El ex gobernador de Puebla, Mario Marín, y el pederasta Jean Succar Kuri, serán enviados a penales federales de máxima seguridad junto con otros 198 internos, como parte de un fuerte dispositivo de autoridades federales.
De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública de Quintana Roo, tanto el ex mandatario como al empresario fueron trasladados del Centro de Readaptación Social (Cereso) de Cancún hacia Chetumal, para luego ser trasladados a diferentes penales federales.
Dicho operativo se realizó la madrugada de este viernes 27 de enero por autoridades de los tres órdenes de gobierno, todo con el objetivo, señaló el titular de la dependencia local Rubén Oyarvide, de despresurizar de la entidad, enviando a 200 internos hacia penales federales.
“Con el objetivo de mantener un estado de gobernabilidad al interior de los centros penitenciarios, se desarrolló la estrategia de despresurizar la carga de los penales en Quintana Roo, trasladando a 197 PPL a diferentes penales federales de acuerdo a su nivel de peligrosidad. En el caso del CERESO ubicado en la ciudad de #Cancún, se efectuaron traslados, de acuerdo a la relevancia política y su poder económico, ya que generaban un riesgo, esto, determinado por el Departamento de Investigaciones del Centro Penitenciario”, informó la Secretaría de Seguridad de Quintana Roo en su cuenta de Facebook.
Ambos personajes y el resto de los reclusos fueron trasladados, en un primer momento, en autobuses al Cereso de Chetumal, todo ello ante un fuerte operativo de la Guardia Nacional y la Policía de Quintana Roo.
Posterior a su primer traslado, los reclusos luego fueron enviados en un avión de la Guardia Nacional a la Ciudad de México, donde fueron enviados a los diferentes penales federales.
En el caso de Mario Marín, quien es señalado de presunta tortura contra la periodista Lydia Cacho, fue enviado al Altiplano ubicado en el municipio de Almoloya de Juárez, en el Estado de México. Mientras que Jean Succar Kuri fue trasladado al Cefereso número 15 en Chiapas.
Mario Marín y el caso Lydia Cacho
En febrero del 2021, la Fiscalía General de México (FGR) detuvo al exgobernador de Puebla, Mario Marín, quien era buscado por el presunto delito de tortura a la periodista Lydia Cacho. El ex mandatario poblano era buscado por acusaciones de haber ordenado la detención ilegal y tortura de la comunicadora en el 2005, luego de que publicara el libro “Los Demonios del Edén”.
El texto denunciaba la existencia de una red de explotación sexual infantil con la que supuestamente estaban vinculados los empresarios Jean Succar Kuri y Kamel Nacif.
El apodo a Mario Marín de “gober precioso” se le atribuye a Kamel Nacif, luego de que en febrero del 2006 se difundió un audio en donde se puede escuchar la conversación que mantenía el empresario Nacif, en donde se revela que ambos se habían puesto de acuerdo para secuestrar a la periodista.
Lydia Cacho ha señalado que policías del estado de Quintana Roo la secuestraron y la trasladaron por carretera durante 20 horas hasta Puebla. En el trayecto, la periodista sufrió todo tipo de agravios que van desde tocamientos, tortura psicológica y amenazas de muerte.
“¡Qué pasó, mi gober precioso!”, se escucha decir a Nacif en el audio y agrega: “Mi héroe, chingao, ¿Cómo estás?”.
“No, tú eres el héroe de esta película, papá”, respondió Marín y dice: ”(...) le acabé de darle un pinch* coscorrón a esta vieja cabr*na (Lydia Cacho). Le dije que aquí en Puebla se respeta la ley y no hay impunidad y quien comete un delito se llama delincuente. Y que no se quiera hacer la víctima y no quiera estar aprovechando para hacerse publicidad. Ya le mandé un mensaje, a ver cómo nos contesta. Pero es que nos ha estado jode y jode, así que se lleve su coscorrón y que aprendan otros cabron*s”.
En tanto, Jean Succar Kuri era un exitoso empresario que se instaló en Cancún en donde construyó gran parte de sus negocios, donde tenía 50 villas y la operadora del Hotel Solymar. En el 2004 fue detenido en Chandler, Arizona, Estados Unidos, por lo que fue extraditado a México en donde fue sentenciado, en un principio, a 13 años. Sin embargo, la condena aumentó a 112 años por las revelaciones del libro.