Chichén Itzá, una de las zonas arqueológicas más importantes del planeta, se convirtió hace unos años en una de las siete maravillas del mundo moderno, por su invaluable riqueza cultural y por formar parte de la historia de una de las civilizaciones más impresionantes de la humanidad: los mayas.
Uno de los templos más impresionantes de la zona protegida en Yucatán es un templo dedicado al dios Kukulkán, importante deidad prehispánica. La pirámide también es conocida como “El Castillo” y año con año recibe a millones de visitantes, tanto nacionales como extranjeros, que la admiran desde su exterior.
Hace algunos años, se concluyó que dada la veneración que sentían los mayas por sus templos y edificaciones, se rehusaban a destruirlos para construir nuevos. En lugar de eso, alzaban sus edificios encima de los ya existentes.
Por supuesto, la pirámide de Kukulkán atravesó por este proceso. Dentro del templo hay otros dos que datan de hace miles de años y que esconden más de un tesoro maya. Y aún más, debajo de la edificación, sepultado en la tierra, hay un cenote.
El cenote que se esconde debajo del templo de Kukulkán
Fue en el año 2015 cuando científicos mexicanos concluyeron a través de diversos estudios que la pirámide emblema de Chichen Itzá había sido construida no sólo encima de dos edificaciones más, sino de un cenote. Los cenotes son dolinas inundadas de origen kárstico que son comunes en Yucatán y el sureste de México.
De hecho, en Chichén Itzá se encuentra el Cenote Sagrado, también lugar clave de la zona arqueológica y de dónde un explorador estadounidense saqueó restos humanos e importantes objetos mayas hace ya varios años, luego de comprar las tierras. Con lo robado se hizo bastante rico y se convirtió en uno de los saqueadores más famosos de tesoros nacionales.
Cómo descubrieron el cenote y por qué se construyó el templo a Kukulkán sobre él
El cenote que se encuentra debajo del templo de Kukulkán fue descubierto por científicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Universidad Autónoma de México (UNAM), en el año 2015, luego de llevar a cabo un estudio que se sirvió de tecnología que analizó de forma no invasiva el subsuelo de la pirámide, con ayuda de casi cien electrodos que escanearon la zona.
El cenote de 30 metros por 25 que se encuentra a unos 20 metros de profundidad por debajo del templo, es una masa de agua que está rodeada por piedra caliza, lo que descarta el peligro de que el templo de Kukulkán pueda colapsar.
Es bien sabido que, para los mayas, los cenotes son lugares ceremoniales donde llevaban a cabo sacrificios -de ahí que en su interior se hayan encontrado restos de antiguos humanos-; sin embargo, este había sido tapado con el conocimiento de su existencia.
Los científicos involucrados en la investigación se preguntaron por qué los mayas habían construído la imponente pirámide encima de un cenote. El arqueólogo Guillermo De Anda, quien tiene conocimientos sobre arqueología submarina, concluye que la construcción es una representación de la forma en la que los mayas veían al universo.
El templo de Kukulkán se encuentra entre otros cuatro cenotes que se ubican en los cuatro puntos cardinales, y el quinto que está debajo de la edificación simboliza entonces al eje del mundo, conocido como el “axis mundi”. En palabras de Guillermos De Anda: “El punto donde crecía la ceiba sagrada cuyas raíces llegaban al inframundo y sus ramas a los cuatro puntos cardinales”.