El 18 de mayo de 2018, en una lujosa residencia del fraccionamiento “Natura Bosque Residencial” en Zapopan, Jalisco, fue detenido uno de los capos más pesados del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) después de Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”.
Su nombre es Gerardo Botello Rosales, lo apodan “El Cachas”, y de acuedo con información de la Secretaría de Marina actualmente es el mandamás de la cárcel estatal de Puente Grande.
Desde ahí, el que es considerado como brazo derecho de Juan Carlos Valencia González, alias “3″ o “03″, el hijastro del Mencho, comanda a un ejército de sicarios en los estados de Zacatecas, Guanajuato, Michoacán, Puebla y Nayarit, según reportes de la Sedena consultados por la periodista de investigación Anabel Hernández.
Antes de convertirse en líder regional, “El Cachas” trabajó como guardaespaldas de Rosalinda González Valencia, alias “La Jefa”, la mujer que tuvo tres hijos con “El Mencho” y fue reaprendida en noviembre de 2021 en Zapopan por no acudir a firmar al juzgado.
El día de su detención, “El Cachas” se encontraba con una mujer, quien dijo ser su esposa, tres menores de edad y otra mujer de la tercera edad quién señaló era su suegra. La Fiscalía General de la República (FGR) lo acusó por los delitos contra la salud y posesión de armas, cartuchos y cargadores de uso exclusivo del ejército.
En aquel entonces el entonces secretario de gobernación, Alfonso Navarrete Prida, lo calificó como un sujeto peligroso y probable “responsable de la comisión de diversos homicidios en contra de autoridades policiales e integrantes de grupos delictivos antagónicos”.
Un perfil elaborado en junio de 2022 por la 16 Zona Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) lo tiene catalgado como “Jefe Regional del Grupo Delictivo Jalisco Nueva Generación en Morelia, Michoacán, y en León, Guanajuato”.
Culpable de violación grupal a custodias
Sin embargo, pese a su peligrosidad, en lugar de haber sido ingresado a un penal federal de máxima seguridad, fue recluido en la cárcel estatal de Puente Grande, Jalisco.
Según Anabel Hernández, desde hace años esa prisión es conocida por la corrupción que impera en ella. En 2020, organizaciones civiles dieron a conocer que reclusas de la cárcel estatal femenil de Puente Grande fueron llevadas al penal masculino a una fiesta y fueron prostituidas.
Al año siguiente, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ) emitió una recomendación al gobierno de Jalisco, encabezado por Enrique Alfaro, tras descubrir que en al menos 23 ocasiones las reclusas fueron llevadas por el propio personal de seguridad de Puente Grande.
Y es que de acuerdo con lo descubierto por la CEDHJ, y por la información expuesta por la periodista de investigación, el 10 de febrero pasado reclusos que trabajan de la mano con “El Cachas” desde prisión abusaron sexualmente de cuatro custodias.
“En el lugar en donde ellas están, en las torres de seguridad, un detenido no es tan fácil que llegue al lugar, se tienen que violar muchos filtros de seguridad y solamente el supervisor de servicio o el jefe de vigilancia tiene llaves para entrar a esas torres y los jefes de vigilancia les abrieron las torres a los detenidos. Ahí entraron y violaron a nuestras compañeras”, denunció Juan Manuel Mercado Gómez, representante de la CEDHJ.
“La información que tenemos es que hubo una fiesta con drogas y alcohol y los jefes de seguridad, vendieron a las compañeras con los tipos que están de la delincuencia organizada que están ahí… las violaron, y ahora están amenazadas de muerte ellas y sus familias, si denuncian”, amplió Mercado Gómez.
De acuerdo con autoridades y la propia Anabel Hernández, “El Cachas” fue quien planificó la agresión a las cuatro mujeres.