El llanto de Pancho Villa: así lloró a Francisco I. Madero

Por su papel y personalidad en la Revolución Mexicana, Francisco Villa pasó a la historia como uno de los íconos de dicho periodo en la historia de México. Su figura llegó a ser sinónimo de valentía y rudeza, por lo que pocas imágenes del revolucionario lo han mostrado en una situación emocionalmente vulnerable, como cuando acudió a la tumba de Francisco I. Madero.

En el marco de los 100 años del asesinato del Centauro del Norte en la ciudad de Parral, Chihuahua, el escritor Enrique Ortiz, por medio de su cuenta verificada de Twitter conocida como Tlatoani Cuauhtémoc, compartió un breve fragmento de una grabación en la que se puede observar a Francisco Villa notablemente afectado por el asesinato de Madero durante la Decena Trágica.

La escena, según indicó Ortiz, fue documentada el 8 de diciembre de 1914, es decir meses después de que se ordenara el fusilamiento del expresidente en la prisión de Lecumberri, en la Ciudad de México, y cuando Victoriano Huerta, autor intelectual del magnicidio, ya había renunciado a la Presidencia de la República. En ese sentido, al contar con cierta estabilidad política, el acto pudo corresponder a un homenaje póstumo en honor a Madero.

En el video se observa el arribo de Francisco Villa en compañía de algunos de los hombres que integraron su círculo más cercano en la cúpula del ejército de la División del Norte, así como otros líderes revolucionarios.

Vestido con un abrigo de color negro y su tradicional sombrero salacot, Villa fue recibido por una comitiva y recibió indicaciones para arribar a la tumba del expresidente, que entonces tenía lugar al interior del Panteón Francés de la Piedad en la capital del país.

En otro de los cuadros se puede observar el saludo del Centauro del Norte a otros asistentes para, posteriormente, despojarse su sombrero en señal de respeto. Asimismo, en las escenas siguientes se le puede observar con tristeza en el rostro, emoción que se reafirmó en cada ocasión de volteó a la cámara que documentó los momentos más relevantes de aquel día.

El encuentro también congregó a Rodolfo Fierro, fiel compañero de Villa que llevó consigo un ramo de flores que pudo haber depositado en la tumba de Francisco I. Madero.

De acuerdo con Guadalupe Villa Guerrero, nieta del caudillo revolucionario, doctora en Historia por la Universidad Autónoma de México (UNAM) e investigadora especializada en la Revolución Mexicana, existen pocos datos biográficos correspondientes a la adolescencia y primeros años de juventud de Francisco Villa. No obstante, desde 1910, cuando se unió al ejército de Francisco I. Madero, su historia comenzó a ser reconocida.

El escritor Enrique Ortiz catalogó a Madero como “mentor y amigo” de Villa. Y es que en el tiempo que pudo estar bajo las órdenes del principal detractor de Porfirio Díaz pudo identificarse con la causa revolucionaria y enarbolar sus valores. Incluso, fue uno de los principales personajes que respaldó su gobierno progresista.

En algún momento, ante la sospecha de a una posible rebelión de Francisco Villa, Victoriano Huerta ordenó la aprehensión del general de la División del Norte, así como el juicio donde se determinó su fusilamiento como condena. No fue sino gracias a una decisión de un coronel de Huerta, así como la intervención del propio Francisco I. Madero, que la autoridad revocó la orden y Villa libró la muerte.

La decena trágica fue el parteaguas de la rivalidad entre Villa y Huerta. Con el asesinato de Madero, Villa se alió a las tropas de Venustiano Carranza y se convirtió en un actor fundamental en la Toma de Zacatecas, donde obtuvo la victoria y permitió el paso del Ejército Constitucionalista a la Ciudad de México.