El jaguar, felino originario de América, ha sido una fuente constante de inspiración y reverencia en la cosmovisión maya durante milenios. Desde los relatos ancestrales hasta las celebraciones modernas, su figura resalta por su conexión con la protección tanto del patrimonio cultural como de la biodiversidad.
Este imponente animal no sólo representa fuerza y poder, sino que también tiene un papel crucial en los mitos y rituales de esta civilización milenaria, siendo un símbolo espiritual y de autoridad dentro de su cosmovisión.
El Día Internacional del Jaguar, que se celebra este 29 de noviembre. es ocasión para profundizar en su influencia en las tradiciones culturales mayas, así como para reconocer su vital rol en los ecosistemas naturales y fomentar su conservación y protección.
El portador de energías sagradas
En la vasta región de Mesoamérica, y especialmente en el área maya, el jaguar ha sido una figura central en la cosmovisión de las culturas prehispánicas, de acuerdo con el artículo El jaguar entre los mayas, entidad oscura y ambivalente de la revista Arqueología mexicana del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
“Dentro de la visión general que los grupos mesoamericanos tienen sobre la bipolaridad del cosmos, le corresponde originalmente, por sus hábitos, el mundo de abajo, el femenino, el reino de la oscuridad y de la noche. Este animal guarda un estrecho vínculo con las deidades asociadas al inframundo y con las diversas puertas de entrada a este sector del universo”, menciona la publicación.
Aunque no se le considera una deidad, es portador de energías sagradas y simboliza el poder que reside en el corazón de la Tierra. Las selvas, pantanos y montañas, lugares considerados sagrados, son el hábitat natural de este animal salvaje.
En la iconografía maya, estas montañas a menudo se representan como la cara del felino, con las fauces abiertas, simbolizando la entrada al inframundo. Esta representación se refleja en el dicho popular “cada cerro tiene su propio tigre”, que persiste en algunas regiones.
El calendario ritual maya, el tzolkín, también refleja la influencia de este felino. Durante los días regidos por este animal, las actividades de la comunidad se detenían debido a la percepción de que sus poderes eran negativos para cualquier acción en los espacios socializados. El día akbal, que significa “noche” y “oscuridad”, y el mes uo, que simboliza el cielo negro, están estrechamente vinculados al este animal.
En el arte maya, esta fiera se asocia con el Sol nocturno. Las representaciones plásticas a menudo muestran al felino con rasgos solares, como orejas o manchas, reflejando su dominio sobre el cielo nocturno. Esta conexión se extiende a los mitos sobre el origen y las características del Sol y la Luna, donde el jaguar juega un papel crucial.
Un símbolo de equilibrio
A pesar de ser uno de los animales más emblemáticos de la región, el jaguar enfrenta múltiples amenazas, como la deforestación, la pérdida y fragmentación de su hábitat, la caza furtiva y los atropellamientos, de acuerdo con Unam Global de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Habitar en 18 países desde México hasta Argentina le otorga al jaguar un papel vital como especie “indicadora” de la salud ambiental. Su presencia garantiza la protección indirecta de numerosas otras especies de flora y fauna, contribuyendo así al bienestar de millones de personas que coexisten en su entorno”, menciona la publicación.
Catalogado como “Casi Amenazado” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), su presencia es vital para el bienestar de los ecosistemas tropicales y la humanidad.
Su capacidad para cazar diversas especies, desde venados hasta pequeños mamíferos como armadillos, es fundamental para evitar la sobrepoblación de estas especies y el desequilibrio ecológico.