Las picaduras de medusa son un problema común para quienes disfrutan de las playas. Si bien no hay información reciente que indique cuántas personas son afectadas al año en México, se sabe que las picaduras de aguamalas son un problema recurrente en las costas del Caribe y el Golfo mexicano, especialmente durante los meses de verano, cuando aumenta la afluencia de turistas y estos animales se encuentran más activos debido al incremento de la temperatura del agua.
Aunque muchas picaduras son leves y causan únicamente molestias temporales, el problema se agrava dependiendo de la medusa de la que se trate. Aunque la gravedad puede variar, cualquier picadura de este tipo genera malestar intenso e inmediato que busca aliviarse lo más pronto posible. En ese sentido, las personas suelen recomendar diversos remedios caseros, siendo la aplicación de orina uno de los más conocidos.
Pero ¿qué tan efectivo es realmente este método? La popularidad de esta práctica ha llevado a muchos a creer que es una solución rápida y eficaz, pero los expertos en toxicología y biomedicina tienen una opinión diferente.
¿La orina es un buen antídoto?
En un episodio reciente del podcast Las Alucines, la creadora de contenido Lupita Villalobos contó que durante un viaje a la playa fue picada en todo el cuerpo por varias aguamalas al nadar en una zona que no avisaba de la presencia de estos animales. Al final de su anécdota, la influencer contó que el capitán del yate en el que iba dijo que debían orinarla para así disminuir el dolor causado por las heridas. Fue a raíz del video que Wendy “la bióloga” compartió en su cuenta de TikTok que esta práctica solo es un mito y en realidad puede ser contraproducente.
El mito de que la orina puede aliviar las picaduras de aguaviva probablemente proviene de la creencia de que la acidez o los compuestos presentes en el líquido tienen propiedades que neutralizan las toxinas. La idea se popularizó a través de la cultura popular, incluyendo programas de televisión y películas, donde se representa la aplicación de orina como una solución inmediata al problema.
Sin embargo, los estudios científicos demuestran que este método no solo es ineficaz, sino que podría empeorar la situación. De acuerdo con investigaciones publicadas en revistas especializadas, la orina, dependiendo de su concentración y composición, podría inducir la liberación de más toxinas desde las células urticantes de la medusa, conocidas como cnidocitos. Esto se debe a que ciertos componentes en la orina pueden activar dichas células en lugar de desactivarlos, intensificando el dolor y la inflamación.
Una investigación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) afirma que “la orina no tiene ningún componente que neutralice efectivamente las toxinas de las medusas” y que su aplicación en realidad podría ser contraproducente.
Los estudios apuntan que el primer paso para tratar una picadura de medusa es enjuagar la zona afectada con agua de mar, no con agua dulce ni con orina; el agua dulce puede alterar la composición de los cnidocitos restantes en la piel, lo que podría provocar la liberación de más veneno. Además, se recomienda retirar los restos de tentáculos utilizando un objeto no puntiagudo, como una tarjeta de crédito, para evitar dañar la piel.
Lo más importante es trasladar a la persona afectada a un médico -que pueda valorar la herida y dar el tratamiento adecuado-, sobre todo si se presenta dificultad para respirar o mareos.
La persistencia de mitos como el de la orina refleja la falta de información disponible para el público en general sobre cómo actuar ante una picadura de medusa. Aunque los remedios caseros pueden parecer soluciones prácticas en momentos de emergencia, confiar en ellos sin respaldo científico puede tener consecuencias negativas.
Cómo prevenir la picadura de una medusa
Si alguien recibe la picadura de una medusa, es fundamental actuar rápidamente para minimizar el dolor y evitar complicaciones. Sin embargo, existen recomendaciones que pueden prevenir la punción al nadar en el mar.
Una de las principales medidas es verificar si existen señales de advertencia en las playas, ya que muchas utilizan una bandera blanca izada con la silueta de una medusa para alertar sobre su presencia en la zona. También es importante usar ropa de protección, como trajes de neopreno o prendas de lycra, que reduce el contacto con aguamalas y otros factores de riesgo dentro del mar. Si no se cuenta con este equipo, se puede sustituir con camisetas de manga larga y pantalones que cubran la mayor parte del cuerpo.
Siempre es preferible nadar en playas con vigilancia, ya que los socorristas no solo están capacitados para actuar en emergencias, sino que también pueden proporcionar información actualizada sobre la presencia de medusas en la zona.
En caso de que se presencie una concentración de aguavivas es indispensable no tocarlas sin importar si está viva o muerta, ya que sus tentáculos pueden seguir siendo urticantes incluso después de su muerte. En el agua, es recomendable moverse de forma lenta y calmada si se detectan medusas cerca, ya que los movimientos bruscos pueden atraerlas y aumentar el riesgo de contacto.
Si se tiene precaución, se puede disfrutar del mar con mayor tranquilidad, minimizando las probabilidades de sufrir una lesión de este tipo.