(Video: Juan Vicente Manrique/Infobae México)
Victoria tiene 17 años, es una de las miles de mujeres y niñas mexicanas víctimas de violencia de género.
Su testimonio es tan sobrecogedor como ilustrativo de un grave problema extendido y normalizado en el país.
De acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en los primero cuatro meses del año se recibieron un promedio de 3.110 llamadas diarias al número de emergencia 911, por agresiones contra mujeres.
Cada hora se levantan 129.5 reportes que denuncian situaciones de acoso, violencia de pareja, casos de violación, incluso de intento de homicidio.
El nombre real de la joven no es Victoria, pero el verdadero es igual de bonito, le va bien con su personalidad. Ella es madre de un niño de casi dos años, dice que después de este tiempo ya no se imagina sin él. De hecho, quiere salir adelante por su "gordito", como le dice cariñosamente a su hijo.
Con sinceridad cuenta que pensó en darlo en adopción, "por la forma en cómo fue (concebido)", pero ahora, después de dos años, le "cuesta mucho estar sin él", dice con la voz entrecortada.
Victoria es menudita, de cara redonda y aniñada, de voz dulce y mirada profunda. Ella no contó con la protección de un hogar, pues dentro de su propia casa, fue víctima de constantes violaciones por parte de su padrastro.
La primera vez que ingresó al refugio, en el que ahora se encuentra, fue a los 15 años y tenía 5 meses de embarazo. Aquella vez vino junto con su mamá y sus dos hermanos. Durante su estancia en la Casa de Emergencia, o refugio, nació su bebé.
Además de abusar de ella, su padrastro golpeaba a su madre y hermanos, ejercía violencia económica y psicológica sobre toda la familia. Una ocasión no pudieron aguantar más, y salieron de su casa en medio de la madrugada sin tener un lugar a donde ir.
La madre de Victoria antes de llegar a la Casa de Emergencia ya había pedido ayuda. Se acercó a un Centro de Prevención y Atención Externa , el más cercano que hay en donde viven, ahí le hablaron de los refugios.
Las mujeres que llegan a estos lugares sufren violencia extrema por parte de sus parejas, tanto, que sus vidas están en peligro. Algunas de ellas ya intentaron asesinarlas. Esa es la razón por la que la ubicación de estos refugios permanece en secreto y es la primera ayuda que las mujeres, víctimas de violencia, reciben en una situación extrema.
Las mujeres que se acercan a un Centro de Prevención y Atención Externa reciben asesorías legales y psicológicas de manera gratuita, también hay talleres en donde se les da a conocer sus derechos y a identificar las múltiples maneras de ejercer violencia. Es donde se puede conocer cuáles son los casos de extrema violencia y se les habla de las Casas de Emergencia o incluso, se les envía directamente debido a la gravedad de su situación.
Cuando una mujer llega a un refugio o Casa de Emergencia, el personal que trabaja ahí le brinda apoyo psicológico, legal y médico. No importa a qué hora del día o la noche lleguen, siempre hay alguien que les abre la puerta y las ayuda.
La estancia en los refugios solo es de meses, pues lo que se pretende es dar herramientas para que puedan iniciar una vida libre y sin violencia. Además de la ayuda con psicólogos, abogados y médicos; también reciben alimentación, ropa, tratamientos clínicos que necesiten ellas o sus hijos, es decir, les ofrecen todo lo que sea necesario para que tengan un poco de paz.
Victoria, sus hermanos y su madre salieron de su casa sin dinero, sin cosas, sin nada, solo con lo que llevaban puesto. Esa fue la primera vez, hace un poco más de dos años. Se fue de ahí junto con su mamá y hermanos luego de unos meses.
Al principio no confiaba. A su corta edad solo conocía el lado oscuro de la gente, no entendía por qué personas que no conocía la querían ayudar. Pensó que era una cuestión de trata de personas. Pronto se dio cuenta que no, que era mucho mejor estar ahí que en su casa.
Esta es la tercera vez que Victoria ingresa a la Casa de Emergencia. La segunda llegó con su hijo en brazos, esta ocasión no pudo sacarlo, "ya no pudo aguantar tantas cosas".
"Mi mamá sigue con eso de que yo le quite su pareja, la verdad ya no aguanto tantas cosas", cuenta con una tristeza profunda en sus ojos.
