El Sistema de Transporte Colectivo de Nuevo León, Metrorrey, afirma que este martes firmó contratos que superan los 400 millones de pesos, los cuales se encuentran destinados a la restauración de las estaciones cerradas por remodelación.
Los contratos cobran relevancia, debido a que estos ofrecen la reanudación de operaciones en las estaciones cerradas; con ello se estima que “Anáhuac” abra en un lapso de 60 días, seguido por el trecho restante hasta “Sendero”, que se proyecta en un plazo de 90 días.
El director del Sistema de Transporte Colectivo del estado de Monterrey, Abraham Vargas Molina, considera que, tras el presupuesto disponible, espera concluir así, la remodelación del tramo elevado.
Debido a ello mencionó que de la suscripción de los cuatro acuerdos concebidos para restaurar las secciones en falta, desde la prominente avenida Nogalar hasta el culmen en Sendero, se espera que en un horizonte de escasos 60 días, volver a ver la luz en la estación Anáhuac, mientras que la restauración en Sendero tomará otros 90 días.
También, el director añadió que “la garantía presupuestaria, sellada en los contratos rubricados hoy, despeja el camino hacia el progreso ilimitado”. Estos cuatro acuerdos, cifrados en más de 400 millones de pesos, respaldan el esfuerzo de revitalización.
Tras el acuerdo, siguen las afecciones
Después del cierre de seis estaciones el pasado 5 de diciembre debido a fallas en los capiteles, la Línea 2 del tren experimenta una disminución en su alcance, llegando únicamente hasta la estación Universidad después de ocho meses de su cierre.
Entre las estaciones afectadas, “General Anaya” destaca por su deterioro evidente, por parte de los usuarios, al registrar visiblemente el desgaste exterior del tramo elevado del Metro. Ante esta situación, el director de Metrorrey, Abraham Vargas, aseguró que, aunque la exposición del acero y la loza carcomida pueden parecer alarmantes, la estación no está en riesgo de colapso.
Esta aclaración busca tranquilizar a los usuarios y alentar su uso en las estaciones aún operativas. Los trabajos de sustitución del concreto en el techo del túnel se estiman en aproximadamente ocho semanas, con el objetivo de restaurar plenamente la funcionalidad y seguridad.
Ante las demandas de los usuarios, que se han visto en la encrucijada de enfrentar la escasez de tarjetas para su travesía en el Metro, el director de Metrorrey, anunció que para el fin de semana llegará un contingente de más de un millón de tarjetas. Un gesto destinado a aplacar la incansable demanda que resuena en los pasillos subterráneos.
También, ofreció un anuncio en cuanto a la recarga de las tarjetas y el uso del código QR en establecimientos de conveniencia. Con ello, en Nuevo León se abre paso a la transición acelerada de los boletos magnéticos hacia la primacía de la era QR, logrando así, una apertura crucial que democratiza la recarga de los usuarios al tener diversos medios para efectuar la misma.
La historia de Metrorrey
La historia de la línea 1 del metro de Metrorrey, también conocida como la línea amarilla, es un testimonio fascinante de la ingeniería y la visión urbanística que transformaron la movilidad en la zona metropolitana. Su construcción, que se inició el 25 de abril de 1988, marcó un hito en el desarrollo de infraestructura en la región.
Con un recorrido de 18 kilómetros y un trazado que serpentea desde el oriente al poniente, la línea 1 se convirtió en una arteria vital que conecta a los ciudadanos en su día a día. Con 19 estaciones en su recorrido, la línea enlaza puntos clave de la ciudad, permitiendo a las personas desplazarse de manera rápida y eficiente. Ya sea para dirigirse a sus trabajos, estudios o para disfrutar de los encantos de la zona, la línea amarilla se ha convertido en una compañera confiable.
El viaje a través de la línea 1 es una experiencia que combina velocidad y comodidad. En tan solo 38 minutos, los pasajeros pueden cubrir todo el trayecto desde la estación Talleres, en Monterrey, hasta la estación Exposición, en el municipio de Guadalupe.
El destino final de la línea, la estación Exposición en Guadalupe, cierra el ciclo de este viaje. Pero más allá de ser simplemente una terminal, esta estación es un recordatorio de la colaboración entre las comunidades y los esfuerzos conjuntos para mejorar la calidad de vida.