La fallecida actriz Rosita Pelayo tuvo cualidades natas para el baile y la actuación, talento que heredó de su padre, el actor y presentador de televisión Luis Manuel Pelayo. En los años 70, el inseparable compañero de Mauricio Garcés estuvo al frente del programa de concursos Sube, Pelayo, sube, el cual salió del aire abruptamente pese a gozar de altos niveles de audiencia.
Durante una entrevista con el periodista Gustavo Adolfo Infante, Rosita Pelayo develó la razón por la que su padre se alejó contra su voluntad de los medios, exilio del cual, dijo, ya no pudo reponerse y lo mantuvo hundido en la depresión.
En junio de 2019, en medio de su batalla contra la artritis reumatoide degenerativa, Rosita Pelayo charló con Gustavo Adolfo Infante en El Minuto que Cambió mi Destino, donde recordó que una buena acción de su padre lo puso en la mira de ex presidente Luis Echeverría Álvarez.
Luis Manuel Pelayo no era del agrado de Luis Echeverría
La popularidad de Sube, Pelayo, sube hizo de Luis Manuel Pelayo un personaje muy querido por el público, al grado de que al actor se le dificultaba salir a la calle por el asedio de la gente, que se acercaba a él para mostrarle su admiración y pedirle autógrafos y favores.
Sin embargo, las solicitudes no se limitaban a la calle. De acuerdo con Rosita Pelayo, personas iban al programa de su papá con el deseo de que los ayudará a resolver situaciones de gravedad, algo a lo que el presentador no se negaba y que terminó condenando su salida de la televisión durante el sexenio de Luis Echeverría Álvarez:
“A él le toco unos sexenios muy difíciles como el de (Luis) Echeverría y el de López Portillo”, dijo la actriz, quien recordó cómo su padre fue el objetivo número uno del ex presidente.
“Una vez una niña… La mamá llega al programa y (dice): ‘por favor, señor Pelayo, mi hija tiene leucemia, ¡sálvela!’. Entonces mi papá dijo ‘¿qué hago? Yo no la puedo salvarla’. Él dijo: ‘si la compañera (María Esther) Zuno Echeverría nos está escuchando, yo creo que ella puede ayudar, ella puede sacar adelante a esta niña”.
El comentario de su padre tuvo una reacción inmediata, pues esa misma noche recibió una llamada de Los Pinos, recordó la actriz:
“Le hablan por la noche cuando está en su casa. ‘En un momento le van a hablar, señor Pelayo’. Y así fueron, no sé cuántas gentes, y él decía ‘ah, caray, ¿de dónde hablan?’, y le decían ‘de aquí, Los Pinos’, y él dijo ‘ah, caramba, ¿y ahora qué hice?’”
Finalmente, su padre recibió la llamada de María Esther Zuno, esposa del presidente Luis Echeverría y directora del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), quien le hizo un reclamo al presentador:
“Ella le dijo (María Esther Zuno): ‘yo no puedo tolerar (que) vaya encima de lo que yo puedo o quiero hacer. ¿Por qué anda diciendo que voy a ayudar a la niña?’ Pero ya estaba dicho y tuvo que ir a poner su cara linda y se la llevó a no sé qué lugar de Estados Unidos para que ayudaran a la niña”, contó la actriz.
Ese desencuentro puso en la mira de Luis Echeverría a Manuel Pelayo, cuya popularidad rivalizaba con la del ex mandatario, algo que lo molestaba.
Rosita Pelayo indicó que la gota que derramó el vaso fueron dos ocasiones en las que el presidente sintió que la gente usaba frases clásicas del programa Sube, Pelayo, sube para burlarse de él:
“Un día él estaba en no sé qué lugar que había unas pirámides; entonces la gente, a la hora que Echeverría empieza a subir la pirámide, empieza a decir: ‘pa’ arriba, papi, pa’ arriba’, que era una canción de una rampa que tenía el programa (Sube, Pelayo, sube). Dicen que se enojó horrible”.
“Cuentan que un día, en una ceremonia de la bandera, cuando subían la bandera, la gente comenzó a gritar ‘Sube, Pelayo, sube’ y eso lo puso frenético y pues ya, eran muchas cosas… Él lo sacó de la televisión, prácticamente”.
Aunque durante los años 70 la actriz era una niña, aseguró que recordaba el impacto que el veto tuvo en su padre, quien, además, nunca dejó de ser usado por políticos del partido en turno: “Era horrible. Le habían hecho eso a mi papá y todavía iban políticos en patrullas por él para que se fuera a sentar a las campañas de los demás”.
Tras su salida de la televisión, Luis Miguel Pelayo sufrió un veto durante 12 años. Ese periodo fuera de cuadro complicaron que volviera a igualar el éxito que cosechó en los años 70. Finalmente, el conductor murió en 1989, intentando volver a figurar en el medio del espectáculo.