Estas fueron las claves que permitieron la expansión del Cártel de Sinaloa durante los gobiernos del PAN

Con más de 26 mil integrantes el Cártel de Sinaloa ha logrado expandir sus operaciones a más de 100 países y 17 estados de México -según un informe de la Administración para el Control de Drogas (DEA)-; sin embargo, el inicio de su crecimiento coincidió con tres guerras que enfrentaron durante los dos únicos sexenios administrados por expresidentes salidos del Partido Acción Nacional (PAN).

Cuando Vicente Fox -el primer presidente del PAN- tenía apenas un mes en el cargo ocurrió la primera clave para el ascenso del Cártel de Sinaloa: Joaquín El Chapo Guzmán se fugó del penal de Puente Grande en Jalisco; la teoría oficial dice que escondido en un carrito de lavandería, aunque algunas investigaciones periodísticas afirman que lo hizo por la puerta principal y con ayuda de las autoridades federales.

Un año después de recuperar su libertad, El Chapo Guzmán -de la mano de Ismael El Mayo Zambada- orquestaron la estrategia para consolidar al Cártel de Sinaloa como la organización criminal más poderosa de México; el primer paso fue combatir a sus antiguos rivales y de paso controlar una de las fronteras por donde se trafica la mayor cantidad de droga a Estados Unidos.

En la guerra contra el Cártel de Tijuana el primero en caer fue Ramón Arellano Félix, asesinado en febrero de 2002 en un enfrentamiento con policías durante el Carnaval de Sinaloa; solo un mes después su hermano Benjamín fue capturado en el estado de Puebla.

Para el año 2006 fue detenido Francisco Javier “El Tigrillo”, en 2008 capturaron a Eduardo -cuando ya gobernaba el segundo expresidente del PAN, Felipe Calderón- y en 2013 asesinaron a Francisco Rafael. Así se debilitó en 11 años a la familia que controló por más de dos décadas la ciudad de Tijuana y que desde 1989, cuando dejaron el Cártel de Guadalajara, se enfrascaron en una guerra que terminaron perdiendo contra Sinaloa.

Con Tijuana bajo su poder, el Cártel de Sinaloa alistó las armas para su segunda guerra y se lanzó a la conquista de Ciudad Juárez, Chihuahua. La Federación que El Chapo Guzmán quiso encabezar para quitarle al Cártel del Golfo Tamaulipas ya había fracasado y los Beltrán Leyva, exsocios de Sinaloa, se aliaron a Los Zetas y a Vicente Carrillo Fuentes -hermano de “El Señor de los Cielos- para defender la plaza.

De esta guerra nacieron nuevos brazos armados en Chihuahua como Los Mexicles, La Gente del Jaguar, Artistas Asesinos y La Línea, entre otros, que convirtieron a Chihuahua en un territorio sin ley durante la primera mitad del segundo sexenio del PAN.

Una década después de que Felipe Calderón le declarara la “guerra al narco” Organizaciones No Gubernamentales de Chihuahua estimaron que los enfrentamientos entre cárteles dejaron más de 10 mil muertos.

Al final de la “guerra” y aunque el Cártel de Juárez sigue dominando la mayoría del territorio, la DEA considera que el Cártel de Sinaloa es el principal traficante de drogas a través de la frontera de Chihuahua.

Antes de que el PAN le regresara el poder al PRI el Cártel de Sinaloa decidió ponerle fin a la amenaza en la que se convirtieron Los Zetas y para ello echaron mano de un brazo armado que se desprendió del Cártel del Milenio. Los Mata Zetas habían nacido.

“Somos el nuevo grupo Mata Zetas y estamos en contra del secuestro y la extorsión”, fue uno de los primeros mensajes (2009) que dejaron después de asesinar a tres hombres del cártel de la última letra y abandonar sus cuerpos en una camioneta en un fraccionamiento de Cancún.

Para el año 2011, en el mes de septiembre, 34 cuerpos de presuntos Zetas fueron dejados junto a uno de los carriles de la Plaza del Volador en Boca del Río, Veracruz, era la irrupción más violenta de los Mata Zetas hasta el momento; la organización que después se convertiría en el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), pero que inició como un brazo armada del Cártel de Sinaloa, hoy su acérrimo enemigo.