En su reciente Quinto informe de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo énfasis en que no vivimos en un narcoestado pese a los niveles de violencia imparables, además de la crisis de los más de 100 mil desaparecidos reportados en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).
“Ahora no se reprime al pueblo, no se ordenan masacres, no hay tortura, no se desaparece a nadie, no se tolera la violación de los derechos humanos y tampoco existe un narcoestado”, dijo enfático; sin embargo, los hechos que se padecen cada semana horrorizan a los ciudadanos, como lo fue el pasado caso de Lagos de Moreno, Jalisco, donde desaparecieron cinco jóvenes que eran amigos desde la infancia.
Posteriormente circuló un video donde presuntamente estos jóvenes aparecían atados de manos, pies y boca, en una siguiente toma se ve que soltaron a uno de ellos y lo habrían obligado a torturar con una enorme piedra en las rodillas para romperles los huesos a sus amigos para luego degollarlos.
Alberto De la Garza, profesor investigador Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco, conoce muy de cerca la problemática de las bandas callejeras y su posterior cooptación al narcotráfico ya que ha trabajado con organizaciones de barrios pobres de Tijuana donde ha explorado la difícil y estigmatizada vida de los niños, adolescentes y jóvenes, la principal fuerza laboral considerada como “desechable” por los criminales.
“Estamos muy acostumbrados por la sociedad de consumo a soluciones rápidas y muy dirigidas, pero en este caso es el tema es muy complejo porque atraviesa por muchas, yo que trabajo desde la psicología social pero aparece en el campo de la economía, en los medios de comunicación, en el campo psicológico, judicial y además atravesar todos los aspectos sociales”, explicó para Infobae México.
Un problema de hace más de 100 años
El especialista en conducta social y humana detalla que es un problema antiguo que no sólo no se ha podido resolver sino que ha crecido exponencialmente en México y en el mundo.
“Por ejemplo Ciudad Juárez tuvo a Ignacia “La Nacha” Jasso (fue pionera en infiltrar los cuerpos de inteligencia en México para sobornarlos y corromperlos), que es la gran fundadora de los carteles, un fenómeno que tiene 100 años y con un nivel de penetración en la sociedad muy alto básicamente”, recordó De la Garza.
Abundó que hubo otras bandas, principalmente “empresas” familiares de la droga, como los Valencia en Michoacán, o los muy conocidos en Badiraguato (El Mayo Zambada y El Chapo Guzmán). Muchas de estas grandes familias dedicadas al narcotráfico empezaron en los años 20 con la prohibición estadounidense.
“Y ha habido un ascenso social debido a esa prohibición en diversos sectores sociales, en Jalisco, Michoacán, Sinaloa, Coahuila, Tamaulipas. El fenómeno se va complejizando y se llega a un punto donde no hay una separación puntual entre el estado y los fenómenos criminales, en todos lados siempre ha habido una penetración fuerte una compenetración hay un vínculo”, detalló.
La fortaleza del dinero de los cárteles mexicanos en el mundo
El analista hizo referencia a estudios de la Universidad de Bogotá en Colombia, que refieren que el 90% del dinero de las actividades ilegales del narcotráfico está guardado en los bancos europeos y solo el 10% se queda en América Latina.
“Lo que tenemos hoy es un espectáculo muy visible que está fuertemente vinculado a los mercados internacionales, el poder económico es muy grande y muy amplio, que es lo que hemos visto en los últimos años. Aparte de la guerra contra el narco de Felipe Calderón con las fuerzas militares”, puntualizó.
“Pero esta espectacularización que hemos visto en grabar sus atrocidades y exponerlas empieza por los kaibiles que los trae Osiel Cárdenas para funcionar como operadores, como facilitadores a los grupos tienen dos escaladas diferentes, uno las en los medios en los 30s 40 50s y otra con el auge del Señor de los cielos en los 80s no eran tan visibles para la sociedad”, comentó.
Sin embargo, agregó que esa masificación de videos terribles y deshumanizantes se ha dado a que hoy tenemos medios masivos y un acceso mucho más fácil de internet por lo que se crea una “espectacularidad” como parte del narcotráfico, desde las narcomantas, colgados en los puentes, una forma muy teatralizada de operar cada vez se precisa, y cada vez con más violencia para que nos llamen la atención.
Falta de código e involución como sociedad
Se ha documentado por analistas que han seguido muy de cerca la historia del narco, como Anabel Hernández, que hace décadas aún existían ciertos códigos de respeto y que los narcos no se metían con las familias, las madres, hijos y parejas eran intocables; sin embargo, hoy no existe tal cosa pero también se ha cambiado a las pandillas barriales del país y han sido cooptados por el narco.
“Hay una cierta lógica y la pandilla original era una pandilla barrial que sí bien tenían algunas actividades ilegales como pequeños robos o consumo de drogas, también iban a jugar fútbol, protegían un territorio, eran amigos y funcionaban como una suerte de máquina de resistencia a la penetración de otros grupos de poder”, dijo el sociólogo.
Pero se fue transformando y la penetración de otros grupos criminales de otros carteles incipientes o grupos delictivos poco a poco fueron cooptando a las pandillas o eliminándolas.
“Así el cártel se vuelve una suerte de máquinas muy ligada a los mecanismos más de las empresas que de las pandillas y funcionan como tales. Una gran empresa que requiere la conquista de estos territorios a toda costa porque a partir de esa conquista no solo puede gestionar como mucha mayor facilidad el ingreso de drogas y armas una generación más diversa, esa penetración se va haciendo cada vez más cruda”, señaló.
