“La Oficina”, así era la casa donde los Beltrán Leyva y García Luna se reunían en la CDMX

Durante las administraciones del PAN, García Luna se reunió en más de una ocasión en “La Oficina”, una de las casas de seguridad que los Beltrán Leyva tenían en la CDMX

García Luna y Arturo Beltrán Leyva (Fotoarte: Steve Allen)

Es difícil imaginar al exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, esperar en Perisur -una de las plazas comerciales al sur de la CDMX- a los sicarios del Cártel de los Beltrán Leyva para que lo trasladaron hasta “La Oficina”, la casa que Arturo, “El Barbas”, tenía en una de las zonas más exclusivas de la ciudad.

Uno de los hombres que recogía a García Luna era Sergio Villarreal Barragán, alias “El Grande”, quien declaró en el juicio contra el exfuncionario federal en el sexenio de Felipe Calderón que mantuvo varias reuniones con Arturo Beltrán Leyva.

De acuerdo con las declaraciones de “El Grande”, las reuniones entre el narco y el exfuncionario en “La Oficina” duraban al menos tres horas en una casa que “El Barbas” tenía en Jardines del Pedregal -a unos metros de Perisur- y donde el líder de los Beltrán Leyva habría grabado más de una de las conversaciones que mantuvo con García Luna.

La casa, indicó la Fiscalía General de la República (FGR) se ubica en la calle Peñas, una avenida que recorre el oriente del exclusivo fraccionamiento y que colinda con el Estadio Olímpico Universitario y con el Jardín Botánico de la UNAM.

En esa casa se fraguaron negocios -según “El Grande”- entre los Beltrán Leyva y García Luna, se entregaron sobornos y regalos millonarios para el “super policía” de Felipe Calderón y Vicente Fox y, posiblemente, también ahí se fraguó el secuestro del exsecretario de seguridad a quien “El Barbas” señaló por jugar en dos bandos y apoyar al Cártel de Sinaloa.

Galilea Montijo y Arturo Beltrán Leyva (Jovani Pérez/Infobae)

La subasta de “La Oficina” de los Beltrán Leyva y García Luna

En 2019 el Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) subastó en más de 14 millones de pesos “La Oficina” donde se reunían Arturo Beltrán Leyva y Genaro García Luna.

Pero no era la única casa que el Cártel de los Beltrán Leyva tenía en la CDMX, pues a unos kilómetros de “La Oficina”, en el barrio de San Ángel, se encuentra otra propiedad ligada a la organización criminal y que se hizo famosa por ser el escenario de una de las telenovelas de Televisa, Cadenas de Amargura.

La casa se conocía como “El Zacatito” y casi 20 años después del rodaje de la telenovela las autoridades de la CDMX detuvieron en su interior a ocho miembros de los Beltrán Leyva; no se especificó desde cuando el cártel tenía el control del inmueble valuado en más de 43 millones de pesos.

Otro de los inmuebles que el SAE puso en venta -por 15 millones 303 mil pesos- fue el del fraccionamiento Campestre Rancho Leonero en Los Cabos, Baja California Sur, el cual era propiedad de Francisco Javier Arellano Félix, uno de los líderes del Cártel de Tijuana.

Las alertas de autoridades estadounidenses se han encendido luego de que el ex Secretario de Seguridad Pública fuera declarado culpable de cooperar con el Cártel de Sinaloa (Infobae México / Jovany Pérez)

Arturo Beltrán Leyva “secuestró” a García Luna

Para mandar un mensaje al gobierno federal de que nada le era imposible, Arturo Beltrán Leyva le ordenó a “El Grande” secuestrar a García Luna y llevarlo a una de sus casas de seguridad en Cuernavaca, Morelos.

En el juicio del “super policía”, el sicario declaró que al estallar el conflicto entre los Beltrán Leyva y el Cártel de Sinaloa, “El Barbas” le preguntó a García Luna a quien apoyaría pero este último le dijo que se mantendría neutral.

Sin embargo, los decomisos -indicó “El Grande”- y operativos contra los Beltrán Leyva se volvieron más intensos, mientras que al cártel de El Chapo Guzmán y del Mayo Zambada apenas lo tocaban.

Según una declaración de “El Grande” de 2010, el “secuestro” ocurrió cuando García Luna era director de la Agencia Federal de Investigación (AFI) -entre 2001 y 2006, y la guerra con Sinaloa todavía no estallaba-; en ese entonces y después de negarse a ver al “patrón” en su casa de Coyoacán, le ordenaron a Villarreal Barragán que interceptara el convoy del “súper policía” sobre la carretera a Tepoztlán.

Del convoy de García Luna y de las Fuerzas Especiales de Arturo sólo tres llegaron a la casa de “El Barbas”; el exfuncionario ahora preso en Estados Unidos estaba en otra de las casas de seguridad de los hermanos Beltrán Leyva; después de cuatro horas de pláticas y whisky la reunión terminó con un apretón de manos y sendas sonrisas, según el relato de “El Grande”.