Cómo fue que Los Chapitos construyeron su imperio a base de fentanilo, según archivos judiciales de EEUU

Entre 2019 y 2021, el fentanilo fue la sustancia responsable de la muerte de 196 ciudadanos estadounidenses al día, según los más recientes reportes del Departamento de Justicia de aquel país. La emergencia que este opioide y su consumo ha detonado obligó al Gobierno de Estados Unidos a investigar el origen del problema y lo encontró en México.

Los trabajos de inteligencia identificaron que los cárteles mexicanos han incrementado su producción de fentanilo y uno de los principales protagonistas ha sido el Cártel de Sinaloa, cuya incursión en este nuevo modelo de negocio se remonta, aproximadamente, a 2014.

Las recientes acusaciones del Departamento de Justicia de EEUU, consultadas por Infobae México, señalaron a la facción de Los Chapitos —célula del Cártel de Sinaloa liderada por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán— como la responsable de haber amasado una fortuna de cientos de millones de dólares a costa de la “destrucción y desesperación provocada por el fentanilo”, teniendo completa noción de su letalidad.

Sin embargo, el poderío del grupo criminal no fue consolidado de la noche a la mañana. El documento de 65 páginas con las acusaciones a integrantes y aliados de Los Chapitos reveló que su entrada en el negocio inició con operaciones “modestas”.

En 2014, Los Chapitos comenzaron a manufacturar fentanilo en un único laboratorio improvisado, el cual armaron en una pequeña casa de Culiacán. En aquel entonces, los precursores (provenientes de China) eran almacenados en bodegas y se transportaban a la austera instalación bajo vigilancia armada. Una vez que terminaba el proceso químico, los miembros del cártel empaquetaban el producto y lo enviaban a Tijuana, para finalmente introducirlo a territorio estadounidense.

Una vez en tierras vecinas, los traficantes aliados de Ovidio Guzmán, alias “El Ratón” (principal responsable de vigilar la distribución de la droga), escondían el producto en casas y centros de almacenamiento para coordinar sus operaciones.

En 2018, por ejemplo, un grupo de traficantes decidió esconder un cargamento en un cuarto de hotel de Los Ángeles. Sin embargo, alguien del personal vio la droga y se vieron obligados a sacar alrededor de 20 kilogramos de fentanilo con gran urgencia. Los enterraron en una de sus casas de seguridad y, gradualmente, lo extrajeron para enviarlo a zonas como Ohio, Michigan y Pennsylvania.

Debido al engrosamiento de sus filas, a la continua adquisición ilegal de armas y a la diversificación en sus labores, las actividades de Los Chapitos crecieron de manera exponencial.

“Ahora emplean químicos con experiencia —conocidos como ‘cocineros’— que son expertos en sintetizar el fentanilo mediante la combinación y manipulación de diferentes precursores químicos”, puede leerse en el archivo oficial.

La gran mayoría de estos laboratorios son instalados en las rancherías que están a nombre de los altos mandos del cártel, así como en pequeñas casas de Culiacán. Además, el grupo criminal también ha optado por operar en sitios más discretos, como laboratorios subterráneos.

“Un laboratorio clandestino del Cártel en Sinaloa estaba situado bajo tierra, con una entrada oculta y un ascensor utilizado para transportar grandes bidones de fentanilo y precursores químicos. El laboratorio contenía estufas industriales, prensas de pastillas y otros materiales utilizados para fabricar grandes cantidades de fentanilo bajo la protección de personal de seguridad del cártel armado con fusiles automáticos”, detalló el Departamento de Justicia.

Los bajos costos que implicaba la producción del fentanilo lo convirtieron en una atractiva opción para Los Chapitos, pues sus ganancias eran exorbitantes. Sin embargo, no era suficiente y encontraron la manera de hacer aún más rentable su letal negocio.

Aunque se desconoce la fecha, los informes de inteligencia identificaron que Ovidio Guzmán estableció una base alterna en la Ciudad de México para vender fentanilo debido a que, con la creciente demanda del opioide, los traficantes de heroína comenzaron a tener dificultades para vender su producto.

Con tal movimiento, “El Ratón” le ofreció a los traficantes capitalinos la oportunidad de adquirir fentanilo para mezclarlo con otras drogas. La combinación, conocida como “corte”, permitía mantener su base de clientes y vendedores de heroína, pero aumentó significativamente el riesgo de sobredosis y muerte.

Sumado a ello, las autoridades también han detectado que el fentanilo puede ser producido a volúmenes colosales en muy poco tiempo. Con la maquinaria utilizada por Los Chapitos, un pequeño laboratorio puede manufacturar alrededor de 100 mil píldoras del narcótico en sólo un par de días.

De esta manera, acorde con los informes de EEUU, fue que Los Chapitos se hicieron con el control casi absoluto del negocio, pues la producción se centralizó en Sinaloa y no sólo habían instalado sus laboratorios, sino que establecieron cuotas y tarifas para cualquier otro grupo que quisiera operar en su territorio.

Para entender por qué el fentanilo ha representado una mina de oro para los hijos del “Chapo” Guzmán, el gobierno estadounidense especificó, brevemente, la magnitud de las ganancias que la estructura criminal es capaz de generar.

El costo promedio de los precursores químicos de fentanilo que el cártel adquiere de China es de alrededor de 14 mil pesos (800 dólares) por kilogramo, según estimaciones del Departamento de Justicia.

Con tales insumos, Ovidio Guzmán y compañía pueden manufacturar un aproximado de 415 mil píldoras de fentanilo, o bien, cuatro kilogramos del opioide en polvo.

En el mercado de EEUU las pastillas se pueden vender desde aproximadamente nueve pesos (50 centavos de dólar) cada una y los distribuidores callejeros suelen ofrecerlas a los consumidores por hasta seis veces su costo.

Con dichas condiciones en el negocio, el Departamento de Justicia sostuvo que Los Chapitos tienen ganancias que van desde las 200 a las 800 veces el costo de adquisición de los precursores químicos. Es decir, de un kilo de insumos pueden generar entre 2,87 y 11,5 millones de pesos. Dada la capacidad de producción de esta droga que ha evidenciado el grupo criminal, el fentanilo se ha convertido en uno de sus negocios más lucrativos.