México del ayer: a qué jugaban los niños en los años 40

Cuando no había internet ni videojuegos, las calles estaban repletas de menores que se divertían jugando coleadas o cebollitas

Juegos infantiles en México (Mediateca INAH)

En la actualidad, las niñas y niños en entornos urbanos pasan la mayor parte de su tiempo libre y de recreación con aparatos electrónicos conectados a internet, mientras que el restante lo suelen usar para jugar con artefactos producidos industrialmente, como carritos y figuras de acción.

Los menos de ellos, así como la población infantil de ambientes rurales, pasan más tiempo en los patios y las calles divirtiéndose con juegos colectivos cuya tradición se remonta a décadas de historia, mismos juegos que también disfrutaban los niños de los años 40.

Desde las atrapadas y la rayuela, por las antiguas calles de México se observaba a infantes jugando los tradicionales juegos que aún hoy en día forman parte de la vasta cultura mexicana, tales como las cebollitas, la tamalada y el stop.

La mayor parte de esas prácticas dedicadas a pasar ratos de diversión fueron transmitidas de generación en generación, por primos y hermanos mayores a quienes les tocó aprenderlo de alguien más grande en su momento.

Burro corrido, uno de los juegos infantiles en México (Mediateca INAH)

Burro corrido

Ante la ausencia de pelotas, bicicletas o canicas, los niños recurrían a un juego que podía ponerse en práctica sin ningún elemento extra, pues únicamente se necesita de un gran grupo con quien jugar; y mientras más sean, mejor.

También conocido como Burro 16, se trata de una de las actividades infantiles más conocidas en varias partes del mundo. Para jugarlo, se deben colocar en fila todos los participantes, con el cuerpo inclinado hacia con el frente, todos de lado, con el fin de poder ser saltado.

El último de la fila comenzaba a brincar a uno por uno hasta llegar al otro extremo de la línea; luego, el que seguía de él, hacía lo mismo hasta rebasar la posición del otro y así consecutivamente hasta que el último sea el primero otra vez.

Con el juego se han entonado diversas canciones para acompañar los brincos; en algunas de ellas se establecían reglas y retos para hacer más entretenido el momento.

Cebollitas (fergay.com)

Cebollitas

Es un juego que hoy en día continúa jugándose en escuelas y campamentos, a base de jalones y muchas risas. Consiste en que las y los participantes se coloquen en el piso, uno frente a otro, de tal manera que queden todos abrazados, tanto con el del frente, como con el de atrás. Tal como las capas de una cebolla.

Frente a ellos, dos personas previamente escogidas comenzarán a tirar de las piernas del primero de la fila, con tal de hacerlo separarse del muégano. Por su parte, los que estén sentados en el piso, abrazados, tendrán que resistir los jalones con el fin de que su compañero no sea arrancado de la cebolla.

Así se juega la tamalada (Mediateca INAH)

Tamalada

Se trata de uno de los juegos más “rudos” de esta lista. Se requieren al menos diez personas para ponerlo en práctica, quienes se tiene que dividir en dos grupos: el primero de ellos será “el burro” y el otro tendrá que derribarlo.

Para comenzar el juego, una persona debe de pararse de espaldas a un poste o una pared; frente a él, uno de los jugadores inclinará la espalda y meterá la cabeza entre sus piernas; detrás de éste, un tercero se agachará también y meterá su cabeza entre sus piernas, haciendo una cadena con todos los miembros del equipo.

El otro equipo tendrá la tarea de derribarlos, por lo que tendrán que brincar uno a uno sobre las espaldas del burro, con la intención de hacerlos caer. Por su parte, el equipo que integra al burro deberá moverse de tal manera que busque hacer caer a sus contrincantes. El primer grupo en caer, pierde.

Coleadas, juego de adrenalina (Mediateca INAH)

Coleadas

Todos los jugadores se tomaban de la mano y corrían a toda velocidad formando un zigzag. La persona que al frente de la fila es quien guía al grupo, quienes le siguen el paso con el riesgo de caer al suelo; por ello, se tiene que agarrar muy fuerte unos de otros.