Y la violencia sólo se incrementa “los mecanismos de esa empresa funcionan de manera cada vez más descarnada porque la competencia es mayor capitalista, como las grandes compañías, compran empresas o las quiebran y adueñan y monopolizan el mercado”.
¿Con qué fin aumentan y recrudecen la violencia?
“Usan la violencia como un recurso de llamar la atención de los enemigos de los contras, pero también de la población para generar un miedo mayor, en muchos casos generan inmovilidad social. Es muy difícil cuando estás en una comunidad controlada que tú decidas actuar en contra porque el medio se vuelve el gran miedo. Por eso optan por refugiarse en casa porque sabemos que los cuerpos policiales están infiltrados y cooptados, o vinculados con grupos criminales”, detalló.
“Es entendible que criminales la gente tampoco tiene esta opción de ir a una comisaría para estar seguro están en una total falta de defensa posible y el cartel y los grupos criminales se adueñan de la calle de los pueblos y de los territorios”, agregó el académico.
¿Hay una forma de combatir o prevenir que los jóvenes sean robados por el narco?
“Todos los programas sociales (como el de Jóvenes construyendo el Futuro y otras becas) que generan una mejor condición económica focalizada a estas sectores abona. Pero hay dos temas, uno es pensar que los que ingresan al cártel son necesariamente pobres cuando podemos encontrar gente que se dedica a lavado de dinero que estudió en la universidad o en escuelas privadas de las mejores zonas económicas.
“No necesariamente pasa por esta lógica de pobreza sino de la contabilidad y de la sociedad capitalista. Los grandes lavadores de dinero estudiaron en el ITAM y otras universidades reconocidas, porque opera con cantidades económicas muy fuertes”.
“Estos programas resultan útiles pero el programa en sí mismo no basta, se requieren condiciones educativas, condiciones de espacio. Con este abandono de lo escolar se vuelve un problema porque tampoco hay condiciones de vida comunitarias que son uno de los puntos cruciales porque la comunidad misma es la que sufre todo el problema del narcotráfico y de los grupos criminales pero no hay medidas para que la vida comunitaria mejore. No hay espacios para que la comunidad trabaje en conjunto espacios educativos extraescolares espacios de esparcimiento colectivo, toda esta lógica que hemos padecido los últimos 40 años cada vez más individualizada, donde la pobreza la enfermedad se ve como el problema del individuo no de la comunidad por supuesto el narco se le puede ver como de manera individual”.
Además explicó que el narco le da lo que la sociedad no a estos jóvenes.
“Porque si tú entras a una empresa que tienes movilidad social te sientes involucrado y esto muchas veces fuera de estos grupos, estos jóvenes no tienen nada más. Tienen opciones de entrar a la maquila en el caso de Juárez a Tijuana o ingresar al Oxxo y no van a tener movilidad social. Pero entonces si entran como halcones (vigilantes) van a ascender rápido si hacen bien su trabajo.
Si bien, muchos jóvenes están dispuestos a trabajar directamente para el narco también existe otra realidad espantosa, muchos otros han sido engañados con letreros de trabajos de guardias de seguridad o trabajadores para call center y muchos lo toman tal cual como un trabajo, aunque esté siendo liderado por narcos. Sin embargo, salirse o estar en desacuerdo con el jefe trae consecuencias, no es una demanda o un despido sino la muerte para que no divulguen los actos ilegales.
“Hay una involucración total, saben dónde vivo, saben quién es mi familia saben dónde viven y hacen muy difícil que una persona decida salirse por su propia voluntad porque tampoco tenemos un mecanismo nacional como de testigos protegidos o rehabilitación de cambio de sede”.
“Si entendemos históricamente cómo ha sido el vínculo entre las autoridades y los narcos y la gran compenetración y vinculación desde hace 100 años. Si entendemos todos estos fenómenos en un contexto histórico vinculado entonces nos preguntamos dónde está las operación real ¿Quién está protegiendo a quién? Y quizá ahí es donde deberíamos generar un mecanismo de introducción generando mejores recursos comunitarios económicos, pero mientras arriba funciona igual la lógica sigue”.
Las narcoseries
La series de Netflix como “La reina del sur” o “Narcos” romantizaron un tanto el contexto narco.
“Muestran lo que significa dinero fácil rápido. Estas personas son muy admiradas en el capitalismo moderno, con el argumento de que se hicieron a sí mismos, parece que eso es el gran logro y qué mejor que alguien que nace en Badiraguato (como El Chapo Guzmán) en un pueblito y acaba metiéndose en la lista de Forbes. Eso es más emocionante que Steve Jobs, un clase mediero que creció en un suburbio con bonanza, en cambio “El chapo” venía desde abajo, entonces manejan el capitalismo de una manera extraordinaria y una fascinación adicional que siempre no se ha producido la estética de la violencia.
“Pero también encumbran el poder “el que puedes decidir vida y muerte y muestran los grandes aviones, viajes, mansiones, los lujos, porque además está narradas de una forma que los mexicanos entendemos muy bien, la telenovela. Y esa es una narrativa le añadimos la canción popular como corridos tumbados una fascinación por esos personajes, lo que (estas series) dicen es ‘quiero ser exitoso rico´, lo que no dice es ‘quiero decapitar personas, matar a cientos o miles de las peores formas’. Esa parte no está ahí, hay una ruptura simbólica entre ese camino para llegar y el costo que implica ese éxito.