Lo primero que se debe entender son lo qué representan las picaduras de araña, estas en realidad son mordidas, puesto que las arañas son insectos que poseen mandíbulas y colmillos. Asimismo, las lesiones que provocan en la mayoría de las ocasiones se llegan a confundir con las de otros insectos o con infecciones cutáneas.
En la mayor parte de los casos, dichas mordeduras son inocuas y no producen casi ningún síntoma; sin embargo, hay algunas que pueden llegar a provocar inflamación, molestia y comezón. Solamente existen cierto tipo de arañas ponzoñosas que su veneno es tan poderoso como para poder provocar una sintomatología severa e incluso poner en peligro la vida.
Una de ellas es la araña violinista. Este tipo de arácnido generalmente no ataca, a menos de que sienta agredido. Suele vivir en lugares de los hogares poco frecuentados, ya que se sienten tranquilas, un ejemplo son los libreros, closets, cobertizos y cuartos desordenados o poco utilizados.
Tras una mordedura, es común que los síntomas se intensifiquen al transcurrir siete horas. Los individuos afectados pueden experimentar un dolor agudo no solo en el área de la mordedura, sino también generalizado en todo el cuerpo. Además, es probable que desarrollen fiebre alta acompañada de escalofríos. Uno de los efectos más graves es la necrosis de los tejidos cercanos al punto de la mordedura, lo cual puede resultar en un proceso de cicatrización prolongado y complicado.
Aquellos casos en los que se manifiesta un dolor intenso generalizado, con especial énfasis en el área abdominal, es crucial buscar atención médica de inmediato. Asimismo, si la lesión ulcerosa ocasionada por una mordedura comienza a crecer en tamaño, o si se experimentan dificultades para respirar, es fundamental acudir al área de urgencias. Cabe destacar que ciertas personas son más vulnerables al veneno de algunas arañas, y los síntomas pueden intensificarse peligrosamente, llegando a ser fatales, particularmente en niños. La pronta intervención médica es esencial para abordar estas emergencias.
En situaciones donde existe incertidumbre sobre el agente causante de una mordedura, el médico puede determinar si se trata de una araña a través del análisis de la sintomatología y la observación directa de la lesión. No obstante, si tuviste la oportunidad de visualizar al insecto, es muy útil describir al médico la apariencia del mismo para facilitar la identificación de la especie específica. Esta información puede ser clave para definir el tratamiento más adecuado.
El protocolo habitual para el tratamiento de mordeduras que requieren atención médica implica medidas iniciales como la meticulosa higiene y desinfección de la herida para prevenir infecciones. Además, se aplica un antibiótico tópico sobre la zona afectada. Para manejar el dolor y las posibles reacciones alérgicas, se prescriben analgésicos y antihistamínicos de administración oral.
También es común la utilización de compresas de hielo para reducir la inflamación y aliviar el dolor local. En algunos casos, se puede requerir una vacuna antitetánica para proteger contra el tétanos, en particular si el paciente no está al día con sus inmunizaciones.
Cuando los síntomas resultantes de una mordedura son severos y presentan un riesgo mortal, como en la picadura de una viuda negra, el tratamiento puede necesitar la administración intravenosa de un antídoto específico. Sin embargo, debido a que el uso de este antídoto entraña posibles reacciones alérgicas y otros riesgos, la decisión de su aplicación está sujeta al criterio clínico del médico tratante, quien evaluará cuidadosamente la situación del paciente para determinar la conveniencia de su uso.