La justicia de los Estados Unidos está por definir en las próximas semanas, el futuro de Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública (SSP) de México en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, mismo que lo habría designado como responsable de esa dependencia en un acuerdo previo con el Cártel de Sinaloa y los Beltrán Leyva, relata el libro El Licenciado del periodista J. Jesús Lemus.
El texto, publicado en septiembre del 2020 y que está siendo retomado a nivel nacional ante el juicio en contra de García Luna en los Estados Unidos, relata los nexos que el entonces titular de la SSP tenía con los grandes capos del narcotráfico y cómo éstos planearon su designación al frente del máximo organismo de la Seguridad Pública nacional.
El periodista, quien fue encarcelado en 2011 en Puente Grande, Jalisco, tras verse envuelto en una acusación falsa de pertenecer a la “La Familia Michoacana”, señaló en su libro los detalles de cómo Ismael “El Mayo” Zambada y Arturo Beltrán Leyva, alias “El Barbas”, líderes del Cártel de Sinaloa y del Cártel de los Beltrán Leyva, respectivamente, quienes mantenían una alianza criminal en el 2006, planearon en una casa de la colonia Las Quintas, de Culiacán, Sinaloa, la forma en que buscarían colocar a “El Licenciado” -como conocían a Genaro García Luna- dentro de la administración del entonces presidente electo Felipe Calderón.
Los líderes criminales acordaron que el encargado de buscar el acercamiento con el presidente electo era Sergio Enrique Villarreal Barragán, alias “El Grande”, jefe de escoltas de Arturo Beltrán Leyva, quien contó los detalles de lo sucedido a Jesús Lemus cuando coincidieron en Puente Grande.
Un bautizo y Guillermo Anaya Llamas, la conexión con Felipe Calderón
“El Grande” detalló a Lemus que Guillermo Anaya Llamas, ex presidente municipal de Torreón (2002-2004) y luego senador del PAN (2006-2012), era cuñado de su hermano y ambos tenían una buena relación de amistad. El entonces senador panista pertenecía al círculo cercano a Calderón, por lo que el jefe de escoltas de Arturo Beltrán no dudó en ponerse en contacto con él y explicarle la situación.
“Estaban organizando la fiesta de bautizo de su hija, cuyos padrinos serían Felipe Calderón y Margarita Zavala. El evento tendría lugar (...) el 25 de septiembre (...) en la ciudad de Torreón. En esa llamada, Guillermo Anaya invitó al Grande a la recepción que se ofrecería después del acto sacramental. Ahí tendría la posibilidad de hablar con el entonces presidente electo Felipe Calderón y con ello cambiar la historia de la relación del narco con el gobierno federal”, detalla el libro.
Esa reunión sería solo la presentación del sicario y jefe de escoltas con el panista, aunque fue fundamental para que meses después García Luna concretara la reunión entre “El Grande” y Felipe Calderón en la Ciudad de México en el 2006, según dijo Lemus.
La principal estrategia de los capos del narcotráfico para persuadir a la máxima autoridad federal fueron las grandes cantidades de dinero. “El soborno era un camino que ya tenía bien andado el jefe conjunto del Cártel de Sinaloa. Y el antecedente con García Luna ya lo había establecido Jesús Zambada García, alias el Rey, hermano del Mayo, quien por instrucciones de este había contactado al Licenciado para pagar varios millones de dólares a cambio de posibilitar la primera fuga de Joaquín Guzmán Loera”.
“Sin embargo, ahora no se trataba de sobornar a García Luna, sino al propio presidente de la República, para que accediera a las ambiciosas intenciones de La Gerencia (como se conocía a los líderes de ambas organizaciones criminales) de tener un secretario de Seguridad Pública a modo. El Barbas y el Mayo estaban tocando a la puerta de la historia, intentando llegar hasta donde ningún otro narcotraficante en México había podido: corromper el poder presidencial”, describe el prólogo del libro publicado por HarperCollins México.
En la reunión posterior entre el sicario y el presidente electo, que según duró unos 20 minutos de acuerdo a lo contado por Enrique Villarreal al periodistas, se ofrecieron a Felipe Calderón millones de dólares para que aceptara poner a “El Licenciado” en la Secretaría de Seguridad Pública.
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