Estamos en plena temporada de lluvias, sin embargo, éstas no han sido generalizadas en todo el territorio nacional ni tan copiosas como quisiéramos, por lo que, si bien muchas presas empiezan a recuperar los paupérrimos niveles que tenían, no será suficiente como para llenarlas y algunas zonas, sobre todo el norte del país, seguirán con los estragos de la escasez de agua.
El principal problema con el manejo del agua ante la sequía del país es que normalmente volteamos a ver hacia abajo: contabilizamos niveles de ríos, lagos y presas; entubamos arroyos, y perforamos en búsqueda de nuevos pozos de agua. Sin embargo, deberíamos de estar enfocados hacia arriba.
La lluvia puede ser una de las soluciones para hacer frente a la escasez de agua en las venideras temporadas secas. La captación de agua de lluvia no es para nada novedosa, se han encontrado vestigios de esta práctica en antiguas civilizaciones desde hace, al menos, 5,000 años, pero en México se ha invertido poco para que esta actividad sea recurrente y generalizada y los esfuerzos siguen enfocados en entubar causes para llevarlos de un lugar a otro.
Podemos enumerar tres grandes beneficios de la captación de agua de lluvia:
1. Aumenta la disponibilidad de agua y genera ahorros. A nivel familiar, si se capta el agua de lluvia para destinarla a usos que no impliquen consumo como limpieza, riego, lavado de autos y relleno de inodoros, se utilizaría mucho menos agua de la red, lo que genera ahorros económicos y disminuye el desperdicio del agua. Si lo vemos a nivel urbano, los beneficios aumentan, pues también se tendría el recurso para riego de parques sin tener que explotar otras fuentes de agua.
2. Disminuye la contaminación de fuentes naturales. Si se retiene el escurrimiento pluvial en zonas urbanas, se evita que éste arrastre basura, grasas y sedimentos hacia fuentes limpias como ríos, lagos y humedales; también se evita que la tierra absorba dicha contaminación que va a parar a mantos acuíferos o pozos, de donde muchas veces es extraída para consumo humano.
3. Disminuye inundaciones. Acaparar el agua de lluvia evita la saturación de la infraestructura urbana, que en grandes ciudades suele ser cada vez más insuficiente debido al aumento poblacional que conlleva mayores volúmenes de agua que deben ser desalojados a través del alcantarillado.
En ciudades como la capital del país, Monterrey, Guadalajara y Querétaro, entre otras, se han realizado esfuerzos de captación de agua de lluvia, principalmente mediante la construcción de vasos reguladores que concentran en puntos específicos el flujo pluvial. Incluso se aprovechan de estos vasos reguladores como lagos artificiales que embellecen desarrollos habitacionales y dotan de un suministro para el riego de áreas verdes comunes. Sin embargo, todavía se puede aprovechar de manera más eficiente el agua de lluvia, pues en la mayoría de los casos, ésta va a parar al drenaje donde se contamina con el agua de desecho.
Hace muchos años las casas se construían sin tinacos ni aljibes, pues el suministro de agua era constante; esto tuvo que modificarse. Hoy en día, la gran mayoría de las construcciones tienen este tipo de almacenamiento de agua que ayudan a que el uso pueda ser constante a pesar de que el suministro no lo sea. De este mismo modo, la instalación de sistemas de captación de agua de lluvia en los hogares tendrá que migrar muy rápido a ser una constante. Un futuro con mejores condiciones depende de ello.