Desde el Cártel de Sinaloa hasta grupos más pequeños e independientes. Como cualquier otra organización, los cárteles de la droga sustentan todas sus operaciones en una jerarquía bien delimitada. Dicho orden de posiciones no sólo establece las responsabilidades de cada uno de sus integrantes, sino también los privilegios que ostentan y las ganancias que obtienen por ofrecer sus servicios.
De acuerdo con diferentes reportes, las organizaciones criminales que se dedican al trasiego de estupefacientes ‘emplean’ a miles de personas para realizar diferentes actividades: reclutamiento, producción y traslado de drogas, narcomenudeo, secuestro, trata de personas, amenazar o asesinar a rivales, halconeo, entre otras.
Aunque no se cuenta con información concisa sobre esto, se presume que los cárteles suelen posicionar a sus miembros en cada puesto dependiendo del tiempo que llevan trabajando para ellos, sus habilidades y su apertura para realizar, cada vez más, acciones más violentas y brutales.
Según refiere un reporte de la Secretaría de Seguridad Pública y Ciudadana (SSPC), entre los puestos de bajo rango se encuentra el llamado ‘halconeo’ o ‘vigilancia de casas de seguridad’; un trabajo que puede ser realizado tanto por jóvenes como por adultos.
Algunos testimonios de ex miembros de cárteles confirman que se trata de uno de los trabajos peor pagados dentro del crimen organizado.
Por ejemplo, se dice que aquellos que ocupan el rango de jefes de plaza, encargados de inteligencia, mandos de élite u otros más importantes en en el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ganan entre 500 mil y un millón de pesos mensuales (aproximadamente), mientras que quienes inician como halcones pueden percibir un ‘salario’ que va desde los ocho y llegan hasta los 12 mil.
¿Qué hace una persona que se desempeña como halcón?
La SSPC refiere que el puesto de un ‘halcón’ dentro de un cártel de las drogas hace referencia al comportamiento del ave que sigue a su presa antes de atacarla.
Por su parte, el Observatorio Nacional para la Prevención del Reclutamiento de Niñas, Niños y Adolescentes indica que aquella o aquel que se desempeña como halcón vigila y recolecta información para la ejecución de otros delitos realizados por el crimen organizado.
“Las y los contratados para este puesto observan, espían y alertan acerca de los movimientos de fuerzas policiales y militares, de los adversarios de otros cárteles, de civiles, establecimientos comerciales y domicilios particulares, trenes, calles, parques” agregaron.
Las autoridades señalan que las niñas, niños y adolescentes suelen ser empleados para esta actividad con más frecuencia debido a que pasan desapercibidos con más facilidad que un adulto.
Sin embargo, aquellos que son contratados para operar como halcones pueden aspirar a un rango más alto. En 2018, un joven sicario confesó a Noticieros Televisa cómo fueron sus inicios en el Cártel de Los Rojos, una escisión del Cártel de los Beltrán Leyva.
El joven detalló que comenzó como halcón a sus 16 años, luego de que un amigo con el que solía fumar marihuana le ofreció el puesto y un salario de ocho mil pesos mensuales. Lo único que tenía que hacer era vigilar a la policía y dar aviso cuando entraban a colonias específicas. Con el paso del tiempo fue subiendo de posición: se convirtió en vendedor de droga y terminó como sicario. No obstante, una vez cumplió 23 años, se arrepintió y decidió abandonar las filas del crimen organizado.
En el 2019, el canal de YouTube Historias del Narco compartió las declaraciones de un presunto exsicario del CJNG. Él refirió que aunque en ocasiones la paga es buena, “no todos aguantan” el ritmo de vida y los sacrificios que tienen que aceptar.
De acuerdo con un estudio publicado el pasado 21 de septiembre en la revista Science ―y a cargo del investigador mexicano Rafael Prieto Curiel―, los cárteles pueden reclutar entre 350 y 370 personas a la semana.