Zulema Yulia Hernández fue una de las amantes más relevantes de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera, líder del cártel de Sinaloa, luego de ambos se conocieron en un penal de máxima seguridad a finales de los años 90′s y siete años años después ella fue hallada sin vida en la cajuela de un auto, tras presuntamente haber sido asesinada por Los Zetas, en el Estado de México.
Zulema nunca conoció a su padre y su madre se dedicaba a la prostitución, por lo que su vida siempre estuvo marcada por la pobreza, lo que la llevó a que desde muy joven recurriera a las drogas y a la delincuencia para sobrevivir.
En una entrevista con el periodista Julio Scherer, la mujer narró que cuando tenía 13 años, ella y su hermano tenían que protegerse constantemente de los hombres que llevaba su mamá a su casa, por lo que incluso en ocasiones le ponía candado a la puerta de su casa para no dejarla entrar.
Por ello, siendo una adolescente, su mamá la entregó a la organización ‘Drogadictos Anónimos’, una institución de rehabilitación.
Zulema explicó que en ese entonces aprendió sobre la cocaína y el uso de armas, pues estaba convencida de que bajo ninguna circunstancia sería prostituta, por lo que considera que su paso por el centro de rehabilitación le dejó cosas buenas “como esas”.
“En ese tiempo supe de la droga y de las armas, cómo se cocina la cocaína y cómo se manejan las pistolas. Vi de cerca la prostitución, que aborrecí. Jamás sería puta. Nadie me creía virgen y como a una virgen me trataban y virgen era.
“El centro me dejó cosas buenas como ésas, así como mi casa me dejó cosas malas, todas, salvo mi hermanito, que es también mi hijo, como mi Brandon”, se lee en el libro “Máxima Seguridad. Almoloya y Puente Grande”.
Zulema tenía personalidad manipuladora y extrovertida
De acuerdo con distintos estudios psicológicos que se le practicaron y revisiones médicas, el querer salir de la pobreza a través de la delincuencia la llevó a desarrollar una personalidad manipuladora, demandante, extrovertida y hasta exhibicionista.
Asimismo, las cicatrices de quemaduras, mordidas y hasta cortadas en forma de cruz en distintas partes de su cuerpos como la frente, la muñeca, el brazo derecho, su cuello, uno de sus muslos y en las rodillas, constataban lo dura que había sido su vida.
Poco después de salir del centro de rehabilitación, Zulema ingresó por primera vez a prisión en 1992, cuando tenía 19 años y fue llevada al reclusorio Oriente, en la Ciudad de México, acusada de los delitos de asalto e intento de secuestro, por los que recibió una pena inicial de 35 años.
En el reclusorio, Zulema se hizo del control de la venta de drogas y aprendió a controlar ciertos aspectos de la vida en prisión a su favor, como el tener cierta influencia con los guardias y sus compañeras, por lo que las autoridades la trasladaron al reclusorio Norte.
No obstante, el gobierno de la Ciudad de México la trasladó en el 2000 a una cárcel de mayor seguridad: el Cefereso 2 de Puente Grande, Jalisco, donde estaba El Chapo, quien incluso organizaba festejos, compraba custodios y conseguía que le llevaran mujeres a su celda. Una de ellas fue Zulema.
¿Cómo conoció Zulema al Chapo?
Según el reportaje realizado por Julio Scherer, el romance entre ambos nació a raíz del sufrimiento que los dos experimentaron por tener una vida de pobreza y la ausencia de su padre, el cual supuestamente el capo le platicaba a través de cartas, que presuntamente él no escribía pero las aprobaba antes de enviarlas y cuyos texto comenzaban con la frase “Hola, mi amor” u “Hola, corazón”.
“El mismo pavor que él sintió lo siento yo. Ése era un hilo de comprensión entre nosotros. Yo también fui pobre, padecí mucho y padezco hasta la fecha una madre insoportable. Él padeció el yugo de un padre, el abandono del padre, el que lo corriera de su casa y lo mandara a trabajar con el abuelo, a las tierras, de día y de noche. Él lo vivió y cómo lo superó, cómo tuvo que superarse, cómo tuvo que llegar a ser un hombre como el que es y todo el imperio que hizo”, dijo Zulema al periodista Julio Scherer.
Sin embargo, algunas versiones periodísticas aseguran que en realidad, “El Chapo” no estaba enamorado de ella y que cuando se enojaba con Zulema, el narco hacía que otros reos se acostaran con ella, lo que le generó trastornos mentales, esto último lo señala la periodista Anabel Hernández, en su libro “Los Señores del Narco”.
Su “relación” duró menos de un año, hasta que “El Chapo” escapó de Puente Grande y ella fue trasladada al Centro Femenil de Readaptación Social en Tepepan.
Aunque recobró su libertad en 2006, dos años más tarde, el 17 de diciembre de 2008, el cuerpo de Zulema fue hallado semidesnudo, envuelto en cobijas y amarrado con cintas en la cajuela de un auto abandonado en el municipio de Ecatepec, en el Estado de México, a la altura de la carretera México-Pachuca.
En ese entonces, Zulema tenía 35 años y en su cuerpo había huellas de que fue brutalmente torturada: tenía la letra “Z” marcada en la espalda, abdomen, glúteos y senos, por lo que su muerte se atribuyó al cártel de Los Zetas.