Animales exóticos como mascotas: ¿Originalidad o una amenaza para la biodiversidad?

Capturados en sus hábitats y sometidos a condiciones poco favorables para su desarrollo, los animales exóticos enfrentan un panorama sombrío; sin embargo, muchos de sus compradores no lo saben

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Organizaciones internacionales alertan a personas
Organizaciones internacionales alertan a personas sobre los riesgos que implica tener una mascota exótica en casa (Archivo, Facebook/Hessihead Wildlife/ Wikimedia)

Tener animales exóticos como mascotas se ha vuelto una tendencia en auge, impulsada por la curiosidad y fascinación que despiertan especies poco comunes como capibaras, ajolotes, iguanas, guacamayas o pequeños mamíferos como los hurones.

Estas criaturas, a menudo vistas como símbolos de originalidad o extravagancia, han ganado popularidad en los hogares urbanos, donde muchas personas buscan alternativas a las mascotas tradicionales.

Sin embargo, detrás de esta práctica aparentemente inofensiva, se esconden importantes riesgos y desafíos tanto para los animales como para las personas que los adoptan, que pueden ir desde problemas de salud, trasmisión de enfermedades hasta poner en riesgo la conservación de especies.

Una decisión que pone en riesgo a los animales

Muchas personas que adquieren especies
Muchas personas que adquieren especies exóticas no están al tanto de todo lo que tienen que pasar para llegar a sus manos (Red internacional trafico animales SF)

Aunque tener una mascota fuera de lo común puede parecer algo divertido, e incluso algo novedoso para presumir en redes sociales, la posesión de estas especies está profundamente ligada al comercio ilegal de especies, una de las actividades ilícitas más grandes del mundo, según la organización de defensa animal PETA.

Detrás de cada loro, reptil o mamífero adquirido, a menudo hay una cadena de sufrimiento: muchos de estos animales son capturados de su hábitat en países como Australia, Brasil y África, y transportados en condiciones inhumanas.

Por ejemplo, según PETA, algunos loros son inmovilizados con cinta adhesiva en el pico y las patas, y luego escondidos en tubos de plástico dentro de equipajes. Otros huevos de aves y reptiles se ocultan en chalecos especiales para evadir los controles aeroportuarios.

El impacto de este comercio no sólo afecta a los animales, muchos de los cuales no sobreviven al traslado, sino que también promueve la sobreexplotación de especies en peligro. En México, el caso del ajolote ilustra esta problemática.

Citlali Vargas, bióloga dedicada a la conservación de esta especie señala que la popularidad de los ajolotes aumentó tras la aparición del billete de 50 pesos, conocido entre los mexicanos por tener una ilustración de este animal.

“Siempre que alguna especie se vuelve popular todo mundo quiere un ejemplar y muchas veces eso fomenta el tráfico de la especie”, menciona un video que publicó en su perfil de TikTok.

´¿Por qué será que todo mundo quiere tener un ajolote, será porque son muy bonitos? Yo siento que tiene que ver más con que se volvió súper popular el billete de 50. Hace algunos años nadie conocía a los ajolotes pero desde que salió en el billete de cincuenta todo mundo se muere por tener uno”, menciona en sus redes sociales.

Además, el comercio de animales exóticos tiene serias implicaciones ambientales y para la salud humana. Animales abandonados en espacios abiertos pueden convertirse en especies invasoras que alteran ecosistemas locales, mientras que otros transmiten enfermedades zoonóticas graves.

Ejemplos como el brote de viruela del mono en Estados Unidos en 2003, rastreado hasta una rata gambiana, demuestran los riesgos sanitarios. Por estas razones, PETA enfatizan la importancia de evitar la compra de estas especies, apoyar iniciativas que regulen su comercio y educar al público sobre los impactos negativos de esta práctica, tanto para los animales como para el medio ambiente y la salud pública.

¿Capibara como mascota?

Esta especie se convirtió en
Esta especie se convirtió en el animal favortio del 2024 (Andina)

Un caso de 2021 que se hizo muy conocido fue el de Ñato, un capibara que vive en el Bioparque Temaikén, un jardín zoológico en Argentina, quien fue rescatado tras haber sido mantenido como mascota en un hogar, lo que marcó un antes y un después en su vida.

De acuerdo con el zoológico, Ñato fue trasladado al Bioparque Temaikèn, donde un equipo de veterinarios evaluó su estado físico y conductual. Durante esta revisión, se determinó que el carpincho había desarrollado comportamientos y hábitos completamente domésticos, lo que imposibilitaba su rehabilitación para regresar a la vida silvestre.

Esta condición, según detalló la fundación, representa un obstáculo irreversible para su supervivencia en un entorno natural. Ante la imposibilidad el Bioparque Temaikèn tomó la decisión de garantizarle una calidad de vida que se ajuste tanto a sus características particulares como a las necesidades propias de su especie.

Según consignó la fundación, el bioparque trabaja bajo los más altos estándares de bienestar animal, asegurando que Ñato reciba los cuidados necesarios para vivir de manera saludable y digna.

“Al igual que el resto de los animales silvestres, no son mascotas! Deben ser protegidos y permanecer siempre en su hábitat natural, donde podemos disfrutarlos en todo su esplendor”, menciona la publicación del Bioparque.

El zoológico donde Ñato reside actualmente, se ha convertido en un espacio donde se busca garantizar su bienestar y adaptarse a sus necesidades específicas.

Sin embargo, el recinto insiste en que la mejor manera de proteger a los carpinchos y a otras especies silvestres es evitar su captura y domesticación, permitiéndoles vivir en libertad en sus hábitats naturales.

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