A Rafael Caro Quintero, fundador del Cártel de Guadalajara y exlíder del Cártel de Caborca, se le conocieron varios intereses románticos a lo largo de su juventud y primeros años en el mundo del narcotráfico. Sin embargo, su relación con Sara Cosío Vidaurri, una mujer de la alta sociedad de Jalisco, lo marcaría de por vida: una llamada hecha por ella provocó que fuera detenido por primera vez en 1985.
Aunque se desconoce la fecha exacta en la que Quintero y Cosío Vidaurri iniciaron su relación, los reportes indican que su romance fue fugaz, aunque intenso. Tal fue el nivel de interés del ‘Narco de narcos’ en Sara, que incluso se la llevó con él cuando huyó a Costa Rica, luego de cometer el asesinato del agente Enrique ‘Kiki’ Camarena, perteneciente a la Administración para el Control de Drogas (DEA).
Se presume que Sara Cosío Vidaurri nació en Guadalajara, Jalisco, alrededor de 1967 y 1968. Creció en una familia acomodada reconocida por su participación en la política. Su padre, el priista Octavio César Cosío Vidaurri, fue secretario de Educación, mientras que su tío, Guillermo Cosío Vidaurri, alcanzó la gubernatura del estado en 1989.
De acuerdo con diarios locales de la época, Sara vivió una juventud llena de lujos, pues, entre otras cosas, frecuentaba constantemente los restaurantes y centros nocturnos más caros y ostentosos de Guadalajara.
Según refiere Jesús Esquivel en su libro ‘La CIA, Camarena y Caro Quintero: La historia secreta’, fue precisamente en uno de ellos donde conoció al capo:
“La segunda o tercera vez que Caro Quintero la vio, fue en un restaurante de Ernesto Fonseca Carrillo ―otro fundador del Cártel de Guadalajara― que se llamaba Lido. Era un casa antigua convertida en restaurante, frecuentado por las personalidades del gobierno y de la alta sociedad de Guadalajara”, relata Esquivel en el texto.
La caída de Caro Quintero
Aunque el Cártel de Guadalajara aumentó su poder a finales de los 70 e inicios de la década de los 80 ―época en la que sus fundadores también consolidaron aún más su fortuna―, un hecho ocurrido en febrero de 1985 provocó su caída: la tortura y asesinato de Enrique ‘Kiki’ Camarena.
Tras los hechos, las autoridades de Estados Unidos señalaron como responsable a Caro Quintero, quien decidió huir en marzo del mismo año a Costa Rica.
De acuerdo con un documento del Archivo General de la Nación (AGN), consultado por este medio, la propia Sara Cosío declaró a las autoridades que salió de Guasave, Sinaloa, junto al capo, el 17 de marzo de 1985. Su huida se efectuó en avión commander turbohélice.
Ya en Costa Rica, Quintero y Cossio se instalaron en una mansión valuada en 500 millones de dólares ubicada en la comunidad de San Rafael de Ojo de Agua, Alajuela. Ahí pasaron desapercibidos por varios meses, hasta que Sara decidió entablar contacto con su familia.
Los reportes señalan que la influyente familia de Sara informó a las autoridades mexicanas que había sido secuestrada, por lo que, ante la necesidad de informar a sus padres que se encontraba con vida, la joven de 18 años realizó una breve llamada para declararles su amor por Caro Quintero.
Sin embargo, el gobierno de EEUU tenía intervenido los números de la joven y su familia, por lo que lograron rastrear la llamada y, con ello, al narcotraficante.
El 18 de septiembre de 1985, Quintero fue detenido e inmediatamente extraditado a México. Después de cuatro años encarcelado, fue sentenciado a 40 años de prisión por homicidio calificado, privación ilegal de la libertad (secuestro) y siembra, cultivo, transporte y tráfico de drogas.
Cabe destacar que, tras su liberación en 2013, fue aprehendido por segunda ocasión en julio de 2022. Actualmente se encuentra recluido en el penal de Almoloya de Juárez, Estado de México, a la espera de ser extraditado a EEUU.
Por su parte, tras la primera captura de Quintero, Sara fue trasladada a la embajada de México en Costa Rica, donde se entabló comunicación con su familia. A su regreso a su natal ciudad, la joven guardó silencio y continuó su vida con discreción, por lo que actualmente se desconoce qué fue de ella.