Quién fue y qué pasó con el arriero que encontró a los sobrevivientes de La Sociedad de la Nieve

Fue un 22 de diciembre 1972 cuando el hombre de nacionalidad chilena encontró a Canessa y Parrado a orillas del rio Barroso

Rober Canessa y Fernando Parrado con Sergio Catalán tras ser encontrados (Archivo)

La película sobre el accidente ocurrido en la cordillera de los Andes, que fue recientemente estrenada en Netflix bajo el nombre de La Sociedad de la Nieve, se encuentra en boca de todos debido a la increíble fidelidad y humanismo con el que retrata la increíble historia de los 16 sobrevivientes del trágico percance ocurrido en 1972.

Es por esta razón que muchas nueva información está saliendo a la luz, tales como nuevas anécdotas o partes de la historia que habían quedado en el olvido hasta ahora.

Y es justamente una de esas historias la que contamos aquí, la de un personaje que aparece apenas escasos minutos en la película pero que marcó para siempre la vida de los sobrevivientes, al ser la persona que, sin buscarlo, determinó el destino de los jóvenes.

Se trata de un personaje poco conocido, pero central en la historia, la del arriero que encontró a Roberto Canessa y Fernando Parrado y que les brindó una nueva oportunidad de vivir.

Su nombre era Sergio Hilario Catalán Martínez, aunque fue recordado simplemente como Sergio Catalán.

Catalán siendo entrevistado tras el rescate (Archivo)

El héroe del sombrero

Para él, la vida quiso que aquel 22 de diciembre, en compañía de su hijo, llevará a sus ovejas a beber agua justo a aquel punto del río Barroso, ubicado al pie de los andes.

El hombre era de un pequeño pueblo chileno, ubicado a unos 100 kilómetros de distancia de donde se encontró con los sobrevivientes, llamado Puente Negro.

En aquel tiempo, el lugar contaba apenas con una iglesia, una tienda, una aduana, una panadería y un retén de carabineros (policías chilenos) que vigilaba a la comunidad.

Fue a ellos a quienes Catalán entregó la nota que los jóvenes le entregaron en una botella, lo cual fue necesario, debido a que los oficiales no creían su disparatad historia a la cual calificaron como la “locura de un borracho”.

Sin embargo, tras leer lo siguiente: “Vengo de un avión que cayó en las montañas. Soy uruguayo. Hace 10 días que estamos caminando. Tengo un amigo herido arriba”, los carabineros no pudieron seguir dudando.

Imagen de la nota entregada a Catalán (Archivo)

A pesar de que tras dar la noticia Catalán pensó que sería olvidado pero que había cumplido con su deber y no esperaba nada a cambio más que la satisfacción de haber ayudado a los sobrevivientes a reencontrarse con sus familias, lo cierto es que estaba equivocado.

“Nos dijeron que lo único que deseaban era volver a sus casas antes de la Navidad. Faltaban tres días para eso”, fue lo que contó sobre los muchachos al ser entrevistado tras el rescate.

Nada más lejano que el olvido para este hombre de origen humilde, quién terminó siendo recordado como héroe en su país y apreciado por todos los sobrevivientes, quienes lo visitaban año con año después del rescate.

La relación con Catalán se mantuvo de manera constante, con visitas anuales por parte de sus conocidos. Cuando en julio de 2007 una artrosis en la cadera derecha le dificultó montar o incluso caminar, fueron ellos quienes financiaron la operación y la adquisición de una prótesis.

Además, le brindaron su apoyo financiero para una segunda operación a la que se sometió en el 2012.

Catalán y Canessa en Chile, en el 2012, tras las operaciones que los sobrevivientes ayudaron a pagar (Archivo)

En el año 2008, fue honrado como ciudadano ilustre de la comuna de San Fernando. Posteriormente, en octubre de 2013, se inauguró el Museo Andes 1972, ubicado en Rincón 619 de la Ciudad Vieja de Montevideo.

Este museo fue creado como tributo a las 29 víctimas que perdieron la vida en la cordillera y a aquellos que arriesgaron sus propias vidas para salvar a los demás.

Además, dentro del museo, se encuentra un espacio cultural conocido como “El arriero”, que le está dedicado especialmente a él.

El 15 de agosto de 2016, durante una visita al museo junto a sus familiares, se descubrió una estatua en su honor, realizada por el escultor Iván Hansen, en la cual porta el emblemático sombrero distintivo de los arrieros chilenos, que lo acompaño a lo largo de su vida y que portaba el día que ocurrió el encuentro.

Sergio Catalán luciendo su emblemático sombrero (Especial)

El hombre falleció el 11 de febrero de 2020 a la edad de 91 años pero su legado permanecerá por siempre.