Históricamente, el estado de Zacatecas ha sido un territorio de alta relevancia para los grupos del narcotráfico en México.
Su ubicación al centro-norte del país lo coloca como un punto clave que conecta las rutas más importantes de trasiego de drogas y armas a lo largo y ancho del país.
En 2020, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) catalogó a Zacatecas como un “nudo de comunicaciones”, ya que es una zona de paso obligada en el trayecto que va de Colima a Tampico y lo es igualmente en el trazado que parte de Veracruz a la Ciudad de México y luego se bifurca hacia Ciudad Juárez y Piedras Negras.
Además, colinda con nueve entidades incluidas Durango y Guanajuato, pertenecientes al “Triángulo Dorado” y al “Triángulo Rojo del Huachicol”, respectivamente.
Controlar el estado de Zacatecas significaría tener libre acceso a un sinfín de oportunidades en los negocios ilícitos y los cárteles son conscientes de ello.
En febrero de 2021, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) presentó la Evaluación Nacional de Riesgos de Lavado de Dinero y Financiamiento al Terrorismo en México (ENR) 2020 con un mapa de las zonas en que operaban distintos grupos criminales —omitido de la versión pública, pero obtenido por este medio—.
Ahí, el organismo administrativo detectó que en Zacatecas tenían presencia al menos cuatro estructuras delictivas: el Cártel del Noreste (CDN), el Cártel de Sinaloa (CDS), el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel del Golfo (CDG).
Para ese entonces, ya había una declaratoria frontal de guerra entre las dos principales organizaciones criminales del país —CDS y CJNG— por el dominio del estado.
En 2019, la facción del Cártel de Sinaloa comandada por Ismael “El Mayo” Zambada desplegó varios grupos de sicarios —conocidos como La Operativa MZ— con destino a Fresnillo. Para 2020, según el reporte de la UIF, se habían asentado en todo el corredor que comunica al sur de Durango con el sureste de Coahuila, cruzando a Zacatecas por el centro.
Como respuesta, el CJNG de Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, amenazó al “Mayo” diciendo que tenía a sus hombres “bien ubicados”.
La disputa entre ambos cárteles por Zacatecas coincidió con el repentino incremento en el número de desapariciones.
Datos de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) señalan que en 2019 se reportaron 241 personas desaparecidas y no localizadas, cantidad que subió a 319 en 2020.
Para 2021 el registro llegó a 658 personas desaparecidas, se redujo a 455 en 2022 y en sólo nueve meses de 2023 ascendió a una cifra histórica, con 659 reportes.
De las tres mil 652 personas desaparecidas en Zacatecas, 904 son hombres de entre 20 y 29 años. El cuarto grupo etario más afectado por esta situación son los jóvenes de 15 a 19 años, como los muchachos secuestrados en días pasados por un comando armado en el municipio de Villanueva.
La relación entre la pugna entre cárteles de la droga y las desapariciones en Zacatecas no es un tema nuevo e incluso ha sido reconocido por las autoridades. En el reciente caso de los jóvenes “levantados” en Malpaso, el fiscal José Murillo Ruiseco planteó que una de las causas podría ser, precisamente, el combate entre estructuras criminales.
Este escenario resulta aún más violento que el que vivió Zacatecas entre 2007 y 2010, cuando los principales actores eran Los Zetas, el Cártel del Golfo, el CDS y la escisión de los Beltrán Leyva.
Diversos especialistas consideran que la escalada en los hechos violentos en Zacatecas se debe, precisamente, a la búsqueda constante de los grupos del narco por consolidarse como el bando hegemónico.
Y es que, al no haber un solo “dueño” del territorio, cada cártel optó por asentarse en una región desde la cual buscaría ir ganando terreno a través de asesinatos y desapariciones que no sólo han afectado a sus rivales, sino que han dejado una dolorosa herida en el resto de la población e incluso en las instituciones de seguridad.
Basta recordar, por ejemplo, que en agosto de 2023 fueron secuestrados cinco policías en el municipio de Villa Hidalgo. Un grupo de sicarios se los llevó de la comandancia y sus cuerpos fueron ubicados días después en el municipio de Pinos. Las víctimas, según datos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), fueron acribilladas y sus cuerpos apilados uno sobre otro.
Asimismo, en los límites de Zacatecas con Jalisco —con fuerte presencia del CJNG— fue secuestrado el coronel de la Sedena José Isidro Grimaldo Muñoz el 10 de diciembre de 2022. Hasta la fecha de la presente publicación su paradero aún se desconoce, pero las autoridades reconocieron que probablemente ya no estaría con vida.