El secuestro de un niño que impactó cuando Ávila Camacho era presidente

Un tema de seguridad que aquejó a México durante la década de 1940 fue el secuestro infantil y diario desaparecían niños para la trata de personas o por recompensas

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El caso de Fernando Bohigas fue uno de los más mediáticos que fue relacionado con los robachicos y que puso alerta a Miguel Ávila Camacho y a su sucesor, Miguel Alemán Valdés (INAH)
El caso de Fernando Bohigas fue uno de los más mediáticos que fue relacionado con los robachicos y que puso alerta a Miguel Ávila Camacho y a su sucesor, Miguel Alemán Valdés (INAH)

Desde inicios de 1900 México enfrentó fuerte problemas de seguridad en todos los ámbitos, pero hubo uno en específico que preocupó a los padres: los robachicos y la desaparición de menores.

El secuestro infantil comenzó siendo la forma en que se capturaba a niños para venderlos a las haciendas en donde solamente trabajaban menores de edad. Después, cuando el tema ya causaba pánico en las familias de la Ciudad de México -donde se reportaban más desapariciones- comenzó a ser un tema de cobro de recompensas.

El miedo fue una herramienta que los robachicos tomaron a su favor, para pedir cuanto quisieran a cambio de la libertad de los menores; al mismo tiempo, algunos periódicos comenzaron a cubrirlo desde un punto más dramático, con fotonovelas.

Fernando estaba jugando con varios niños en su calle cuando, de un momento a otro, su mamá lo dejó de ver (Foto: captura de pantalla YouTube / Paco Macías)
Fernando estaba jugando con varios niños en su calle cuando, de un momento a otro, su mamá lo dejó de ver (Foto: captura de pantalla YouTube / Paco Macías)

Todo esto sumado llegó a uno de sus puntos más preocupantes durante la presidencia de Miguel Ávila Camacho, cuando no solo se hizo evidente que niños y adolescentes estaban siendo raptados y pedían una recompensa por ellos, sin importar si sus familias contaban con los recursos para pagar por su liberación.

La gota que derramó el vaso fue cuando un niño de dos años y cuatro meses llamado Fernando Bohigas fue robado de su casa, ubicada en la calle Liverpool de la colonia Juárez. Este caso causó revuelo a nivel nacional gracias a la cobertura mediática que tuvo y porque cada momento de angustia de la familia fue retratado en la película ¡Ya tengo a mi hijo!.

Fue el 5 de octubre de 1945 cuando Ana María Lomelí y Fernando Bohigas denunciaron que no encontraban a su hijo, gracias a que eran una familia acaudalada, no escatimar en gastos para que la noticia girara por todo el país. Desde el principio se pensó que era un caso de los robachicos.

En esa época era común que los padres atemorizaran a sus hijos diciendo que se los llevarían en costales, una realidad que sucedía día a día (Foto: captura de pantalla YouTube / Paco Macías)
En esa época era común que los padres atemorizaran a sus hijos diciendo que se los llevarían en costales, una realidad que sucedía día a día (Foto: captura de pantalla YouTube / Paco Macías)

Casi de forma inmediata, la historia de la familia Bohigas Lomelí ya giraba en periódicos y Fernando era buscado por toda la república, no solo por policías, sino por madres y padres de familia que se sintieron cercanos al caso al leer acerca del dolor de la familia.

A unos días de que Fernando causó polémica por no ser encontrado, la noticia ya había llegado a la presidencia y la familia pudo dirigirse directamente al entonces jefe del Ejecutivo, Miguel Ávila Camacho.

Cuando el caso Bohigas llegó Ávila Camacho, se convirtió en una de las principales preocupaciones de presidencia y de todo el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ya que no querían que interfirieran en la campaña de Miguel Alemán Valdés.

(INAH)
(INAH)

Inclusive, se sabe que el presidente notificó al veracruzano que era necesario darle especial atención al rapto de Fernando porque, de encontrar al niño, el nombre de Fernando lo podría llevar a ser el próximo jefe del Ejecutivo; de lo contrario, su nombre se vería manchado desde antes de terminar su campaña.

La comitiva de Miguel Alemán puso manos a la obra y comenzó un plan para seguir de cerca el caso y de forma constante hacía hincapié en su preocupación por los robachicos. Por su parte, Ávila Camacho ordenó que se reforzara la seguridad en las fronteras del país para que los secuestradores no pudieran dejar México con Fernando. Asimismo, puso a Jesús Galindo Vázquez, detective del Servicio Secreto, a cargo de la investigación.

Había fotos del niño Bohigas por todas partes, daban datos de sus rasgos y, principalmente pedían ayuda ofreciendo una recompensa, pero esto funcionó poco. Fue hasta abril de 1946 que una mujer llamó al detective y le dijo haber visto a Fernando.

Esta película permitió que el caso continuara siendo polémico y que se tomara como un ejemplo de la inseguridad de la época (FilmAffinity)
Esta película permitió que el caso continuara siendo polémico y que se tomara como un ejemplo de la inseguridad de la época (FilmAffinity)

Galindo Vázquez se disfrazó de cartero durante unas semanas para observar a la una familia que vivía en la colonia Moctezuma. Poco antes de que partieran a Puebla, el niño reconoció a su padre, quien estaba junto a Galindo, corrió a sus brazos y la mujer con la que estaba fue detenida.

La secuestradora era María Helena Rivera, quien confesó que secuestró al niño porque no podía tener hijos. Pese a que este caso no fue el paradigma de los robachicos, sí se convirtió en una de las medallas de Miguel Ávila Camacho y de Miguel Alemán; inclusive, fue en 1946, durante la presidencia del veracruzano que se estrenó ¡Ya tengo a mi hijo!, película sobre el rapto de Fernando Bohígas, dirigida por Ismael Rodríguez.

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