A finales de la década de los 90, el narcotraficante Osiel Cárdenas Guillén, líder del Cártel de Golfo, planeaba la creación de un brazo armado, a través del cual pretendía dar protección a sus operadores para el traslado de droga hacia Estados Unidos.
Por ello, ‘El Matamigos’ trajo a Arturo Guzmán Decena para que fuera el reclutador, que por lo general siempre trajo a exmilitares, sin embargo, eran tantas las ansias de tener el equipo completo que decidió colocar letrero en la vía pública.
“Cárdenas pidió a su nuevo empleado que organizara la compañía de sicarios más feroz que encontrara, Cárdenas era un intrigante y tenía imaginación de sobra para conseguir lo que podía ser una banda de matones por instrucción militar, pero gran parte de la iniciativa para organizar la fuerza paramilitar en toda regla procedió de propia regla por Guzmán”, se lee en el libro ‘El Narco’, de Ioan Grillo.
De acuerdo con el libro ‘El Narco’, muchos jóvenes deseaban entrar al grupo de Los Zetas, al considerar que el nombre le daba estatus y poder, por lo que Osiel aprovechó para colocar mantas en la vía pública.
“Los Zetas se expandieron, ocupando muchas áreas tradicionalmente controladas por la mafia sinaloense, la mejor defensa es el ataque, para incrementar su fuerza reclutaron a más personal, la fama sanguinaria que ya tenían les ayudó, miles de jóvenes se dieron cuenta de que el nombre Zeta, significaba poder y estatus y estaban deseosos de unirse al equipo”, se lee en la obra.
Entre las prestaciones que daban era un buen salario, comida, así como la atención a sus familiares, algo que resultó muy llamativo para ciudadanos que no tenían una economía estable.
“Para estimularlos, el verdugo tuvo la audacia de publicar anuncios ofreciendo trabajo, sus hombres los escribían en mantas y colgaban estas de los puentes, el grupo operativo de Los Zetas se llama ‘Soldado exsoldado’, decía un rótulo ‘ofrecemos buen salario, comida y atención a su familia, nunca más pasará hambre, ni tendrá malos tratos’”
Incluso llegaron a ofrecer seguro de vida, así como un domicilio para que puedan estar sus familiares, exponiéndoles su realidad y recomendando los beneficios de estar en el grupo criminal.
“Otro decía ‘únanse a las filas del Cártel del Golfo, ofrecemos beneficios, seguro de vida, casa para sus familias e hijos, dejen de vivir en barriadas y de viajar en autobús, un coche o camiones nuevos, eligen ustedes’”, se lee en la obra de Ioan Grillo.