La expansión de grandes grupos criminales en México ha sido posible, a lo largo de las últimas décadas, debido a sus vínculos con células delictivas que le ayudan a los altos mandos a mantener el control de las plazas a nivel local.
Un estudio publicado en el Journal of Strategic Security en diciembre de 2022 reveló la forma en que organizaciones como el Cártel de Sinaloa (CDS) y el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) —por mencionar un par— han creado redes de cooperación para mantener sus negocios ilícitos.
Los autores de este artículo encontraron que el grupo con un mayor número de aliados en México es el Cártel de Sinaloa, que opera una estructura conformada por 92 organizaciones criminales.
Al analizar el comportamiento de las bandas y células que trabajan con el CDS, los investigadores responsables del texto se percataron de que esta red se caracteriza por una alta interacción entre subgrupos.
Es decir, hay una gran cantidad de grupos afines al CDS que colaboran entre sí de forma directa, sin necesidad de involucrar a los altos mandos del cártel como intermediarios.
Presumiblemente, existen al menos 17 nexos de este tipo, incluidos los vínculos de Los Salazar-Los Paredes, La Barredora-Los Escudero y Gente Nueva-Los Jaguares.
La región en la que se concentran más grupos criminales que colaboran con el Cártel de Sinaloa, según la investigación, es Tierra Caliente, en Michoacán.
El motivo de esto sería que en dicha zona el CJNG ha buscado expandir sus operaciones para, entre otras cosas, tener un total control sobre la producción agrícola y el puerto Lázaro Cárdenas, uno de los principales puntos de entrada al país por el Océano Pacífico.
Es así que estructuras como Cárteles Unidos, La Nueva Familia Michoacana y Los Viagras habrían establecido una red de cooperación con el CDS para frenar el avance del cártel de las cuatro letras.
Los riesgos del Cártel de Sinaloa con sus aliados
A pesar de contar con un gran número de organizaciones de su lado, la naturaleza de la red que lidera el Cártel de Sinaloa lo expone a grandes riesgos, según los autores del estudio.
El principal de ellos es que, al permitir que florezcan alianzas entre subgrupos independientemente de la participación del cártel en estas, hay una mayor probabilidad de que alguna de estas células alcance un alto grado de autonomía y pueda romper su relación con el CDS como ocurrió en 2011, cuando Los Matazetas cambiaron su nombre a CJNG y, bajo el mando de Nemesio Oseguera Cervantes, se separaron de los sinaloenses.