El pasado jueves, durante su conferencia de prensa mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) evadió el tema del derrame generado por la fuga en un ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) en la sonda de Campeche en la zona Ek Balam. Y es que dicho derrame de crudo está causando un gran daño ecológico.
Anteriormente, el 24 de julio, el mandatario calificó de una exageración el tema, y el jueves volvió a rechazar que el daño sea mayor. “Esto del derrame de petróleo, se pueden dar todas las explicaciones, se puede argumentar y no. Si le ensartas pierdes y si no le ensartas perdiste. También no hay que enojarse todo esto es para disfrute”, señaló AMLO.
Al presidente no le gustan las críticas que se hacen a Pemex. Así lo aseguró en su columna periodística de este viernes, el comunicador Raymundo Riva Palacio. En su texto, titulado “La defensa del Jodi”, el periodista señaló que AMLO chocó, en la semana, con todos los que censuraron a Pemex por el derrame de crudo, “acusándolos de haber exagerado y desinformado”.
Riva Palacio explica que en sus declaraciones, AMLO no defendió precisamente a Pemex, sino a su director, Octavio Romero Oropeza, a quien califica como un personaje muy importante en la formación ideológica del Presidente y quien, por décadas, ha manejado los dineros políticos y familiares.
Explica en su texto que Romero Oropeza fue dirigente de Jornadas de Vida Cristiana, un movimiento de jóvenes católicos con presencia en varios países del continente americano, especialmente en Argentina Canadá y México.
Señala que en su relación con Obrador, que se remonta a los tiempos en los que comenzaba el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Tabasco, en 1988, “compartían el interés por las comunidades rurales, la religión y la política, y hablaban en términos de ricos y pobres, de los que tienen y los que no, en la dialéctica binaria que ha caracterizado al Presidente durante toda su carrera pública”.
Sin embargo, se explica, Romero Oropeza no solo fue un compañero de viaje, sino también le dio sustento ideológico a AMLO, y contribuyó a la polarización en la que entró Tabasco desde principios de los años 90, con invasiones en ranchos e instalaciones de Pemex, de la cual no salió nunca más.
Recuerda que Romero Oropeza escribía un artículo editorial que Jesús Silbilla Oropeza, su primo, leía y actuaba en un popular programa en Telereportaje, una empresa periodística con casi 70 años de vida y propiedad de Silbilla Oropeza, la cual tenía una profunda influencia en las comunidades de Tabasco. “Quienes recuerdan esos tiempos, cuentan cómo, en el campo, la palabra de Telereportaje era como una Biblia y un camino a seguir. Ahí, bajo el seudónimo de “Jodi”, Romero Oropeza mencionaba regularmente la díada ricos y pobres, nutriendo a López Obrador de un discurso público lleno de sofismas y silogismos que comenzó a cambiar el humor social en el campo tabasqueño”, se lee.
La parte más famosa de del pasado de AMLO, se lee, es la toma de más de 600 pozos petroleros de Pemex, a lo que le siguió su gran marcha política, el Éxodo por la Democracia y la ocupación del Zócalo capitalino. Se explica que Romero Oropeza, junto a Alberto Pérez Mendoza, otro soporte político de AMLO que murió en 2013 y Javier May, siempre fueron sus eternos compañeros de travesías políticas.
Sin embargo, en Romero Oropeza había una una confianza adicional, pues lo eligió como la persona que manejara todos sus recursos, tanto políticos como personales. La mayor confianza que AMLO dio al ahora director de Pemex, fue cuando lo dejó como responsable del dinero de su familia, pues él era quien pagaba las escuelas de sus hijos y les proporcionaba recursos cuando lo requerían. Por ello, dice, el director de Pemex no era uno más de los muy cercanos a AMLO, era “el tío”.
Se explica que Romero Oropeza no es un subordinado sumiso más de AMLO, como muchos de su gabinete, pues administrativamente es un colaborador en su gobierno, pero en lo personal, muy pocos tienen la confianza y la cercanía que “Jodi”, con quien “construyó lo que hoy tenemos, la división política, ideológica y emocional del país”, concluye.