Conforme pasa el tiempo se han ido develando presuntos actos de censura que habría ocurrido durante los años en el que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernó el país, pues el supuesto control que tenía el tricolor sobre el Estado mexicano era tan fuerte que el arte se vio afectado y algunas piezas no pudieron ser conocidas por la ciudadanía.
Sin embargo, aunque muchos creían que este tipo de actitudes provenían de los altos mandos, desde el Presidente de la República hasta los funcionarios, en realidad también existieron casos donde las primeras damas tomaron decisiones “controversiales” sobre aspectos morales de la época.
Como se sabe, en el sexenio de Manuel Ávila Camacho —de 1940 a 1946— se colocó la estatua de Diana Cazadora sobre la avenida Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México; sin embargo, esto estuvo a punto de no ocurrir debido a que su esposa, Ana Soledad Orozco García, habría considerado que no era adecuada para ser pública en la avenida más importante de la capital, de acuerdo al texto Tragicomedia Mexicana 1 del escritor José Agustín.
Con base en el relato, la primera dama se habría enterado que el entonces regente de la capital del país, Javier Rojo Gómez, y el entonces presidente encargaron al arquitecto Vicente Mendiola y al escultor Juan Olaguíbel la construcción de un fuente para una de las glorietas de Paseo de la Reforma; no obstante, la comisión del proyecto decidió que se realizara una Diana —la diosa griega romana de la caza—, la diferencia es que en vez de ir detrás de animales, cazaría estrellas en el cielo.
La figura mitológica ha sido representada por años como a Orozco García; sin embargo, habría sido dicho aspecto el que habría escandalizado a la primera dama, pues consideraba que “era impúdica” y solicitó que se le colocara un taparrabos con el fin de que no se viera completamente desnuda.
“La señora mandó pedir fotos de la obra, se horrorizó ante la suculenta desnudez de la diosa y ordenó que se pusiera un taparrabo”
Ante la petición de la también militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el escultor Olaguíbel presuntamente habría hecho caso omiso, aunque al final terminó aceptando la petición y le colocó un intento de ropa interior a la escultura.
No obstante, algunos otros relatos apuntaron a que no fue ella per se la que habría decidido censurar la estatua, sino que la Liga Nacional de la Decencia habría instado al arzobispo Luis María Martínez y Rodríguez y a Soledad Orozco cubrir el cuerpo de la Diana, razón por la que habría actuado para que se cambiara la configuración del cuerpo.
Sin embargo, aunque se “vistió” a la diosa griega, fue en 1967 —durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz— la estatua volvió a su estado original, es decir, apareció desnuda, lo que provocó conmoción en la ciudadanía quien se congregó cuando se reinstaló en la glorieta.
La figura había quedado dañada debido a que se retiró el taparrabos, por lo que el entonces regente del Distrito Federal pidió al escultor para que se hiciera una nueva, por lo que se develó en el año 42 se mudó a la tierra de Olaguíbel en Ixmiquilpan, Hidalgo; mientras que la escultura nueva —en aquellos años— aún se conserva en Paseo de la Reforma.
¿Quién fue Soledad Orozco?
Pese al episodio de censura que habría encabezado durante el sexenio de su marido, la mujer no sólo es recordada por aquello, sino porque fue una de las primeras mujeres en el país que se postuló como candidata a un puesto de elección popular y militó formalmente en un partido político, lo que se logró después de reformas a las leyes en materia electoral.
La exprimera dama provenía de una opulenta familia de Arandas, Jalisco, por lo que habría estudiado en los mejores colegios de la entidad; sin embargo, se casó a los 21 años con Manuel Ávila Camacho, quien años más tarde se convertiría en el Presidente de la República, aunque no tuvieron hijos, una situación extraña en las parejas de la época.
Esa no sería la única decisión controversial que encabezaría Orozco García, también lo fue cunado se unió al Consejo Nacional del Sufragio Femenino, por lo que es considerada como una de las impulsoras del voto femenino en el país, el cual se consolidó en 1938.
Fue este mismo consejo el que la postuló como candidata a diputada federal por el municipio de León, Guanajuato; no obstante, el entonces Partido Nacional Revolucionario (PNR) terminó postulando a otros candidatos en la entidad, lo cual sólo provocó que ella siguiera con su campaña hasta que se llevaron a cabo los comicios, los cuales perdió.