Llegaron los ‘Popotacotl’, tacos inspirados en el volcán Popocatépetl

La ciudad de Puebla, reconocida por su rica gastronomía y su ingenio inigualable, sigue demostrando su capacidad para sorprender incluso en los momentos más críticos. La reciente actividad del volcán Popocatépetl ha desencadenado una ola de invenciones culinarias en la región, destacando entre ellas los aclamados ‘Popotacotl’.

Los tacos conocidos como Popocatcotl o “pequeños volcanes” han captado la atención de todos los sentidos. La Taquera Viviana, ubicada en el Centro Histórico de Puebla, en la Calle 8 Oriente 402 C, ha dado rienda suelta a su creatividad. Es fundamental aclarar que estos bloques no contienen “lava” o ceniza del volcán Don Goyo, como algunas personas podrían suponer.

Los ingredientes para esta exquisita creación culinaria son una tortilla de maíz como base, carne a elección, queso encima, salsa jamaicana y un poquito de ceniza comestible hecha de Totomoxtle (hoja que cubre la mazorca tostada). Los paladares de los comensales han sido cautivados por esta inusual combinación de sabores, y la ciudad ahora está llena de grandes esperanzas.

Lo atractivo de este plato es que, por solo 20 pesos, cumple con el adagio de las “tres B”: bueno, bonito y económico. Los Popotacotl se han convertido en una opción asequible para los entusiastas de la cocina poblana que buscan probar algo novedoso e inesperado.

“Llegó el Popotacotl. Volcáncitos (taco en tortilla de maíz con base de carne al gusto, cubierto de queso, bañado en salsa de Jamaica y espolvoreado con cenizas comestibles a base de Hoja de Totomoxtle) ¡Bien y pruébalo! ¡Feliz cumpleaños atrasado don Goyo! ¡Para usted mis respetos!”, es la publicación con la que Taquería Viviana presenta este platillo.

El volcán Popocatépetl se encuentra en el nivel Amarillo Fase 3 del semáforo de alerta establecido por el Centro Nacional para la Prevención de Desastres (Cenapred), que indica una fase preventiva y no de alarma. Según las autoridades locales, no hay riesgo para la población y se pueden realizar actividades turísticas y gastronómicas normales.

Debido a su proximidad a áreas densamente pobladas, Popocatépetl, también conocido como “Popo”, se encuentra entre los volcanes más peligrosos del mundo. El volcán se encuentra en el centro de nuestro país, a menos de 100 kilómetros de la capital, entre los estados de Morelos, Puebla y el Estado de México.

Se cree que 25 millones de personas viven dentro de un radio de 100 km del volcán, lo que es motivo de preocupación si hay una erupción importante.

Las escuelas, los hospitales y los aeropuertos se encuentran cerca, lo que aumenta la necesidad de estar preparado para cualquier situación de emergencia. Por estar a solo 12 km del cráter del volcán, Santiago Xalitzintla es la comunidad más cercana a este.

Además de estar en una ubicación crucial, Popocatépetl es parte del llamado Anillo de Fuego del Pacífico de 40,000 km de largo, una vasta zona sísmica que rodea el Océano Pacífico. Dado que alberga el 75% de los volcanes del planeta y sirve como epicentro de la mayoría de los terremotos, este cinturón es conocido como la región sísmicamente activa de todo el planeta.

Debido a su estructura, que se compone de varias capas que se han formado durante miles de años de actividad eruptiva, Popocatépetl se clasifica como un estratovolcán.

El experto Juan Manuel Espíndola, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) afirmó que estas capas, producto final de las múltiples fases de su dilatada vida volcánica, estaban compuestas por diversos materiales, entre ellos flujos de lava y material piroclástico.

La impresionante altura y tamaño de los estratovolcanes son precisamente el resultado de esta característica. Estos colosos volcánicos se formaron durante su construcción como resultado de numerosas emisiones masivas.

Después del pico Orizaba o Citlaltépetl, el Popocatépetl es el volcán más alto de México, con un cráter de 900 metros de diámetro y una altura de 5,452 metros sobre el nivel del mar.

Esta magnífica formación volcánica, de imponente tamaño, atrae tanto a científicos como a amantes de la naturaleza y representa un aspecto esencial de la geografía mexicana. Su imponente belleza y pasado explosivo dan testimonio del poder y la naturaleza dinámica de los procesos geológicos que moldean nuestro planeta.