Agente de viajes y vendedor de llantas: el desconocido y difícil inicio de Juan Rulfo

Juan Rulfo es reconocido como uno de los grandes maestros de la narrativa hispanoamericana del siglo XX

Juan Rulfo desempeñó múltiples oficios a la par que se dedicó al desarrollo de la escritura (Foto: Especial)

El llano en llamas y Pedro Páramo, ambas escritas por Juan Rulfo, son dos obras literarias contempladas dentro de un selecto grupo de referentes de la literatura mexicana. A pesar de su éxito, la vida de su autor se desarrolló de una manera diferente a la que la mayor parte de los escritores ha llegado a construir, pues además tuvo que desempeñar otros oficios.

El historiador Ricardo Lugo Viñas, en un artículo publicado dentro de la sección “Anecdotario” de la revista Relatos e historias de México, recordó cuáles fueron las ocupaciones que Juan Rulfo tuvo que desempeñar a la par que cultivó su gusto y habilidad en la literatura.

Nacido el 16 de mayo de 1917, Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno fue el tercero de cinco hermanos. A los seis años de edad tuvo que lidiar con la muerte de su padre, al igual que con la de su madre algunos años más tarde. Gracias a ello, se vio en la necesidad de quedar bajo el cuidado de su abuela, aunque posteriormente ingresó en un internado ubicado en Guadalajara.

El autor del "El llano en llamas" estuvo a punto de no acudir a recibir el premio Príncipe de Asturias al no tener permiso en su trabajo Foto: Especial)

Desde niño, gracias a una biblioteca depositada en la casa de su familia, Juan Rulfo comenzó a tener interés en la literatura. Dicho gusto lo acompañó durante su infancia y adolescencia, aunque pudo potenciarlo cuando decidió mudarse a la Ciudad de México a mediados de la década de 1930.

Fue en la capital donde se vio obligado a encontrar alguna ocupación a través de la cual poder costear su manutención. Uno de los primeros puestos de ostentó, de acuerdo con Lugo Viñas, tuvo que ver con la administración federal pues recibió el cargo de agente de migración en la Secretaría de Gobernación.

Otro de los trabajos que desempeñó fue el de agente viajero, aunque no por eso quedaron fuera de su biografía ocupaciones como vendedor de llantas Goodrich Euzkadi, así como de relojes Steelco. A la par de que desarrolló dichos empleos, Rulfo dedicó demasiadas noches de su vida a la escritura, aunque al principio no tuvo el éxito esperado.

Juan Rulfo escribió "Pedro Páramo" en cuatro meses

“Regalaba su libro de cuentos de mano en mano, entre amigos y familiares, y su novela fue mal recibida por la crítica mexicana. Es así que ambos resultaron fracasos comerciales”, recuerda el historiador Lugo Viñas.

A lo largo de su trayectoria, dedicó tiempos libres y numerosas noches, según recordó en una entrevista con el periodista Fernando Benítez en el año 1980, a la escritura de novelas y cuentos. De hecho, fue en las noches continuas de cuatro meses cuando logró terminar de redactar Pedro Páramo (1955), publicación que vio luz en la década de los 50, al igual que El llano en llamas (1953).

“Traía un gran vuelo, pero me cortaron las alas. Ahora algo madura, algo se forma y necesito un poco de paz y de silencio para reanudar mi trabajo. Espero la magia de otras noches, porque yo soy un tecolote. Todo lo hago de noche”, declaró ante el periodista Fernando Benítez.

Juan Rulfo llegó a estrechar amistad con el escritor colombiano Gabriel García Márquez (Foto: Harry Ransom Center)

¿Por qué Juan Rulfo estuvo a punto de no recibir el Premio Príncipe de Asturias?

El empleo que lo acompañó desde 1963 hasta su muerte en 1986 fue el de editor al interior del Instituto Nacional Indigenista, cargo que también marcó un suceso relevante en su vida. Casi tres décadas después de haber publicado sus obras icónicas, Rulfo fue convocado a la ciudad de Oviedo, en España, para recibir el Premio Príncipe de Asturias, aunque no acudió.

De acuerdo con el historiador Lugo Viñas, el escritor pidió permiso a su jefe para para ausentarse algunos días y poder acudir a la ceremonia. No obstante, con el pretexto de haber tomado vacaciones en tiempos recientes a dicha petición, su interlocutor le negó la posibilidad. Al día siguiente, el superior de Rulfo recibió una llamada de la Presidencia de la República para permitirle asistir.

El Premio Príncipe de Asturias le fue otorgado a Juan Rulfo en el año de 1983. El argumento del jurado para reconocerlo fue:

“En reconocimiento de la alta calidad estética, hondura inventiva, acierto y novedad expresiva, así como de su decisiva influencia en la posterior narrativa de su país y el lugar destacado que ocupa en el conjunto de las letras hispanas”, de acuerdo con la Fundación Princesa de Asturias.