El caso de Tesla y la disputa política en México muestran la inestabilidad para lograr el “nearshoring”

La compañía de Elon Musk, y cualquier otro inversionista importante que busque construir fábricas en México, está a merced de las fuerzas políticas dictadas por el presidente López Obrador, consideran analistas

Guardar
Dentro dle gobierno mexicano existe la disputa para determinar la sede de la próxima Gigafábrica de Tesla. REUTERS/Aly Song/File Photo
Dentro dle gobierno mexicano existe la disputa para determinar la sede de la próxima Gigafábrica de Tesla. REUTERS/Aly Song/File Photo

La búsqueda de Tesla de una sede para construir su primera fábrica en México está revelando los elementos inestables del “nearshoring” en nuestro país, pues los analistas consideran que el mercado estadounidense ve con preocupación el suministro de energía limpia y la interferencia política.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que Nuevo León, a pasos de la frontera con Estados Unidos, e Hidalgo, en el centro del país, son los dos estados que lideran la carrera por la codiciada inversión de Tesla.

Por su parte, el canciller Marcelo Ebrard adelantó este viernes que la compañía del magnate Elon Musk ha elegido a México para aumentar su presencia, pero el anuncio oficial se dará más adelante.

Nuevo León, que según los informes recientes lo sugieren como el destino más probable, cuenta con un acceso rápido a Estados Unidos, una fuerza laboral calificada y una vida cómoda para los ejecutivos.

El presidente López Obrador aseguró que Hidalgo es otra opción para la planta de Tesla.
FOTO: ANDREA MURCIA /CUARTOSCURO.COM
El presidente López Obrador aseguró que Hidalgo es otra opción para la planta de Tesla. FOTO: ANDREA MURCIA /CUARTOSCURO.COM

Por otra parte, Hidalgo, contiguo a la Ciudad de México, está a cientos de kilómetros de la frontera, pero los costos de la tierra y la mano de obra son menores, pues el gobierno estatal ha ofrecido cientos de hectáreas para facilitar la instalación de la planta.

En cualquier caso, Tesla dependerá del gobierno para aprovechar el inestable suministro eléctrico de México y enfrentará dificultades para obtener energía sustancial de fuentes renovables, como lo demandan las normas internacionales.

Eso pone a la compañía con sede en Austin, Texas -y a cualquier otro inversionista importante que busque construir fábricas en México- a merced de las fuerzas políticas dictadas, principalmente, por el presidente López Obrador.

El presidente López Obrador ha dejado claro que la prioridad en el abasto de energía es la Comisión Federal de Electricidad (CFE), a pesar de las críticas de que su generación, principalmente a base de combustibles fósiles, contaminan y desplazan a la empresa privada.

El magnate Elon Musk hablará por teléfono con AMLO para comunicarle su decisión. REUTERS/Adrees Latif/File Photo
El magnate Elon Musk hablará por teléfono con AMLO para comunicarle su decisión. REUTERS/Adrees Latif/File Photo

Estados Unidos y Canadá han entrado formalmente en una disputa comercial sobre la política energética de México.

Muchos analistas también aseguran que el gobierno federal intentó inclinar la balanza en favor de Hidalgo, un estado gobernado por el morenista Julio Menchaca, un aliado de López Obrador, además de estar ubicado cerca deel Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), uno de los proyectos más emblemáticos del mandatario.

“Es muy importante tener en cuenta los factores políticos en este momento y este es un ejemplo perfecto”, sostuvo Claudio Rodríguez, abogado de Holland & Knight especializado en energía. “El tema Nuevo León-Hidalgo es 100% político”, agregó.

No está claro exactamente cómo será la inversión de Tesla en México y qué planea producir la compañía en el país.

“El desarrollo de otras regiones que puedan convertirse en polos los industriales también es algo que puede beneficiar a México en el largo plazo”, sostuvo Alejandra Soto, de la consultora Control Risks. “Pero forzar a alguien (a instalarse en un lugar determinado) no es positivo”.

¿Potencial desperdiciado?

El interés de Musk por invertir miles de millones de dólares en México se produce cuando el país comienza a reclamar el centro de atención como un punto de acceso para el “nearshoring”.

Con sus bajos costos y su ubicación junto al mercado estadounidense, México surgió como una alternativa atractiva que poco a poco está atrayendo a la manufactura en sectores como automóviles, electrónica, textiles y muebles.

El multimillonario sacó su fábrica de California debido a desencuentros con el gobierno estatal. REUTERS/Stephen Lam/File Photo
El multimillonario sacó su fábrica de California debido a desencuentros con el gobierno estatal. REUTERS/Stephen Lam/File Photo

Muchos acuerdos han aterrizado en Monterrey, capital de Nuevo León, incluso proveedores de Tesla: la primera planta fuera de Asia de la empresa electrónica taiwanesa Quanta Computer y una expansión del fabricante italiano de frenos Brembo.

En otro acuerdo reciente, la alemana BMW aseguró que invertirá 866 millones de dólares en el estado de San Luis Potosí para producir baterías y autos eléctricos.

La inversión extranjera directa hacia México aumentó un 12% el año pasado para llegar a los 35 mil 300 millones de dólares, según datos preliminares, otra señal de que el nearshoring está cobrando impulso, dicen analistas.

El cambio también está ocurriendo al otro lado de la frontera. Las importaciones de productos mexicanos desde Estados Unidos aumentaron un 7% en 2021 en comparación con 2019, el ritmo más rápido en una década.

Sin embargo, López Obrador está frenando la capacidad de México para un auge del nearshoring, sobre todo, con sus políticas energéticas, dicen analistas. El Gobierno tiene las llaves del suministro eléctrico de México, con la capacidad de acelerar o retrasar las solicitudes para conectarse a la red.

El mandatario revirtió una reforma de su predecesor que, según él, fue demasiado generosa al abrir el mercado energético al capital privado. Ha suspendido los permisos de generación de energía para el autoabastecimiento, lo que permitía a las empresas organizar sus propios suministros de electricidad, y también obstaculizó los intentos de las empresas privadas de conectar su producción de energía a la red nacional.

“Llama la atención que las decisiones de suministro de energía estén determinadas por criterios políticos cuando debería ser una cuestión de mercado abierto y de disponibilidad para que las industrias elaboren sus planes de negocios con base en lo que mejor les convenga”, opinó Juan Francisco Torres, abogado de Hogan Lovells.

“Imagínate lo que sería si tuvieras una política rentable en materia de inversiones, eficiente en materia de energía, con grandes facilidades”, agregó. “Estaríamos volando a 30,000 pies y teniendo inversiones inacabables, pero eso no está sucediendo”.

Guardar