Ráfagas de armas de fuego alarmaron a los vecinos de la junta auxiliar de San Francisco Ocotlán, en el municipio poblano de Coronango, luego de que se registrara un enfrentamiento entre un grupo de huachicoleros y elementos de la policía.
Los hechos se registraron alrededor de las dos de la madrugada del martes 13 de diciembre, a la altura del puente conocido como 300, cuando ciudadanos alertaron al Centro Estratégico de Seguridad y Emergencia sobre la presencia sospechosa de sujetos que presuntamente hacían actos delictivos.
Al arribar una patrulla del sector, los agentes lograron visualizar diversos vehículos y una pipa transportadora de gas LP. Al acercarse al punto, otros vehículos llegaron y de ellos descendieron varios sujetos que comenzaron a agredir a los policías municipales.
Los agentes fueron desarmados, aunque lograron solicitar apoyo. Los refuerzos llegaron pronto a la ubicación, pero también fueron recibidos a balazos. Luego de repeler la agresión de forma exitosa se logró el aseguramiento del camión tipo pipa y dos vehículos más.
El lugar fue resguardado y se logró el aseguramiento de un artefacto de metal con características similares a un proyectil explosivo sin detonar (granada de fragmentación), los indicios y los vehículos fueron puestos a disposición de la autoridad ministerial que integra la investigación.
Además, trascendió que en el lugar del enfrentamiento fueron hallados más de 100 casquillos percutidos de diversos calibres y se detonaron dos granadas de fragmentación. Hasta el momento no se han dado a conocer detenciones, pero trascendió que los propios policías confesaron que los huachigaseros “les perdonaron la vida”.
Versiones extraoficiales apuntan a que detrás del ataque se encuentra un sujeto identificado como Toño Guzmán y familiares de “El Loco” Téllez, quienes controlan el huachicoleo en la zona de San Martín Texmelucan.
Luego de la agresión a los policías, elementos de la Secretaría de Marina (Semar) llegaron a Coronango para fortalecer la seguridad. Asimismo, elementos de la Policía Estatal, Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) también se han sumado a la operación.
En tanto, pobladores de la zona han reconocido que ya no se sienten seguros como antes y viven con mucho miedo: “Ya no es como antes que teníamos la plena confianza de salir. Ahorita ya vengo con miedo, quisiéramos saber qué está pasando, aunque nos cuidamos entre unos y otros”, dijo Guadalupe Espíndola al ser entrevistada por un reportero de TV Azteca.
Puebla, un estado huachicolero
El huachicoleo, una actividad ilícita que consiste en el robo de combustibles de oleoductos, se ha convertido en un problema grave en varias regiones de México, especialmente en los estados de Puebla e Hidalgo. Esta práctica no solo implica la sustracción ilegal de hidrocarburos sino también la venta en mercados negros, lo que representa pérdidas significativas para la economía nacional y empresas estatales como Pemex.
En Puebla, los grupos delictivos han explotado la red de ductos de Pemex, provocando no sólo un impacto económico sino también ambiental y social. La perforación ilegal de ductos puede causar explosiones y derrames, poniendo en riesgo la vida de las comunidades cercanas y la integridad de los ecosistemas.
Las autoridades han llevado a cabo operativos para combatir el huachicoleo, que incluyen no sólo la vigilancia y reparación de los ductos, sino también la implementación de estrategias de seguridad y la promoción de denuncias anónimas para detectar y sancionar a los responsables. A pesar de los esfuerzos, el huachicoleo continúa siendo un desafío, involucrando a diversas capas de la sociedad y requiriendo un enfoque multifacético para su erradicación.
De acuerdo con el último informe de seguridad, en el 2023 se ha logrado recuperar 16 millones 982 mil 885 litros de hidrocarburo, siendo el año con mayor registro desde que comenzó la estrategia en el 2019. Además, en el último año también fueron encontradas 5 mil 204 tomas clandestinas.