Luego sonríe al recordar que pronto iniciarán sus clases. Ella quiere ser bióloga o antropóloga, quiere viajar por el mundo conocer bosques, selvas y el Polo Norte. Tiene la seguridad que lo logrará.
"Me encantan las revistas de National Geographic, me encantaría algún día no sé, visitar esos lugares. Me da alegría de que voy a volver a la escuela, mi sueño es estudiar biología o antropología, visitar otros lugares en México y en el extranjero... no sé, irme de viaje a conocerse el bosque, selvas, el Polo Norte", dice Victoria con una ilusión que contagia.
El refugio es un lugar en calma, se escuchan pajaritos, tiene un amplio jardín con árboles y flores, también hay columpios, una resbaladilla y otros juegos infantiles. Al fondo está el edificio de las habitaciones y el área de lavado, cuenta con todas las comodidades de un hogar.
Para las mujeres que llegaron ahí es como un oasis. Las historias que cuentan, sus historias, son realmente crudas, reflejan la incontrolable violencia hacia las mujeres que se vive en México.
El lugar en el que ahora vive Victoria, integra la Red Nacional de Refugios (RNR). Ayer, responsables de estos centros que atienden casos como el de Victoria, de mujeres víctimas de violencia extrema, realizaron una manifestación en Palacio Nacional para pedir que se les entreguen los recursos económicos que la Secretaría de Salud ya les aprobó para seguir con sus operaciones.
La RNR es un organismo civil sin fines de lucro, que se constituyó legalmente en 2004 con la finalidad de agrupar a los refugios que brindan seguridad, protección y atención especializada para mujeres que viven en situación de riesgo por violencia familiar, de género, sexual y trata.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció a principios de este año que no se les otorgarían recursos a organizaciones civiles durante su mandato, ya que dijo: "Se fue creando un gobierno paralelo, alternativo, y las dependencias no se ocupaban. El gobierno llegó a convertirse en una oficina de contratación".
En febrero pasado el gobierno federal suspendió la Convocatoria Pública para la Asignación de Recursos para la Prestación de Servicios de Refugio para Mujeres, Hijas e Hijos que viven Violencia Extrema; sin embargo, luego de las críticas que generó esta decisión se abrió de nuevo.
Finalmente en mayo, el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, organismo que lanza la convocatoria, notificó que al 79% de los refugios de la RNR se le asignarían los recursos.
Wendy Figueroa, directora de la Red Nacional de Refugios, exigió a las autoridades liberar el dinero, que asciende a 346 millones de pesos y está etiquetado en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019 para este programa.
"Hacemos un llamado urgente desde la Red Nacional de Refugios, que representa a más del 60 por ciento de los refugios de la sociedad civil, a que la Secretaría de Hacienda y el Gobierno federal hagan todas las gestiones para que se libere, a la brevedad, el presupuesto que está aprobado y etiquetado".
Indicó que el 70% de un refugio de una ONG, funciona gracias a estos subsidios, por lo que operarlo 6 meses sin presupuesto es insostenible.
Figueroa informó que hasta el momento dos establecimientos de Guanajuato y Puebla ya han tenido que cerrar sus puertas por la falta de recursos económicos, por lo que las mujeres que vivían ahí quedaron sin protección hasta que se encontró la manera de seguir apoyándolas.
Karla Berdichevsky, titular del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva de la Ssa, ordenó a través de un comunicado que sean distribuidos los recursos económicos a los refugios.
Sin embargo, esto no ha ocurrido según las manifestantes.
"Independientemente de que les hayan aprobado el presupuesto y hayan firmado convenios de colaboración, el presupuesto no está liberado. Nos dicen que es por cuestiones de Hacienda. Nos parece gravísimo que procesos burocráticos pongan en riesgo la vida de cientos de mujeres".
Actualmente, en los refugios del País hay más de 25 mil mujeres, niños y niñas violentados recibiendo servicios, sostuvo, y el hecho de que no se tenga presupuesto pone en riesgo que su operación continúe.
Según el Secretariado Ejecutivo, 1. 182 mujeres fueron asesinadas en el país en los primeros cuatro meses de 2019.
“Yo no quiero que desaparezcan ( los refugios), yo quiero que sigan ayudando a mamás, niñas, a cualquiera que necesite ayuda, como yo”, dice con preocupación Victoria.