A pesar de los constantes llamados a la unidad, será cuestión de tiempo para que las y los aspirantes a contender por la Presidencia de México muestren los dientes y defiendan lo que consideran suyo por mérito: suceder a Andrés Manuel López Obrador al frente del Gobierno Federal.
Sin embargo, para competir en las urnas, las “corcholatas” del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) se enfrentan a un reñido proceso de selección al interior de su partido rumbo a las elecciones de 2024, durante las que se juega la continuidad de la llamada Cuarta Transformación.
Diversas figuras políticas han levantado la mano para participar en la justa, entre ellas el secretario de Gobernación, Adán Augusto López; el coordinador de Morena en el Senado de la República, Ricardo Monreal e incluso el diputado del Partido del Trabajo (PT), Gerardo Fernández Noroña.
No obstante, de entre todos los perfiles destacan dos cercanos a López Obrador, que no han perdido el tiempo en promover su imagen entre la ciudadanía, y labrar su camino con miras a la sucesión presidencial para el periodo 2024 -2030.
Tanto la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, como el todavía titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Marcelo Ebrard Casaubón, han escalado el entre el reconocimiento popular de cara a los próximos comicios, pero ¿por qué tienen mayor ventaja?
Ebrard, sin mañana después de 2024
En un nuevo intento, quizás el último de su carrera política, por competir por la Presidencia de la República, el canciller Marcelo Ebrard adelantó su renuncia a la titularidad de la SRE a partir del próximo lunes 12 de junio, un día después de la sesión del Consejo Nacional de Morena, donde quedarán definidos requisitos para conducir el proceso de sucesión presidencial.
Sin embargo, Ebrard tuvo que poner en pausa sus aspiraciones presidenciales en 2011, cuando respaldó a Andrés Manuel López Obrador para ser el candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) de cara a los comicios de 2012, en los que resultó ganador Enrique Peña Nieto.
“Ya no hay mañana para Marcelo. Para él, no es opción el 2030. En estos seis años ya no tendría para dónde crecer. Ya fue jefe de Gobierno, ya fue secretario, ya no tiene más hacia dónde moverse. Para Marcelo es todo o nada en esta elección”, sostuvo el profesor del Tecnológico de Monterrey, Juan Carlos Montero, citado por Expansión.
En esta ocasión, la estrategia política del exjefe de Gobierno de la Ciudad de México difiere a la del resto de los aspirantes, pues busca posicionarse a través de publicaciones en redes sociales, sobre todo en la plataforma de videos TikTok, y alcanzar al electorado más joven como un “aire fresco” en la política de México.
No apuesta por giras ni por tapiar el país con su nombre. Debido a su labor al frete de la SRE, Ebrard también se ha ganado el favor de mexicanos en el extranjero, especialmente en Estados Unidos (EEUU), donde., como en México, han promovido su candidatura bajo el movimiento “Con Marcelo, sí”.
Sheinbaum, con ambición feminista
Por otro lado se encuentra Claudia Sheinbaum, quien comenzó a construir su candidatura desde que el López Obrador la consideró dentro del grupo de los presidenciables, particularmente por la posibilidad de convertirse en la primera presidenta de México.
Bajo la bandera de la Cuarta Transformación, la exjefa delegacional de Tlalpan ha construido un discurso entorno a la agenda feminista, la defensa de los derechos de la mujer, el desarrollo sustentable y el fortalecimiento de la seguridad, tópicos que ha procurado en su tiempo al frente de la Ciudad de México.
Sin embargo, con la excusa de encabezar conferencias para compartir su experiencia como mandataria, Sheinbaum ha realizado giras a diversas entidades del país, que al mismo tiempo le han servido para ganarse el favor de gobernadores y de la ciudadanía en todos los rincones del territorio azteca.