sus trayectorias personales, sino también en el entramado social de México, donde han ejercido su mando apoyados por consejeros espirituales.

En el libro “Los brujos del poder: Nuevo compendio del ocultismo y esoterismo en la política”, el periodista José Gil Olmos analiza casos de políticos que han recurrido al esoterismo, tanto nacionales como internacionales, destacando entre ellos la figura de Elba Esther Gordillo, exlíderesa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

José Gil Olmos relata en uno de los capítulos de su libro que cuando Ernesto Zedillo asumió la presidencia de México en 1994 el mandatario planeó hacer una auditoría a Elba Esther Gordillo, quien en ese entonces apenas llevaba cinco años frente al SNTE.

Aterrada, la entonces líder sindical ―quien a decir de Olmos ya tenía un fuerte vínculo con la santería― dijo a sus colaboradores más cercanos que todos realizarían un viaje de emergencia a África. Este episodio marcaría uno de los pasajes más impactantes de su vida.

Gordillo primero se dirigió a Marruecos, en donde un lector de caracoles le dio las instrucciones precisas de dónde, con quién y qué trabajo debía realizar para evitar le sucedieran cosas malas. Para ello la Maestra llevaba consigo la carta astral del presidente, fotografías de todos los perfiles del mandatario de diversos tamaños.

Su siguiente destino sería Nigeria, en donde un brujo mayor tendría que llevar a cabo el trabajo más peligroso del vudú: el sacrificio de un león vivo. El ritual, según el excolaborador que contó la historia al periodista, le costó 45 mil dólares.

De acuerdo con el relato de Gil Olmos, el brujo le indicó al grupo que regresaran al día siguiente, pues primero tendría que cazar un león macho, activo en procreación que hubiera pasado ya el 70% de su vida pero con la dentadura completa.

Al día siguiente la exlideresa llegó con las indicaciones que le había dado el brujo: sin bañarse, sin dejar caer uno solo de sus cabellos y con un cambio de ropa.

Entonces el brujo explicó que el león tenía que ser torturado y degollado para que no muriera tan rápido; luego le quitarían la piel, la Maestra se la colocaría y el brujo iniciaría el ritual para pasarle toda la energía y coraje del animal; luego se bañaría en su sangre y vísceras.

Gil Olmos señala que entre 10 personas comenzaron a quitarle la piel entre todos, le enterraron un cuchillo en el ojo y recolectaron la sangre del animal. Luego metieron a gordillo a una choza de paja y barro y, sin quitarle la ropa, le empezaron a untar los testículos del animal, las vísceras y la sangre, le amarraron la piel de la fiera y con las pezuñas le dibujaron diversos signos, ello mientras el brujo realizaba diversos cánticos.

Al cabo de una hora, cuando el brujo se caía de cansancio, colocaron a Gordillo en una especie de pedestal, tomó una foto del presidente, abrazó el retrato y dijo siete veces lo que ella deseaba con dicho ritual para luego desmayarse una hora más.

Según se relata en el libro, el ritual duró alrededor de cuatro horas y hubo un momento en el que la entonces titular del Sindicato estuvo a punto de echar a perder el ritual

“Cuando acabó el ritual el olor era nauseabundo, insoportable. El brujo tomó una actitud de burla, se reía de nosotros”. El informante le dijo al periodista que en realidad se burlaba porque le estaba advirtiendo que el haber hecho ese ritual le costaría con el dolor de un ser querido.

Al día siguiente del ritual, Elba Esther Gordillo recibiría una llamada de la presidencia: “Güerita hermosa, necesito hablar contigo”, habría dicho Zedillo.

El precio que pagó, según su excolaborador, llegó pronto, cuando le notificaron que uno de sus nietos había fallecido, presuntamente cuando quedó atorado en las puertas de un elevador.

En una entrevista con MVS, el autor del libro señaló que la persona que le contó la historia le enseñó boletos, fotos del viaje, y más pruebas que confirman los hechos.

El mismo autor dijo que en el año 2000, cuando cambió su apoyo del PRI al PAN, Elba Esther Gordillo hizo un nuevo ritual en el que supuestamente consiguió fotografías de los dirigentes del magisterio, las echó a una bacinica y las orinó para después repetir: “Te someto a mi orden”.

Elba Esther Gordillo fue detenida el 26 de febrero de 2013 por presuntos delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, esto bajo el sexenio del priista Enrique Peña Nieto. La aprehensión tuvo lugar en el aeropuerto de Toluca, al regresar de un viaje desde San Diego, California.

La acusación se centró en el desvío de fondos del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) por un monto aproximado de 2,000 millones de pesos.

Tras su detención, Gordillo fue trasladada a la prisión femenil de Santa Martha Acatitla en Ciudad de México. Posteriormente, por motivos de salud, se le concedió arresto domiciliario.

Finalmente, el 8 de agosto de 2018, antes de que Andrés Manuel López Obrador tomara posesión del cargo de la presidencia, un tribunal federal determinó la absolución de Elba Esther Gordillo debido a falta de pruebas y alegatos de violaciones al debido proceso, lo que resultó en su liberación.

A sus 78 años, la Maestra se ha mantenido alejada de los reflectores, pero no así sus familiares, como es el caso de su yerno Fernando González, quien sigue dentro de la política con su organización Movimiento Nacional Progresista antes Redes Sociales Progresistas, que operó a favor de AMLO.