Quiénes son los infiltrados de la DEA que podrían hundir a ‘Los Chapitos’ en EEUU

Un grupo de individuos logró penetrar el círculo más cercano de Los Chapitos para filtrar información a la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés). Fotografías de narcolaboratorios y grabaciones de reuniones entre capos de alto nivel serían algunas de las evidencias que recabaron, mismas que podrían hundir a los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán en Estados Unidos (EEUU).

Hasta el año 2021, la DEA gozó de estas fuentes de primera mano y gracias a ellas logró presentar varios cargos penales en contra de 28 miembros del Cártel de Sinaloa, quienes son requeridos en varias Cortes Federales de EEUU por los delitos de tráfico de fentanilo, armas y lavado de dinero. Entre ellos se encuentran personas de diferentes nacionalidades, como una empresaria guatemalteca y propietarios chinos de empresas químicas.

“Durante el último año y medio, la DEA se infiltró proactivamente en el Cártel de Sinaloa y la red ‘Chapitos’, con lo cual se obtuvo un acceso sin precedentes a los niveles más altos de la organización”, comentó la directora de la DEA, Anne Milgram, en la segunda semana de abril.

En total fueron tres infiltrados los que conocieron de primera instancia el negocio criminal de los hijos de El Chapo. Su relación con Los Chapitos la mantuvieron desde 2017 y tuvieron a su cargo funciones de seguridad y de logística, hasta que en 2021 se retiraron de la organización criminal, según información dada a conocer por el medio Reforma.

De acuerdo con el periodista Abel Barajas, los infiltrados responden a los nombres de Miguel Alonso Payán, Juan Carlos Arce Cabrera y un sujeto identificado como “NN”. Cada uno de ellos tenía tareas específicas dentro de la facción criminal del Cártel de Sinaloa, sobre las cuales mantuvieron al tanto a la DEA, pues sus conversaciones telefónicas eran monitoreadas en todo momento.

Alonso Payán es originario de Culiacán, Sinaloa, y en un primer momento se desempeñó como integrante del grupo de seguridad de Ovidio Guzmán, alias El Ratón. Según sus informes, el Cártel del Pacífico enviaba cerca de 500 mil pastillas de fentanilo cada mes a Estados Unidos, a través de pequeñas aeronaves.

Gracias a sus filtraciones se tuvo conocimiento de que esta organización contaba con un laboratorio clandestino habilitado para la elaboración de drogas sintéticas, el cual se ubicaba en “Aguapetito”, un poblado de Navolato, Sinaloa. Para evitar que el lugar fuera detectado por las autoridades, la entrada a la “cocina” -que estaba equipada con estufas y prensas- era cubierta con ramas y tierra.

Debido a que en 2019 Payán sufrió una lesión en uno de sus brazos, le encomendaron otra tarea que tenía que ver más con cuestiones logísticas. A este infiltrado le encargaron el transporte de las pastillas de fentanilo que salían de Sinaloa y llegaban a diversas ciudades al norte de México, como Tijuana y Mexicali en Baja California, así como San Luis Río Colorado, en Sonora.

Durante los cuatro años que Payán trabajó para Los Chapitos, solo conoció en dos ocasiones a Ovidio Guzmán. La primera fue en 2020 cuando lo visitó en el rancho de La Anona junto a su primo Jimmy Loera, quien se encargaba de vigilar una casa de seguridad ubicada en el fraccionamiento Montebello, en Culiacán, donde se almacenaba droga y armas.

El segundo encuentro ocurrió en la sindicatura de Jesús María, también en Sinaloa, donde años más tarde se reportaría la captura de El Ratón. Luego de haber conocido al hijo de El Chapo, Miguel Alonso decidió retirarse de la organización criminal en 2021, según información retomada de la audiencia de Ovidio que se realizó el 7 de marzo en el penal de Almoloya de Juárez.

Por su parte, Juan Carlos Arce -el segundo informante de la DEA- se desmpeñaba como un distribuidor de drogas. Al igual que Payán, informó a la agencia estadounidense sobre las actividades de Los Chapitos relacionadas al tráfico de fentanilo.

Según reportes de Zeta Tijuana, Arce también conoció a Ovidio Guzmán en uno de sus ranchos ubicados en la localidad de La Anona, en Culiacán, a finales de mayo de 2022. En aquella ocasión el infiltrado recuerda que el lugar estaba resguardado con múltiples docenas de sicarios armados con rifles y lanzagranadas. La reunión tenía que ver con la compra de fentanilo y Cabrera logró sacar fotografías que le entregó a la DEA.

En tanto, “NN” -cuya verdadera identidad se desconoce- se desempeñó como administrador de las bodegas de droga que el Cártel de Sinaloa tenía en California, Estados Unidos. Se presume que la DEA lo colocó como un elemento externo, con la tarea de adentrarse en las redes de dicho grupo delictivo.

En su testimonio presentado el pasado 27 de enero en la Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York, “NN” aseguró haber enviado cerca de USD 24 millones a Los Chapitos, como parte de las ganancias que obtuvieron por la distribución de drogas en Ohio, Michigan, Minenesota, Nueva York y Massachusetts.

Respecto a esta filtración de la DEA en el Cártel de Sinaloa, el presidente Andrés Manuel López Obrador lo calificó como una “intromisión abusiva y prepotente”, por lo que aseguró es inaceptable. “¿Cómo van a estar espiando?”, cuestionó el mandatario federal en su conferencia matutina de este lunes.

En ese sentido, el tabasqueño señaló que no puede haber agentes extranjeros en territorio mexicano. “Podemos compartir información, pero son solo los elementos del Ejército mexicano, de la Marina y de la Guardia Naciona los que pueden intervenir”, aseveró