Durante el año de 1919, el importante científico Hideyo Noguchi arribó a Mérida, Yucatán, para colaborar con las investigaciones entorno a la fiebre amarilla, enfermedad de climas tropicales que ha azotado al mundo en varias ocasiones.
Hideyo Noguchi nació en el año de 1876, en Fukushima, Japón. En 1898 terminó sus estudios y se graduó como médico en la Universidad Imperial de Tokio. Su carrera profesional lo llevó a Estados Unidos en 1900, incorporándose a la Universidad de Pensilvania. Cuatro años después, formó parte del Instituto Rockefeller donde aportó importantes novedades entorno a la infección bacteriana de la sífilis.
Su interés por la fiebre amarilla se originó en su viaje a Ecuador, durante la época de auge de la bacteriología. Sus estudios con la población de Guayaquil lo ayudaron a identificar un organismo que ya había visto antes en una bacteria.
Su postulado fue que la fiebre amarilla tenía origen bacteriano. También, experimentando con roedores fue consciente de que los mosquitos eran los agentes transmisores de la enfermedad, y la teoría de esto comenzó a dejar de ser cuestionada. Con el objetivo de elaborar una vacuna, Hideyo Noguchi elaboró un suero profiláctico y lo probó con soldados ecuatorianos; sin embargo, no tuvo mucho éxito.
Por aquellos entonces, un nuevo brote azotaba Centroamérica y se había rastreando hasta Yucatán, sitio que los investigadores tenían en la mira desde 1913. Esto hizo que el bacteriólogo viajara en 1919 a tierras mexicanas como parte de una estancia organizada por el Instituto Rockefeller, autoridades locales y federales del país.
El primer brote de fiebre amarilla en Yucatán fue en el año de 1648 y luego de 40 años terminó con cerca de la mitad de la población indígena.
El bacteriólogo se instaló en el Hospital General Agustín O’Horán, la única instalación que contaba con el laboratorio que Hideyo Noguchi necesitaba para elaborar sus experimentos.
La visita del doctor generó expectación en habitantes de Yucatán, autoridades políticas y médicas, estudiantes y doctores. Lo recibieron con honores y se organizaron bienvenidas y eventos a la altura de la importancia del médico, como una visita para que conociera las ruinas de Chichén Itzá.
Hideyo Noguchi se armó de un buen grupo de colaboradores yucatecos; sin embargo, su visita fue corta pues, contrario a lo previsto, la epidemia que estaba azotando Yucatán en 1918 fue controlada con rapidez, haciendo que los casos bajaran y la materia prima de investigación del bacteriólogo no fuera la suficiente para tener buenos resultados.
En 1920, el médico japonés recibió el título de Doctor en Medicina y Cirugía Honoris Causa por parte de la Escuela de Medicina de Mérida.
La fiebre amarilla ha golpeado al mundo en diversas ocasiones a través de varios brotes, el último de ellos que preocupó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue la que ocurrió en 2016, en África Occidental, con más de 3000 casos y 345 muertes desde su identificación. Se trató del caso más grave en 45 años.
La fiebre amarilla es una enfermedad vírica común en áreas selváticas de América Latina y África. Es ocasionada por el piquete de un mosquito infectado. Seis días después de la transmisión del virus, el paciente comienza a experimentar síntomas varios como escalofríos, dolor de los músculos, fiebre y temperatura, dolor de cabeza, vómito, nauseas y ausencia de hambre.
De 3 a 4 días después los síntomas desaparecen en el 85% de los pacientes y éstos se deshacen de la enfermedad; no obstante, el porcentaje restante entra en una segunda y peligrosa fase. La mitad de éstos mueren.
La presencia en México del científico japonés, Hideyo Noguchi, sigue siendo recordada por habitantes, profesionales y autoridades de Mérida, Yucatán.