
El pez borrón, conocido científicamente como Psychrolutes marcidus, ha sido coronado como el “pez del año” en Nueva Zelanda, un reconocimiento que resalta tanto su singularidad como los desafíos que enfrenta en su hábitat.
Esta especie, que habita en las profundidades altamente presurizadas de los océanos cercanos a Nueva Zelanda y Australia, obtuvo el primer lugar en una votación organizada por la organización Mountains to Sea Conservation Trust, según informó el medio británico, The Guardian.
Este concurso, inspirado en el popular “ave del año”, busca generar conciencia sobre la biodiversidad marina y los problemas de conservación.
Con mil 286 votos, el pez borrón se llevó la victoria, superando por 300 votos al pez reloj anaranjado (Hoplostethus atlanticus). Este año, la competencia alcanzó un récord de participación, con 5 mil 583 votos emitidos, un aumento significativo frente a los mil 21 de la edición anterior.
Una anatomía única para sobrevivir en las profundidades

El pez borrón es conocido por su apariencia gelatinosa y su expresión “descontenta”, que lo llevó a ser apodado el “animal más feo del mundo” hace más de una década.
Sin embargo, su peculiar aspecto es el resultado de adaptaciones evolutivas que le permiten sobrevivir en las extremas condiciones de presión de su entorno natural.
Según detalló The Guardian, esta especie carece de vejiga natatoria, esqueleto completo, músculos y escamas. En su lugar, su cuerpo está compuesto por un tejido blando con una densidad menor a la del agua, lo que le permite flotar justo por encima del lecho marino.
El portavoz de Mountains to Sea Conservation Trust, Konrad Kurta, explicó que el pez borrón tiene un estilo de vida lento y puede alcanzar una longevidad de hasta 130 años.
“Se queda quieto, esperando que su presa se acerque lo suficiente como para prácticamente caminar hacia su boca”, señaló Kurta. Además, destacó que esta especie es un “padre dedicado”, ya que las hembras pueden depositar hasta 100.000 huevos en un solo nido, los cuales protegen hasta que eclosionan.
De las profundidades al estrellato cultural

La fama del pez borrón se remonta a más de una década, cuando un miembro de la tripulación de un barco de investigación en Nueva Zelanda capturó una fotografía de este animal, que rara vez se ve fuera de su hábitat. Su imagen rápidamente se viralizó, convirtiéndose en un ícono de la cultura de los memes debido a su apariencia inusual.
Sin embargo, fuera de su entorno natural, el pez borrón sufre una transformación drástica. Según explicó Kurta a The Guardian, la presión del agua en las profundidades mantiene su cuerpo en una forma más convencional, aunque bulbosa. Pero al ser extraído a la superficie, la descompresión repentina lo deforma, dándole una apariencia que Kurta describió como “un experimento médico fallido”.
A pesar de su popularidad, poco se sabe sobre el estado de conservación del pez borrón, ya que la investigación sobre esta especie es limitada. Sin embargo, su hábitat y sus poblaciones son considerados vulnerables debido a la pesca de arrastre en aguas profundas.
Según consignó The Guardian, el pez borrón es capturado con relativa frecuencia como captura incidental durante la pesca de especies como el pez reloj anaranjado, una actividad que tiene un impacto significativo en los ecosistemas marinos.
Nueva Zelanda, responsable de aproximadamente el 80 % de la captura mundial de pez reloj anaranjado, ha sido objeto de críticas por parte de grupos ambientalistas que exigen el fin de esta práctica debido a su carácter destructivo y a la fragilidad de las poblaciones de peces de aguas profundas.
El concurso “pez del año”, lanzado en 2020 por Mountains to Sea Conservation Trust, tiene como objetivo aumentar la conciencia pública sobre la diversidad de peces marinos y de agua dulce en Nueva Zelanda.
Este año, además del pez borrón y el pez reloj anaranjado, los contendientes incluyeron especies como la anguila de aleta larga (conocida como tuna en lengua maorí), el caballito de mar pigmeo, el pez de barro críticamente amenazado, tiburones y rayas.
Kurta destacó que Nueva Zelanda alberga una “asombrosa variedad” de peces nativos, de los cuales aproximadamente el 85 % se consideran vulnerables. “El simple hecho de que estas especies existan es a menudo el primer paso para que las personas se interesen en lo que sucede bajo la superficie del agua”, afirmó.
Un triunfo simbólico para la conservación
El reconocimiento del pez borrón como el “pez del año” no sólo celebra su peculiaridad, sino que también pone de relieve los desafíos que enfrentan las especies de aguas profundas y la necesidad de proteger sus hábitats.
Aaron Packard, portavoz de la Environmental Law Initiative, expresó su satisfacción por el resultado de la votación. “Desde una perspectiva ecosistémica, una victoria para el pez borrón es también una victoria para el pez reloj anaranjado”, afirmó.
Este concurso, que combina ciencia, conservación y participación pública, busca inspirar un mayor interés en la biodiversidad marina y fomentar acciones para preservar los ecosistemas acuáticos de Nueva Zelanda, que albergan especies tan fascinantes como vulnerables.
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