En la década de los 70s, Lucía Méndez se convirtió en una de las estrellas más importantes de Televisa y de México, siendo invitada a concursos musicales, a protagonizar telenovelas extranjeras o a llevar su voz a diferentes partes del mundo.
Durante esta época, la actriz comenzó a rodearse de rumores acerca de su vida sentimental, pues había gente que daba por hecho que, pese a su talento, si ella se había convertido en una de las histrionisas más solicitadas en la Fábrica de sueños, debía haber alguien detrás de ella que le hiciera esto posible.
El primero en ser señalado fue El Tigre Azcárraga ya que era el dueño y presidente de la televisora de San Ángel y se sabía que acostumbraba a tener consentidas, a quienes les daba algunos beneficios como tener los contratos más costosos, que sus telenovelas estuvieran en los horarios más importantes y que no perdieran su exclusividad en la empresa.
Emilio Azcárraga Milmo nunca dijo por sí mismo que esto fuera verdad, pero después de su muerte, algunas actrices como Verónica Castro destaparon que sí era una de las formas en que él trabajaba.
Lucía, por su parte, por años negó que en algún momento hubiera tenido alguna relación amorosa con su jefe, pero fue en una entrevista reciente que confesó que sí tuvo un fugaz romance con el magnate.
La protagonista de Colorina comentó que fue El Tigre quien dio el primer paso, pues siempre se comportó de forma “coqueta” con ella, aunque respetuoso si es que Méndez marcaba límites.
“Él era coqueto, era una persona muy atractiva”, confesó en entrevista con Adela Micha.
Por su personalidad, la intérprete de Corazón de piedra en algunas ocasiones accedía a que su relación fuera más allá de lo laboral, pero nunca llegaron a formalizar lo que tuvieron.
“De alguna forma no era tan fácil, era el patrón, yo era muy jovencita, me daba miedo, era imponente (...) era un patriarca, era lo máximo en Televisa, qué tipazo”, lo describió Lucía en La Saga.
La actriz aseguró que no existen fotografías de ellos juntos precisamente porque nunca fue algo formal y más bien su relación era ocasional, pero existió atracción entre los dos.
En la misma entrevista aceptó que tuvieron sus “queveres”, pues así como nunca aceptó tener alguna relación con él, tampoco se lo negó.
Méndez también comento que en una época, si es que alguno de sus artistas era exitoso con algunos de sus proyectos dentro de Televisa, él sabía cómo felicitarlos por ello, por eso es que la mayoría de sus trabajadores le fueron leales.
No obstante, cabe recordar que así como le sucedió a otras de las actrices consentidas de El Tigre, Lucía perdió su exclusividad y todos sus beneficios cuando Emilio Azcárraga sintió que no podía mantener a Lucía entre sus favoritas cuando se había ido a trabajar a otra empresa.
En 1992, la protagonista de El extraño retorno de Diana Salazar tuvo una oferta de Telemundo para que interpretara al personaje principal de la telenovela Marielena.
Lucía lo consultó con Azcárraga Milmo, quien le dio permiso porque entre sus planes estaba comprar Telemundo y, por lo tanto, ella seguiría siendo actriz exclusiva de sus empresas.
Sin embargo, las negociaciones no se concretaron y la intérprete de Se acabó no podría volver a trabajar en Televisa porque, de lo contrario, otras de las grandes estrellas de la empresa le pedirían a El Tigre hacer lo mismo que ella: irse por unos meses con otra televisora y regresar.
El magnate entonces tomó la decisión de vetar a Méndez aunque ella le pidió que no lo hiciera ya que era algo injusto. Esto provocó uno de los peores momentos de la vida de la artista, aunque no de su carrera.
Pese a que esto habría sido como un obstáculo para su trayectoria, Lucía decidió impulsarse como cantante y empresaria, por lo que no perdió fama.