Cómo eran los brutales sacrificios en Chichén Itzá y por qué se hacían en el Cenote Sagrado

Al principio se creía que eran doncellas las que morían, pero ahora se sabe mucho más al respecto

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Así eran los sacrificios en Chichén Itzá 

Crédito: EFE
Así eran los sacrificios en Chichén Itzá Crédito: EFE

Chichén Itzá, una de las siete maravillas del mundo moderno, es una de las zonas arqueológicas más importantes de todo el planeta tierra. No sólo por su impresionante arquitectura, sino también por su carga histórica y cultural.

Sus imponentes edificaciones y pirámides guardan diversas anécdotas, desde aquella que cuenta el relato de un extranjero que saqueó importantes tesoros de un cenote hasta la del soldado de Maximiliano de Habsburgo que denunció estos robos a las autoridades.

La importante ciudad es uno de los archivos históricos más importantes que tenemos, donde arqueólogos y entusiastas del México precolombino han estudiado a los mayas hasta el cansancio, maravillados por su cultura y la importancia que tienen para el conocimiento en el país.

Es bien sabido, que los mayas antiguos llevaban a cabo brutales sacrificios en los cenotes que se encuentran en Chichén Itzá y en otras partes del sureste de México. Por esta razón es que, hace ya décadas atrás, el estadounidense Edward Herbert Thompson encontró en un cenote de la zona arqueológica restos humanos que después subastó en otros países.

Así eran los sacrificios en Chichén Itzá

Los sacrificados eran desollados antes de ser lanzados por la boca del cenote 


Foto: Instagram/@davidcausi
Los sacrificados eran desollados antes de ser lanzados por la boca del cenote Foto: Instagram/@davidcausi

Mucho se ha descubierto en los últimos años con respecto a los sacrificios que ocurrían en la antigua ciudad de Chichén Itzá. Hoy sabemos, por ejemplo, que el Cenote Sagrado, el más importante cenote de toda la zona arqueológica, era punto clave para las ofrendas hacia los dioses de los campos fértiles y de la lluvia.

Los sacerdotes mayas eran los que estaba a cargo de estas ceremonias, y se sabe que las principales víctimas eran niños. De hecho, un arqueólogo llamado Guillermo de la Anda, perteneciente a la Universidad de Yucatán, ha estudiado cientos de restos humanos recuperados del fondo del icónico cenote.

Los estudios que ha llevado a cabo el arqueólogo tienen una conclusión definitiva: el 80 por ciento de estos cuerpos encontrados pertenecen a menores de entre 3 y 11 años de edad, aparentemente del género masculino. El restante porcentaje pertenece a hombres de edad adulta, lo que niega la teoría sobre supuestas doncellas vírgenes sacrificadas.

Los cenotes son fenómenos naturales formados por la filtración de agua, con una conexión a redes fluviales subterráneas y al mar. (Edmundo Vereau)
Los cenotes son fenómenos naturales formados por la filtración de agua, con una conexión a redes fluviales subterráneas y al mar. (Edmundo Vereau)

Y es que, hace años, se pensaba que los mayas que eran arrojados al Cenote Sagrado eran mujeres jóvenes, esto por las joyas que encontraban junto a los restos óseos, comúnmente relacionados al sexo femenino.

La razón por la que eran niños los que eran ofrecidos a los dioses era porque, al parecer, el dios de las lluvias, Chaac, tenía una conexión espiritual muy particular con las pequeñas personas. Los pequeños que eran lanzados al Cenote Sagrado morían antes de caer al agua. Según expertos como De Anda, los infantes eran despellejados y desmembrados.

Los cenotes eran portales hacia el Xibalbá

Representación de murciélago en el inframundo maya.
(Especial)
Representación de murciélago en el inframundo maya. (Especial)

Hay una poderosa razón por la que los cenotes eran importantes centros ceremoniales para los antiguos mayas. Se cuenta, que estos bellos fenómenos de la naturaleza eran vistos como portales hacia el Xibalbá, que no es otra cosa más que el inframundo de los mayas.

Desde que se supo sobre esta creencia del pueblo maya, los cristianos relacionaron el Xibalbá con el infierno católico, pues dicho lugar es descrito como un lugar de horror y miedo, y hogar de dioses aterradores y monstruosas criaturas.

El Xibalbá tenía varios niveles y zonas, cada una de ellos gobernada por deidades terroríficas distintas. Se habla de un río de sangre, de horribles caminos y de oscuridad.

La realidad es que, con el paso del tiempo, los cenotes no han perdido su cualidad mística, misma que ha enamorado a turistas, tanto extranjeros como nacionales, quienes buscan nadar en sus aguas y vivir una experiencia que, cuentan, es única en su tipo.

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