Se conoce como porfiriato al periodo de la historia de México donde gobernó el presidente Porfirio Díaz Mori. Su gobierno duró más de 30 años seguidos y abarcó desde finales del siglo XIX hasta principios del XX. Su labor como mandatario es bien conocida por los mexicanos, igual que algunos detalles que competen a su vida personal.
El dictador, nacido un 15 de septiembre de 1830, fue un militar destacado que —pese a no haber nacido en el seno de una familia acaudalada— con el paso de los años se colocó dentro de la élite política y económica de sus tiempos, adquiriendo gustos y costumbres propias de la clase alta, tales como el visitar sus restaurantes predilectos.
No obstante, pese a que en la actualidad no se sabe a ciencia cierta cuál era el lugar favorito para comer del originario de Oaxaca, se tienen registros de sus visitas a algunos de los bares y restaurantes más emblemáticos de la capital mexicana, algunos de ellos aún en pie a más de un siglo.
Bar La Ópera
En el Centro Histórico de la Ciudad de México todavía se encuentra uno de los primeros bares que tuvo lugar en la metrópoli. Se trata del Bar La Ópera, el cual se remonta a 1895, en medio de la dictadura porfirista.
Originalmente se encontraba al lado de donde ahora está la Torre Latinoamericana y era una pastelería para las clases altas de la sociedad mexicana. . No obstante, fue en 1905 que se mudó a su actual ubicación en la calle 5 de mayo. Se dice que se trataba de un lugar exclusivo en donde se hablaba de política, economía y literatura, con una clientela muy selecta. Entre ellos se encontraba Porfirio Díaz.
Años después, en medio de la Revolución —ya con un Díaz exiliado— el caudillo Pancho Villa entró al reciento y en un intento por querer llamar la atención, disparó al techo, dejando un agujero que al día de hoy todavía se encuentra ahí.
Moisés Escudero, quien es el gerente del lugar, contó: “Él entró con su gente (Pancho Villa), quería hablar pero adentro se estaban peleando y soltó el tiro al techo para llamar su atención”.
La especialidad del bar, actualmente, son los caracoles en chipotle, los tragos tradicionales de vodka, tequila y ron y el famoso coctel ópera, mismo que está preparado. El lugar es famoso por su decoración: paredes de madera, elegantes y ornamentados sillones, muebles de alto lujo. Su barra, elaborada con nogal, fue exportada desde la ciudad de Nueva Orleans, y fue un diseño completamente exclusivo.
Sin duda, fueron su elegancia y su exclusividad, las razones por las que fue uno de los sitios preferidos de Porfirio Diaz durante su eterno gobierno en México.
Restaurante Palm Garden
Otro de los lugares que Porfirio Díaz solía visitar era el restaurante Palm Garden, al interior del Hotel Gèneve, el primer hotel lujoso que existió en la Ciudad de México y que actualmente continúa operando en la colonia Juárez.
De acuerdo con el libro Porfirio Díaz y el Porfiriato: Cronología (1830-1915) de Pablo Serrano Álvarez, el Palm Garden era un lugar frecuentemente visitado por el entonces presidente, desde que abrió sus puertas en 1907. Incluso, el historiador afirmó que Díaz Mori se encontraba desayunando en compañía de su familia justo en medio del estallido de la Revolución.
Según Serrano Álvarez, en los antiguos libros de archivos contables del restaurante, hay un pago hecho por Porfirio Díaz fechado a la mañana del 20 de noviembre de 1910 por un monto superior a los 30 pesos (lo que al cambio actual sería una cantidad exorbitante).
Este lugar fue un importante sitio de reunión para la crema y nata de la sociedad mexicana de aquellos tiempos. También fue un punto de encuentro para ciudadanos extranjeros. En el año 1910, tres años después de abrirse al público, Palm Garden presentó algo nunca antes visto en México: la preparación de un sándwich por primera vez en nuestra tierra.
Café La Parroquia
En tanto, otro de los restaurantes que ha sido relacionado con el general Porfirio es el Café La Parroquia, cuya historia se remonta a hace más de 200 años. De acuerdo con la anécdota, a su exilio, Díaz pasó por dicho establecimiento en el Puerto de Veracruz, previo a abordar el buque de vapor que los llevaría a Europa, luego de ser derrocado.
Ahí —quien gobernó el país por más de tres décadas, libró decenas de campañas militares, fue diputado federal y gobernador de Oaxaca, así como una de las principales figuras en la Batalla de Puebla contra los franceses— soltó sus ultimas lágrimas en territorio mexicano, luego de perder el país, y para nunca más volver. Ni en vida, ni muerto.
El Gran Café de la Parroquia se encuentra en el puerto de Veracruz y es, de hecho, un ícono del lugar. Fue fundando en el año 1808 por Martín y Juan Urdapilleta, quien es eran hermanos. El lugar es famosos por su café lechero y su clásico ambiente familiar.
El café se encuentra en el Paseo del Malecón y Valentín Gómez Farías, calles del centro histórico de Veracruz. Su lema es “el café como debe ser”. Es tan famoso que, de hecho, hay un dicho que dice: “Ir a Veracruz y no pasar al Café de la Parroquia es como no haber ido a Veracruz”.