Científicos detectan microplásticos pulmones de aves: un hallazgo alarmante sobre la contaminación ambiental

El análisis evidencia cómo la contaminación, con más de 11 mil partículas identificadas, afecta diversas especies y plantea desafíos cruciales para el futuro ambiental

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Las aves terrestres están expuestas
Las aves terrestres están expuestas a más plástico que las acuáticas, reveló el análisis (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un estudio reciente ha revelado por primera vez la presencia de microplásticos y nanoplásticos en los pulmones de aves silvestres, lo que subraya la magnitud de la contaminación plástica en el aire y sus posibles riesgos ecológicos.

La investigación, titulada “Evaluación de la contaminación por microplásticos y nanoplásticos en los pulmones de aves: evidencia de riesgos ecológicos y potencial como bioindicadores”, analizó especímenes de 51 especies de aves recolectadas en el aeropuerto internacional Chengdu Tianfu, en China.

Los resultados mostraron que todas las aves estudiadas presentaban partículas plásticas en sus tejidos pulmonares, lo que plantea serias preocupaciones sobre los efectos de estos contaminantes en la salud de los ecosistemas y, potencialmente, en los seres humanos, según informó el medio británico, The Guardian.

De acuerdo con el profesor Yongjie Wu, de la Universidad de Sichuan y líder del estudio, las aves son particularmente vulnerables a los contaminantes transportados por el aire debido a su alta movilidad, diversidad ecológica y sistemas respiratorios únicos.

“Nuestro objetivo era evaluar la contaminación por micro y nanoplásticos en los pulmones de las aves y determinar su potencial como bioindicadores de la contaminación plástica aérea”, explicó Wu al medio.

Un problema en todas las especies estudiadas

Las aves destacan como bioindicadores
Las aves destacan como bioindicadores para medir la contaminación plástica ambiental (Imagen Ilustrativa Infobae)

El análisis de los pulmones de las aves reveló un promedio de 416 partículas de microplásticos por gramo de tejido pulmonar. Según detalló The Guardian, los investigadores identificaron un total de 11 mil 281 partículas plásticas en las 51 especies examinadas. Dos de estas especies fueron el escribano común (Emberiza pusilla) y la garza real (Ardea cinerea).

Las aves terrestres mostraron una mayor carga de microplásticos en comparación con las acuáticas, y las especies de mayor tamaño, así como las carnívoras y omnívoras, presentaron niveles más altos de contaminación.

Esto sugiere que tanto el hábitat como los hábitos alimenticios desempeñan un papel crucial en la exposición a estos contaminantes, especialmente en áreas altamente contaminadas.

El investigador Shane DuBay, de la Universidad de Texas en Arlington y miembro del equipo de estudio, destacó la magnitud del problema: “El resultado que más me sorprendió fue la contaminación generalizada en todas las especies que muestreamos, independientemente del tamaño corporal, las preferencias de hábitat o los hábitos alimenticios”.

Los microplásticos encontrados en los pulmones de las aves incluían fibras, películas y pellets de 32 tipos diferentes de polímeros, entre ellos polietileno, poliuretano, cloruro de polivinilo (PVC) y caucho de butadieno.

Este último, según explicó Wu, es un material ampliamente utilizado en la fabricación de neumáticos. “El desgaste de los neumáticos de aviones y vehículos terrestres, así como de las carreteras cercanas, podría liberar partículas de caucho de butadieno al aire, aunque se necesitan estudios adicionales para rastrear las fuentes con mayor precisión”, añadió.

El tamaño predominante de las partículas oscilaba entre 20 y 50 micrómetros, y los niveles de riesgo ecológico asociados a estos polímeros fueron clasificados como altos (niveles III o IV) en la mayoría de las aves estudiadas. Este hallazgo refuerza la preocupación sobre el impacto de los microplásticos en la biodiversidad y la salud de los ecosistemas.

Un problema global de contaminación aérea

El estudio resalta cuánto afecta
El estudio resalta cuánto afecta la contaminación aérea a biodiversidad y salud humanas (Imagen ilustrativa Infobae)

La contaminación por microplásticos no se limita a los océanos, donde se estima que entre el 5% y el 28% de los plásticos provienen del desgaste de neumáticos. Según consignó The Guardian, estudios previos han detectado partículas plásticas en el aire de regiones remotas, como los Alpes, así como en grandes ciudades como París, Londres y varias urbes de China.

En 2018, la doctora Stephanie Wright, del Imperial College de Londres, instaló un muestreador de aire en un tejado cercano a Somerset House, donde identificó 15 tipos de polímeros petroquímicos en solo cuatro semanas.

Wright, quien no participó en el estudio de las aves, comentó sobre la relevancia de estos hallazgos: “Esta nueva investigación sobre los pulmones de las aves resalta la omnipresencia de la contaminación por microplásticos, que ahora sabemos que contamina la atmósfera y representa un problema tanto para la salud animal como humana”.

Además, subrayó que la persistencia de estos materiales en el medio ambiente es motivo de preocupación, especialmente si se acumulan en los organismos vivos.

El estudio, publicado en el Journal of Hazardous Materials, utilizó técnicas avanzadas como la espectroscopía infrarroja directa por láser (LDIR) y la cromatografía de gases acoplada a espectrometría de masas por pirólisis (Py-GC-MS) para analizar la presencia de micro y nanoplásticos en los pulmones de las aves.

Estas herramientas permitieron detectar partículas de hasta 1 micrómetro de tamaño, proporcionando evidencia directa de la exposición a nanoplásticos en aves silvestres.

Los investigadores concluyeron que las aves pueden desempeñar un papel crucial como bioindicadores de la contaminación plástica aérea, dado que reflejan la infiltración de estos contaminantes en los ecosistemas. Sin embargo, también advirtieron sobre los riesgos potenciales para la salud respiratoria de las aves y su impacto en la biodiversidad.

El trabajo fue financiado por diversas instituciones, incluidas la Fundación Nacional de Ciencias Naturales de China y el Programa de Investigación Científica del Segundo Tíbet, entre otros.

Este esfuerzo conjunto resalta la necesidad de abordar la contaminación plástica como un problema global que afecta no solo a los océanos, sino también al aire que respiramos.