La Ciudad de México, conocida por sus múltiples ventajas, destaca entre ellas por su clima templado, un equilibrio perfecto entre el calor y el frío que permite a sus habitantes disfrutar de condiciones agradables la mayor parte del año.
Sin embargo, incluso ante temperaturas levemente descendentes, los capitalinos recurren a ingeniosos trucos para combatir el frío que, con el paso del tiempo, han dejado de incluir una frase emblemática: “saca la cobija del tigre”.
¿De dónde viene la famosa “Cobija del Tigre”?
Esta expresión, hoy en día menos frecuente, evoca un producto que se convirtió en un básico de los hogares mexicanos: los famosos cobertores San Marcos. Originarios de Aguascalientes, estos cobertores se ganaron un lugar especial en el corazón de la gente, con sus diseños que exhibían leones, águilas, gorilas y, por supuesto, tigres, además de imágenes religiosas, marcando una era que perduró por al menos tres décadas.
Los cobertores San Marcos fueron creados por el visionario empresario Jesús Rivera Franco, nacido en Teocaltiche, Jalisco, pero con raíces profundas en Aguascalientes desde su infancia.
A pesar de que su familia se dedicaba originalmente a la fabricación de sombreros, Rivera Franco incursionó en la elaboración de sarapes, una tradición regional, antes de emprender la búsqueda del material perfecto para una cobija. Su hallazgo en Europa, el jacquard sintético, se destacó por su calidez, ligereza y facilidad para estampar, convirtiéndose en la base del moderno cobertor San Marcos.
En la década de los 70, Rivera Franco fundó el Grupo Textil San Marcos, estableciendo varias fábricas en Aguascalientes. Los cobertores salían de estas instalaciones hacia todo México, luego hacia Estados Unidos y Centroamérica. El éxito fue inmediato, convirtiendo los cobertores San Marcos en un elemento casi omnipresente en los hogares mexicanos y más allá.
A pesar de la fama, en 1992, Rivera Franco decidió vender su compañía al consorcio neoleonés Cydsa, quienes continuaron la tradición de crear un producto popular y querido en el país. Sin embargo, el auge de nuevas tecnologías y la competencia de productos extranjeros comenzaron a afectar a los cobertores San Marcos, llevando gradualmente a la empresa a operar con pérdidas.
Finalmente, en 2004, la emblemática empresa cerró sus puertas, marcando el fin de una era y dejando atrás una tradición que se ha convertido en un objeto de culto transmitido de generación en generación. Aunque han pasado 23 años desde la desaparición de los originales cobertores San Marcos, la nostalgia por este producto perdura.
En plataformas como Marketplace o Mercado Libre, aún se encuentran anuncios de productos “tipo San Marcos”, manteniendo viva la llama de la añoranza por estas cobijas, que en su mejor época se adquirían por un precio no superior a los 45 pesos.
Con la desaparición de la “cobija del tigre”, marcas chinas y otras empresas, como La Palestina con más de 100 años en el ramo textil, han ocupado el lugar vacante con propuestas abrigadoras que rescatan la cultura popular.