El estado de Tamaulipas se ha convertido en un campo de guerra. Detonaciones de arma de fuego, casquillos y orificios en las fachadas de las casas o establecimientos se han convertido en el día a día de centenares de habitantes de los múltiples municipios que conforman la entidad derivado de la presencia del crimen organizado, específicamente del Cártel del Golfo.
Aunque tras el apogeo de “Los Zetas” los hermanos Cárdenas Guillen estructuraron un grupo delictivo que controló las rutas del tráfico de drogas, armas y migrantes por el estado, la captura, asesinato y extradición a Estados Unidos de algunos de sus cabecillas provocaron cambios relevantes en la estructura de la organización criminal.
Aunque se ha comprobado que la violencia que actualmente permea en la entidad es resultado de la disputa entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel del Golfo, una investigación realizada por la organización InSight Crime apunta a que la organización criminal se ha dividido en muchas facciones que compiten por el control del territorio de Tamaulipas.
Entre las que han destacado se encuentran Los Ciclones, Los Escorpiones, Los Rojos y Los Metros. Cada uno de los grupos delictivos utilizan su control de la frontera para realizar sus actividades criminales, no obstante, poco queda de la época dorada del Cártel del Golfo que fundó a inicios de los 80′s Juan García Ábrego.
Los Escorpiones y Los Ciclones
La fractura del vínculo entre los hermanos Osiel y Antonio Cárdenas Guillén dio pie a la creación de una de las facciones más relevantes del Cártel del Golfo en la actualidad: Los Escorpiones.
El grupo delictivo fue conformado por expolicías y soldados que tenían como objetivo garantizar la seguridad de su líder Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén -mejor conocido como Tony Tormenta- según da cuenta un informe emitido por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en 2010.
Además de ser un cuerpo de seguridad, el Grupo Escorpión también tenía como objetivo enfrentar a Los Zetas, una organización criminal que Osiel Cárdenas Guillén estructuró al reclutar a antiguos soldados de las Fuerzas Armadas de México, por lo que es considerado como el legado más sanguinario del Cártel del Golfo a México.
Aunque tras el asesinato de Tony Tormenta en noviembre de 2010 se creyó que Los Escorpiones ya habían desaparecido, algunos de los integrantes se replegaron en Tamaulipas y buscaron aliarse con otra facción identificada como Los Ciclones.
De acuerdo con declaraciones que Irving Barrios Mojica, fiscal general de Tamaulipas, realizó para medios de comunicación locales, el Grupo Escorpión y Los Ciclones se asociaron para arrebatarles la ciudad de Reynosa a la facción de Los Metros, lo que ha dejado a su paso intensos enfrentamientos y terror entre las comunidades.
Actualmente y de acuerdo con información de InSight Crime, se cree que José Alberto García Vilano -alias La Kena o Ciclón 19- es quien encabeza tanto a Los Ciclones como la alianza formada con el Grupo Escorpión.
Los Metros y Los Rojos
Las rencillas de los hermanos Cárdenas Guillén provocó que algunos de los integrantes del Cártel del Golfo, inconformes con la cúpula de la organización criminal, se organizaran para crear una nueva facción: Los Metros.
De acuerdo con InSight Crime, después de la extradición de Osiel Cárdenas Guillen a Estados Unidos, el mando de la organización lo asumió Jorge Eduardo Costilla Sánchez -alias El Coss- quien se presume dejó su puesto en la Policía Municipal de Matamoros para unirse al crimen organizado.
Durante algún tiempo y antes del asesinato de Tony Tormenta, El Coss y Antonio Cárdenas Guillén encabezaron las operaciones de su grupo criminal, no obstante, con el hermano de Osiel fuera de la jugada, Jorge Eduardo buscó desplazar a los fieles seguidores de los hermanos, quienes formaron su propia facción identificada como Los Rojos.
InSight Crime detalló que las facciones del Cártel del Golfo y los remanente de Los Zetas comunmente se enfrentan abiertamente en Tamaulipas y la multitud de grupos dificulta determinar las alianzas y rivalidades. Ante el debilitamiento de los actores dominantes de la zona, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha tratado de expandir su poderío al estado.
A lo largo de los años, el Cártel del Golfo y sus facciones han tenido como sus bastiones más importantes las ciudades de Matamoros, Nuevo Laredo y Reynosa, zonas fundamentales para sus operaciones, ya que facilitan el flujo de drogas, armas y migrantes.