Para transportar la droga de Sudamérica a México, el Cártel de Sinaloa dispuso de una flota de aeronaves que eran manejadas por pilotos que tenían formación en escuelas militares. Uno de los más destacados a principios de los años 2000 fue Jorge Gustavo Arévalo Kessler.
Jorge nació en Heidelberg, Alemania, pero viajó a México para realizar estudios superiores. Además de obtener la nacionalidad mexicana, en 1987 se logró graduar como piloto aviador en la Escuela Militar de Aviación No. 5, ubicada en Zapopan, Jalisco, según consta en su cédula número 1124254.
De acuerdo con la periodista colombiana Martha Soto, Kessler ascendió al grado de capitán de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) y manipuló aeronaves de combate antes de entrar a las filas del Cártel de Sinaloa.
En su libro Narcojet: cocaína para el mundo en aviones de lujo, Soto describe a Kessler como un hombre de 1.90 metros de estatura, de tez clara, complexión delgada y cabello rubio. Además de saber tres idiomas, era identificado como alguien “pulcro, culto y bien relacionado”.
Antes de abandonar la FAM, Kessler recibió una oferta de la aerolínea Emirates Airlines, de Dubái, pero la rechazó. Si bien se desconoce la manera en que se involucró en el ámbito del narcotráfico, el piloto alemán logró relacionarse con Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán y a partir de 2003 comenzó a transportar droga de Sudamérica para el Cártel de Sinaloa. Una de las aeronaves que usaba era un Aero Commander 1121.
“Además de pagarle por pilotear su flotilla, el capo mexicano le daba un dinero extra por ayudar a lavar los pagos que el Cártel de Sinaloa recibía por cada alijo del alcaloide que llegaba en los aviones”, señala la periodista Martha Soto.
Kessler no sólo movía cocaína de países como Panamá y Ecuador a México, sino que también se encargaba de distribuir las ganancias obtenidas por estas actividades. Entre el 18 de febrero y el 4 de agosto de 2003, Kessler realizó cuatro depósitos por un total de USD tres millones 922 mil en sucursales del Banco Internacional y la entonces Banca Serfin.
Durante los próximos años, Gustavo Arévalo se desempeñó como uno de los principales pilotos del Cártel de Sinaloa. Pero su suerte vio fin el 7 de abril de 2008, cuando se registró su detención en la Ciudad de México por elementos de la Policía Federal.
En ese entonces, Kessler tenía 44 años y caminaba por la colonia Juárez. Luego de su arresto, fue trasladado al penal de “El Altiplano”, ubicado en el municipio de Almoloya de Juárez, Estado de México. Durante 22 meses permaneció tras las rejas en territorio mexicano, hasta que se realizó su extradición a Estados Unidos (EEUU).
Kessler fue entregado a la justicia estadounidense el 24 de febrero de 2010 debido a su estrecha relación con el Cártel de Sinaloa. En una Corte de Texas enfrentaba cargos por delitos contra la salud, asociación delictuosa y lavado de dinero.
Debido a sus actividades criminales, fue condenado a 11 años de prisión. Aunque los informes de su juicio permanecen clasificados, El Universal dio a conocer en 2016 que Kessler colaboró con las autoridades del país vecino para reducir su sentencia.
Actualmente, Kessler se encuentra en una prisión de Texas. Si bien no se sabe en dónde radica su familia, se sabe que tiene una esposa y dos hijos.