Qué grupos criminales acechan Lagos de Moreno y la región de Los Altos de Jalisco

La zona donde desaparecieron cinco jóvenes el pasado 11 de agosto ha sido escenario de cruentas disputas entre distintas bandas delictivas

El CJNG ha mantenido una serie de enfrentamientos en Michoacán con Cárteles Unidos. (CUARTOSCURO)

La ciudad de Lagos de Moreno, enclavada en la región Altos Norte del estado de Jalisco, se posicionó entre los principales temas del debate público debido a la desaparición de cinco jóvenes, vistos por última vez el 11 de agosto.

Roberto Olmeda Cuéllar, Diego Lara Santoyo, Uriel Galván, Jaime Miranda y Dante Hernández habrían sido privados de su libertad luego de haber estado en la Feria Lagos de Moreno. El plan era que, al salir de dicho evento, se reunirían con otro muchacho.

Su amigo, al dejar de recibir noticias sobre el grupo, alertó a sus familias y fue así comenzaron a llegar los reportes a la Policía Municipal.

Los jóvenes desaparecieron en una zona que, durante años, se ha visto asediada por las violentas disputas entre grupos del crimen organizado.

Algunos de los líderes del CJNG identificados por la Sedena en Jalisco. (Contralínea/CJNG)

Actualmente, según reportes de inteligencia obtenidos tras el hackeo a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la estructura criminal con mayor presencia en el estado de Jalisco es, precisamente, el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).

En un documento que expone la estructura de la organización, los reportes militares detallaron que en la región de Los Altos —donde se ubica Lagos de Moreno— opera el Grupo Élite Delictivo de Reacción Inmediata (GEDDRI), uno de los principales brazos armados del CJNG.

Acorte con los documentos del Ejército, el GEDDRI estaría bajo el liderazgo de Gonzalo Mendoza Gaytán, alias “El Sapo” o “El 90″, quien se ha posicionado como una de las figuras de mayor relevancia para el cártel de las cuatro letras, pues en 2012 asumió el control de la plaza en Puerto Vallarta e incluso se le relaciona con el asesinato del exgobernador Aristóteles Sandoval, acribillado a tiros en diciembre de 2020.

(Sedena)

A pesar del dominio que el cártel de Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, mantiene en casi todos los municipios de Jalisco, hay otros grupos que intentan disputar el control del territorio, pues Jalisco es un punto de alta importancia estratégica para el robo de combustible y el trasiego de drogas.

En Lagos de Moreno, por ejemplo, la Sedena identificó la presencia de dos bandas locales, identificadas como Los Puga —liderada por Emmanuel Puga Alonso, alias “El Puga”— y El JJ —cuyo líder sería un sujeto de nombre Juan José Pérez Padilla—.

Por su cercanía al estado de Guanajuato, Lagos de Moreno y roda la región de Los Altos es de gran interés para los grupos criminales, pues su presencia les da acceso a las rutas del llamado “Triángulo dorado del huachicol”.

En este contexto, el Cártel de Sinaloa (CDS) también ha incursionado en la región de Los Altos con la intención de arrebatarle el imperio criminal al “Mencho” y sus hombres.

La disputa entre facciones del CJNG y el Cártel de Sinaloa ha dejado varios episodios de violencia en Los Altos de Jalisco. (Twitter/@inseguridadjal)

Municipios como Teocaltiche —ubicado a unos 100 kilómetros de Lagos de Moreno— han sido el escenario de esta violenta disputa. En tal demarcación, la Sedena identificó como los más destacados mandamases del CDS a los hermanos Mario y Ramón González Martínez.

Ambos son hijos de Mario González Gutiérrez, alias “Don Mario”, que en vida fue uno de los hombres más cercanos a Joaquín “El Chapo” Guzmán. Aprovechando tales nexos, así como su amistad con Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Mario González Martínez quedó como cabecilla del cártel en la región, mientras que su hermano Ramón estaría al mando de su equipo de sicarios.

Los reportes filtrados de la Sedena evidenciaron que Mario y Ramón habrían forjado una célula denominada Los Herederos, encargada de la distribución de droga sintética en la zona norte de Jalisco.

Hasta el momento de la presente publicación, ninguna autoridad ha declarado que la desaparición de los jóvenes esté relacionada con las actividades de alguna estructura criminal. No obstante, es innegable el impacto que estos combates han tenido en la población, pues los cárteles han dejado a su paso una lamentable estela de fuego y muerte.