A casi seis años de haberse cometido uno de los feminicidios que más consternó a la sociedad mexicana y que impactó a la prensa internacional, la Fiscalía General del Estado (FGE) de Guerrero logró una sentencia condenatoria de 55 años de prisión para César Gómez Arciniega, sujeto que asesinó a su exesposa identificada como Magdalena Aguilar, cuyo cuerpo fue encontrado desmembrado en en refrigerador, dentro de cacerolas .
A través de un comunicado, la Fiscalía guerrerense informó que un Tribunal Unitario dictó fallo de condena y sentenció al imputado a la pena de prisión por 55 años, la suspensión de sus derechos, el pago de una multa y el pago correspondiente a la reparación del daño.
La mamá de César Gómez, Silvia Arciniega, quien fue su cómplice en el crimen, actualmente también cumple una condena de 40 años en la cárcel.
Uno de los casos más atroces
Magdalena Aguilar Romero era una joven nutrióloga de 28 años de edad, madre de dos hijos, que tenía deseos de superarse y sacar adelante a su familia hasta que el 13 de enero de 2018 su exesposo, César, la persona que alguna vez le juró amor eterno, la privó de la vida de una de las formas más atroces que se haya visto en ese entonces en México, uno de los países que hoy día vive una severa crisis de feminicidios a nivel mundial.
La historia de Magdalena Aguilar Romero y César Gómez Arciniega comenzó en el 2011, siete años antes del atroz crimen. Seis meses después de haber iniciado su relación, la pareja recibió noticias sobre la llegada de su primer hijo, por lo que eventualmente se casaron y comenzaron a vivir juntos. Ese sería el inicio también de la tormentosa vida de Magda.
La llegada del primer bebé hizo que la joven dejara sus estudios de Nutrición y se dedicara por completo a su nueva familia, una decisión que no siempre la hizo feliz, por lo que más tarde retomó sus estudios con el apoyo de su padre.
César, de entonces 35 años, comenzó a tener celopatía, lo que llevó al hombre a ejercer violencia psicológica contra Magdalena, a quien le prohibió tener contacto con familiares y amigos. De a poco, las prohibiciones también se trasladaron a su forma de verse, pues no la dejaba maquillarse, controlaba su forma de vestir y hasta le llegó a prohibir hacer ejercicio.
Harta de la situación, Magdalena pidió ayuda a sus padres y junto a sus hijos logró salir de la casa donde vivía con César, quien le rogó regresar en diversas ocasiones, pero ella se negó.
Pese a la situación, los dos hijos que tenían en común seguían uniéndolos y propiciando encuentros entre los exesposos, pues ella nunca le negó la convivencia con los pequeños.
El fatídico día
Fue entonces que el fatídico 13 de enero de 2018 ―tres años después de separados― Magdalena llevó a sus hijos a casa de su padre y luego fue a dar unas consultas particulares, por lo que acordó pasar por los niños en el Zócalo del Pueblo Mágico, a donde nunca llegó César.
Extrañada, Magdalena se dirigió a la casa de su exesposo, ubicada en la calle Guadalupe, en el barrio de Los Adobes, en donde sería vista con vida por última vez.
La madre de la joven envió múltiples mensajes de texto a su hija, pero una vez que las llamadas se dirigían al buzón la preocupación invadió a la familia. Decidida, la madre de Magda fue a la casa de César para preguntar si sabía sobre ella: él y su consuegra aseguraron que había estado ahí pero se había retirado por la tarde.
Sin embargo, la corazonada de la madre acerca de que algo andaba mal se detonó cuando vio a su exyerno con rasguños en el rostro. Los familiares de Magda acudieron a denunciar su desaparición ante las autoridades y su fotografía comenzó a circular en redes sociales y calles de Taxco de Alarcón.
Fue hasta que un agente de la FGE confirmó lo peor a la familia: Magdalena había sido hallada sin vida pero no sólo eso, sino que los responsables del crimen también la desmembraron y la cocinaron, pues sus restos estaban dentro de cacerolas en donde presuntamente se había preparado pozole.
La suegra de Magdalena fue detenida de inmediato y sentenciada a 40 años de prisión, pero César estuvo prófugo de la justicia por más de cuatro años, lo que desató la emisión de su ficha de búsqueda en la Interpol hasta su captura el 9 de julio de 2022 en la ciudad de Tijuana, donde se escondía.