La II Guerra Mundial fue uno de los hechos históricos a nivel mundial más devastadores que se han registrado. Y es que durante este enfrentamiento entre diversos países, se estima que murieron unas 100 millones de personas, entre civiles y militares.
Además, el gasto económico para algunas naciones fue bastante alto. Se estima que el país que más dinero destinó al combate bélico fue Estados Unidos, quien gastó USD 341 mil millones, incluidos USD 50 mil millones asignados a préstamos y arriendos.
México, en este conflicto llevado a cabo entre 1939 y 1945, tuvo participación en él.
Y es que, durante la Segunda Guerra Mundia, Manuel Ávila Camacho, quien gobernaba el país, señaló que “existía el compromiso moral de coadyuvar al triunfo común contra las dictaduras mnazi fascistas”. Según se lee en la página oficial del Gobierno de México, “el envío de tropas al teatro del Pacífico ratificó la posición del país, para tomar la resolución que exigía el honor de la patria, defendiendo así los valores supremos de libertad y respeto entre las naciones”.
Se explica que el personal fue seleccionado de entre pilotos y mecánicos de la Fuerza Aérea; del Estado Mayor, del cuerpo médico y de comunicaciones del Ejército, así como del personal civil habilitado com armeros de materiales de guerra. La Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana, quedó bajo el mando del Coronel Piloto Aviador Antonio Cárdenas Rodríguez y el Escuadrón 201 al mando del Capitán 1ero Piloto Aviador Radamés Gaxiola Andrade.
El 16 de julio de 1944, o sea, hace exactamente 79 años, se pasó revista a los cerca de 300 hombres de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana, mejor conocida como Escuadrón 201, en el campo de Balbuena, y unos días después, el 24 de julio del mismo año. El personal se trasladó a Estados Unidos de América, para realizar adiestramiento avanzado con el propósito de crear una fuerza capaz de operar en forma independiente, empleando aviones de caza P-47 en las bases aéreas norteamericanas de Randolph Field y Greenville en Texas y Pocatello, Idaho.
Posteriormente, el 29 de diciembre de 1944, el Senado de la República autorizó al Presidente de México el envío de tropas a ultramar, decidiendo el gobierno del país, que sus fuerzas participaran en la liberación de las Filipinas, debido a los lazos históricos y culturales existentes entre ambas naciones.
El 23 de febrero de 1945, en la base norteamericana de Majors Field, Texas, la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana fue abanderada en ceremonia solemne por el General Francisco L. Urquizo, quien entonces se desempeñaba como Subsecretario de la Defensa Nacional, en representación del presidente de México. El Escuadrón 201 salió de San Francisco, California, a bordo del buque “Fairisle” el martes 27 de marzo de 1945, con destino a Manila, Filipinas.
La unidad desembarcó en Manila, Filipinas el 1ero de mayo de 1945 y quedó establecida en el fuerte Stotsenburg y en Porac, en el área del Campo Clark, realizando el adiestramiento avanzado de combate, en tierra y vuelo. La Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana, quedó integrada al 58 Grupo de Pelea, del Quinto Comando de Pelea, de la Quinta Fuerza Aérea, realizando sus misiones de combate bajo este encuadramiento táctico a partir del 4 de junio de 1945.
Las operaciones del Escuadrón Aéreo 201 se realizaron durante los meses de junio a agosto de 1945. La mayoría de las misiones fueron de apoyo a fuerzas de tierra a bordo de aviones Thunderbolt P-47 y se realizaron misiones de barrido aéreo, de interdicción y de escolta de convoy naval en el área del suroeste del Pacífico. La unidad también voló misiones de traslado de aeronaves en zonas de combate.
El Escuadrón 201 condujo 96 misiones de combate, apoyando a las fuerzas terrestres aliadas. Participaron activamente en los bombardeos de Luzón y Formosa, hoy Taiwán. En total, se volaron 2 mil 842 horas en el Pacífico, de las cuales mil 970 horas fueron en misiones de combate; 591 horas en zona de combate y 281 horas voladas de entrenamiento previo.