Entre los descendientes de Joaquín El Chapo Guzmán que lideran la facción de “Los Chapitos”, Iván Archivaldo es considerado como el miembro de más alto rango del Cártel de Sinaloa, organización criminal a través de la cual trafica fentanilo y otras sustancias ilícitas -como heroína, cocaína, metanfetamina y marihuana- a Estados Unidos.
No es fortuito que la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) ofrezca una recompensa de hasta USD 10 millones a cambio de información que lleve a su captura, debido a su implicación en el trasiego de drogas, por lo que es uno de los hijos de El Chapo más buscados por la agencia estadounidense, al igual que su hermano Jesús Alfredo.
Nacido el 15 de agosto de 1983, Iván Archivaldo Guzmán Salazar es hijo de Joaquín Guzmán Loera y de María Alejandrina Salazar. Antes de ser apodado como “El Rey del Fentanilo”, trabajó en otras áreas que no tienen que ver con el mundo del narcotráfico. Su vida económica la comenzó a los 17 años, cuando se desempeñó como mensajero en un despacho de abogados.
A partir del 2003, El Chapito -como también es conocido- trabajó en un taller de pintura y hojalatería, hasta que en 2005 fue detenido en Zapopan, Jalisco, luego de un accidente vial que ocurrió tras salir de una fiesta. En aquella ocasión se le realizó un test psicológico para elaborar un perfil y así conocer su personalidad y sus relaciones intrafamiliares.
Perfil de “El Chapito”
Cuando Iván Archivaldo fue detenido en Jalisco -donde vivía- tenía 21 años de edad. En un primer momento fue ingresado al Reclusorio Sur del entonces Distrito Federal, y aunque fue acusado de lavar dinero para el Cártel de Sinaloa, quedó en libertad después de tres años debido a la supuesta falta de pruebas.
Durante el tiempo que estuvo tras las rejas, El Chapito resolvió diversos exámenes psicológicos a los cuales tuvo accceso Sin Embargo. En la prueba de estudio social que se le aplicó en mayo de 2005, Iván comentó que únicamente había terminado la secundaria y que en aquel tiempo se dedicaba a soldar vehículos.
Aunque reconoció que su padre era Joaquín Guzmán Loera, dijo desconocer dónde vivía o a qué se dedicaba; lo único que refirió fue que sólo contaba con estudios de primaria y que no había convivido mucho con él. Para ese año El Chapo ya se había fugado del penal de Puente Grande, Jalisco, y era considerado como una de las cabecillas del Cártel de Sinaloa.
Por ello, el trabajador social indicó que María Alejandrina era la “principal figura de autoridad y proveedora económica” para Iván y sus hermanos César, Gisel y Alfredo, por lo que determinó que las relaciones intrafamilaires eran “favorables”.
En cuanto a los estudios de personalidad, el especialista indicó que el capo de 21 años se mostraba “ansioso, reservado y evasivo”, aunque lo consideró como alguien lúcido que tenía un pensamiento lógico y una “capacidad de juicio crítica”. Asimismo, se mostró como una persona “con baja motivación al logro”.
Sin embargo, su control de impulsos y su tolerancia a la frustración arrojaron niveles medio-bajos, además que se observó que tenía conflictos con la autoridad, mientras que su agresividad la canalizaba hacia la violencia psicológica. “Inmaduro en su desarrollo e inseguro. Denota necesidad de apoyo y afecto”, agregó el psicólogo según el medio referido.
Debido a dichas características, se concluyó que Iván Archivaldo era proclive a ser parte de “grupos para y anti sociales”, por lo que fue considerado como un “riesgo institucional”.
A 18 años de su detención, El Chapito enfrenta diversos cargos en Estados Unidos. En abril de este 2023 un gran jurado federal del Distrito Sur de Nueva York, así como uno del Distrito Norte de Illinois, presentó una serie de acusaciones contra él, entre las cuales destaca conspiración para la importación de fentanilo, posesión de armas y conspiración para el blanqueo de dinero.
Según la DEA, Iván Archivaldo se encarga de comandar a los sicarios armados que perpetran los actos violentos en México, además de coordinaro el tráfico de fentanilo que llega al país vecino.