La influencer de redes sociales, Jessica Fernández García, cuya fama se ha consolidado gracias al exitoso podcast “Más allá del rosa”, se encuentra bajo el escrutinio público tras su reciente viaje a Ruanda.
El podcast ha sido el trampolín que ha catapultado a Jessica hacia la notoriedad en los últimos meses. En este espacio, la joven youtuber invita a mujeres a abordar temas considerados “tabúes”.
Fernández respondió a las críticas que surgieron tras su reciente viaje a Ruanda y las imágenes que compartió de sus entrevistas con mujeres sobrevivientes del genocidio de 1994. La influencer, quien fue invitada al congreso Women Deliver Conference en África, enfrentó controversias por su enfoque en las fotografías y el contenido compartido en sus redes sociales.
La participación de originaria de Monterrey en la conferencia, donde se unió a organizaciones de mujeres de todo el mundo, incluyendo la fundación Duhozanye, que brinda apoyo a mujeres víctimas de violencia en Ruanda, pretendía dar voz a las historias de estas mujeres y concienciar sobre sus luchas.
Usuarios en línea han acusado a Jessica de explotar las historias ajenas con fines lucrativos, tachándola de “salvadora blanca” y argumentando que está buscando protagonismo en una causa en la que consideran que no debería tener un papel predominante.
Blackface y demás prácticas racistas
Ante la controversia, Jessica emitió un comunicado en el que se disculpó por las ofensas causadas y explicó su enfoque. Reconoció su intención de utilizar sus recursos y privilegios para amplificar las voces de diversas mujeres y buscar el cambio social.
Argumentó que rechazar la invitación de Duhozanye para realizar las entrevistas sería negarles un espacio para compartir sus historias, lo que consideró inapropiado.
Sin embargo, admitió que la selección de las fotografías no fue adecuada y reconoció el “linchamiento digital” y la “violencia psicológica” que enfrentó en respuesta.
Diversas mujeres difundieron videos en redes sociales en donde se puede ver a Jessica vestida para Halloween “de mujer negra”, cosa que es considerada como blackface, una controvertida y ofensiva práctica que involucra la representación caricaturesca y estereotipada de personas de ascendencia africana o afrodescendientes por parte de individuos que no pertenecen a esa comunidad racial.
El blackface es ampliamente condenado hoy en día por ser un acto racista y ofensivo que desencadena dolor y perpetúa la discriminación racial. Se considera una manifestación de apropiación cultural y se ha asociado históricamente con la degradación de las personas negras y la minimización de sus luchas y experiencias.
Además, luego de toda la polémica por su viaje, la influencer salió a dar un comunicado en redes sociales aclarando la situación, lo que la llevó de nuevo a ser criticada bajo el argumento de que se estaba victimizando y que desconoció completamente de temas socioculturales.
Además, Fernández acusó a sus críticos de “hacer el trabajo sucio al patriarcado”, por lo cual, también se le cuestionó que el racismo que ella ejercía también estaba marcado por la misoginia y el patriarcado.
Fueron varias las influencers, que compartieron contenido al respecto de estos temas quienes se dedicaron a dar su punto de vista sobre el tema, entre ellas se encuentran @cruela, @somos.reales o @mayuraprisma.
A pesar de estas controversias, Jessica ha llamado la atención por su enfoque en cuestiones de gran importancia social, como la trata de personas, la prostitución y los desafíos enfrentados por las mujeres trans, ha llevado a la destacada activista Kenya Cuevas a participar activamente en su podcast.
Con tan solo 29 años, ha construido una sólida carrera en línea, identificándose como activista, oradora en conferencias y defensora de los derechos de la mujer.
El origen de su compromiso se remonta a su época de estudiante de Biotecnología en el Tecnológico de Monterrey, donde luchó por financiar sus estudios y perseguir su sueño de viajar, lo que eventualmente la condujo al camino del activismo en pro de los derechos de las mujeres.
¿Qué es el Síndrome del Salvador Blanco? Entre la buena intención y la percepción equivocada
En un mundo cada vez más conectado a través de las redes sociales y las plataformas digitales, surgen fenómenos socioculturales que invitan a la reflexión y el análisis.
Uno de estos conceptos es el “Síndrome del Salvador Blanco”, un término que pone de manifiesto una dinámica compleja en la que individuos de origen occidental pueden involucrarse en causas o situaciones en otras partes del mundo, a menudo motivados por buenas intenciones, pero que pueden ser percibidos de manera equivocada por las comunidades locales.
El Síndrome del Salvador Blanco se refiere a la actitud de algunas personas, generalmente de países desarrollados, que se involucran en proyectos o acciones en naciones en vías de desarrollo con la intención de ayudar o “salvar” a las poblaciones locales.
Aunque esta intención puede ser genuina y nacida de la empatía, el término apunta a una serie de problemas inherentes a esta dinámica.
Uno de los aspectos críticos del Síndrome del Salvador Blanco es la idea de que quienes lo padecen pueden subestimar la agencia y el conocimiento de las comunidades locales, asumiendo un papel dominante en lugar de trabajar en colaboración con ellos.
Esta actitud puede llevar a la creación de relaciones de poder desequilibradas y perpetuar la noción de que los individuos occidentales saben lo que es mejor para las poblaciones locales.Otro elemento relevante es la percepción que puede generar en las comunidades receptoras.
A pesar de las buenas intenciones, los actos del “salvador blanco” pueden ser interpretados como paternalistas o condescendientes, lo que puede generar desconfianza y rechazo en lugar de empoderar a las comunidades a las que se busca ayudar.
Es importante destacar que el síndrome no está exento de matices ni de casos en los que la colaboración genuina y respetuosa trae beneficios reales. No obstante, el concepto sirve como recordatorio de la necesidad de una aproximación sensible y empática al involucrarse en causas ajenas, reconociendo la importancia del diálogo y la colaboración en igualdad de condiciones.