La Revolución Mexicana fue un parteaguas en la historia del país, tras el conflicto civil emergieron diversos caudillos que pretendieron tomar el poder de la nación; sin embargo, tras muchos años, bajas e intentos de instauración de la paz, fue Plutarco Elías Calles el que consiguió reunir a la mayor parte de las fuerzas políticas en un solo partido político: el PRI.
Bajo el nombre del Partido Nacional Revolucionario (PNR) empezó una nueva historia mexicana, una donde se pretendía garantizar que las luchas revolucionarias se institucionalizaran en el Estado, luego de que quedaron plasmadas al interior de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM) en 1917.
Es decir, el nacimiento del que fue nombrado como “el gran partido” tuvo como objetivo ser un instituto que pudiera mantener el poder mientras la nación transitaba, en palabras del propio Elías Calles, de ser un “gobierno de caudillos” a un “régimen de instituciones”, aunque se mantuvo después de que México comenzó a andar como una nación en desarrollo durante la segunda parte del siglo XX.
Tras una primera fase, el instituto se transformó en el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y posteriormente en lo que hoy se conoce como el Partido Revolucionario Institucional (PRI); no obstante, también pasaron de ostentar cada resquicio de poder político en el país a, por ejemplo, ser actualmente la cuarta fuerza política en el Senado de la República.
¿Cómo se consolidó en el poder el PRI?
Los fraudes electorales, la impunidad, la falta de acceso a la justicia, la cooptación de opositores, unión con líderes de las zonas, conformación de confederaciones y sindicatos, trabajo de campo o la herencia familiar podría ser algunos de los conceptos que se pudieran utilizar para entender cómo es que el tricolor se consolidó como el partido hegemónico en el país, tal como lo recabó la Comisión de los Derechos Humanos (CNDH), pero la realidad es que podría ser más complejo que eso.
Pocos estudiosos de partidos políticos o regímenes en el mundo pueden explicar con exactitud cuál fue la fórmula o qué logró que el PRI se mantuviera por más de 70 años en el poder, especialmente en la Presidencia de la República, aunque llegan a coincidir a que fue un partido creado para mantenerse en el poder.
Con la Revolución Mexicana se dejó atrás la época porfiriana, calificada como una dictadura debido a la falta de derechos para la ciudadanía, por lo que el movimiento civil tenía que marcar un “renacimiento” para el país, además de los movimientos globales que obligaban a la nación a industrializarse.
A diferencia de muchos otros partidos que son creados para llegar al poder —por ejemplo, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena)—, el Revolucionario Institucional fue pensado y creado a la par de la consolidación de las instituciones del país, entonces lo que pasaba en el Estado repercutía directamente en el instituto y viceversa.
Incluso el propio PRI en su Declaración de Principios se asume como el movimiento heredero de la revolución, discurso que se mantuvo aproximadamente hasta mediados de los años ochenta cuando la corriente neoliberal comienza a tomar poder al interior del partido y en las decisiones gubernamentales.
“El PRI se asume como heredero del proceso revolucionario y depositario del compromiso por expresar las grandes aspiraciones de la sociedad en programas e instituciones”
Este tipo de discursos lo que provocaron en México es que fuera difícil diferenciar qué decisiones tomaba el partido y qué hacía el Estado, es decir, no existía una línea diferencial entre éstos; no obstante, como siempre pasa, los discursos se desvanecen y al cambiar de postura política, a la par del hartazgo social por diferentes índoles, el PRI comenzó a perder poder ante la ciudadanía y dejó libre el poder de incidir en la conversación social.
¿Qué pasará con el PRI tras 2024?
Muchos apuntan que el punto de quiebre del tricolor fue en el año 2000 con la primera pérdida de la presidencia; no obstante, esto comienza desde la primera gubernatura perdida en 1989, los levantamientos sociales, la consolidación de la oposición y la irrupción de nuevas dinámicas de comunicación.
Pese a todo aquello, el tricolor aún se mantuvo fuerte y, de hecho, regresó a la titularidad del Ejecutivo Federal en 2012, el problema fue que no pudieron mantenerse fuerte pues los casos de corrupción, violencia sistemática, reformas estructurales, así como el fortalecimiento de otros políticos como Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y muchos otros aspectos ganaron terreno en la discursividad.
Y es que en el ámbito del discurso político se infiere que tendrían más éxito aquellos que sepan incidir en la agenda mediática, aquellos que marquen los temas de los que van a hablar los demás; sin embargo, el PRI hace años dejó de marcar el ritmo de la discusión y sólo ha respondido a otros.
A la par se encuentra la constante pérdida de poder, desde que Alejandro Alito Moreno Cárdenas asumió la dirigencia han perdido más de 10 gubernaturas, algunas de las cuales eran consideradas como “bastiones”, por lo que ahora gobiernan sólo dos estados: Durango y Coahuila.
El 2024 será un año de retos para el tricolor, puesto que por primera vez presentarán en la boleta electoral a un personaje ajeno al partido y con el que incluso compitieron en unos comicios en Hidalgo, además de que lo hará en una coalición. Sumando a lo anterior, después del 2 de junio tendrán que renovar su dirigencia, así que el camino no parece fácil.